Se produjo un destello y una gran explosión. La explosión fue tan inmensa que las túnicas de los examinadores y de Erzebet se agitaron salvajemente tras ella.
¡Kwaaa!
El polvo se levantó como niebla en la arena, oscureciendo la visión hasta el punto de que era imposible ver a simple vista lo que estaba sucediendo.
Algo se movía violentamente en el interior.
Aunque no podían verlo con sus ojos, Gael y los examinadores podían sentirlo.
Una monstruosa masa de maná se agitaba en el interior.
Los examinadores se tensaron y ajustaron sus posturas mientras esperaban.
Dentro del polvo, un destello de luz chispeó, seguido de una ola de luz que se dirigía hacia la tercera fila a una velocidad aterradora.
¡Bum!
Explotó al impactar, levantando una tremenda nube de polvo.
Otra onda irrumpió a través del polvo, golpeando el suelo de la quinta fila en un abrir y cerrar de ojos.
¡Kwaaaa!
La arena se convirtió en un campo de batalla en un instante, con las filas primera a quinta envueltas en polvo.
Aunque su visión estaba oscurecida, Gael y todos los examinadores eran incapaces de apartar la vista de aquel lugar.
Dentro, se oían repetidamente los sonidos de las espadas de madera blandiéndose. Los Plantara, en su máximo nivel de agresividad, estaban decididos a matar a Damian por cualquier medio necesario.
De repente, la luz parpadeó varias veces, y algo salió disparado del polvo hacia los examinadores.
Gael echó mano instintivamente a la espada que llevaba en la cintura.
Aquel objeto redondo cayó al suelo, rebotando varias veces antes de detenerse lentamente frente a los pies de Erzebet.
Era la cabeza cortada de una Plantara, su sección transversal tan lisa como si hubieran cortado un huevo cocido.
Nadie sabía qué fuerza repentina se había desatado.
Pero desde el interior de la arena, estaba claro que Damian era abrumadoramente dominante.
¿No había estado usando toda su fuerza hasta ahora?
Gael exhaló un pequeño suspiro.
"Hmph, una simple decapitación no será suficiente".
Los Plantara no son humanos. No mueren por una simple decapitación.
Por lo tanto, aunque sus cabezas parezcan una debilidad aparente, rebanarlas era completamente inútil.
Apenas terminadas las palabras de Gael, estalló otra explosión, junto a un enorme ruido.
Thud, thud, thud.
Una tras otra, las mitades superiores de Plantara cayeron al suelo, rodando entre la nube de escombros.
Esta vez, los extremos cortados estaban grotescamente retorcidos, como si un dragón hubiera bajado su pata con garras.
"..."
Erzebet rió suavemente.
"Jaja, impresionante espectáculo".
***
Flynn frunció las cejas cuando vio por primera vez el manejo de la espada de Damian.
Desde el primer golpe, era evidente. Damian no usaba su cintura u hombros correctamente, lo que significaba que no había fuerza real detrás del golpe.