Cena Romántica
Es un día atípico de verano cuando afuera llueve a cántaros, no como de costumbre. En Brisbane uno no espera mucho las lluvias. Es un lugar siempre soleado y el buen tiempo es una de las características más atractivas de la ciudad. A alguien como a Bandit Heeler casi se le olvida de que existía la lluvia, a pesar de que parecía ser lo único interesante que ocurría en casa. Cada noche había dormido felizmente junto a su esposa. Cada mañana se despertaba antes para prepararle el desayuno. Cada día planificaban lo que harían juntos. Esta vez había despertado en una cama vacía. Parecía como si todas las crisis que nunca sufrió se juntaron para pasarle factura al mismo tiempo. Por primera vez el jefe de la casa estaba insatisfecho y sus ánimos eran nulos para levantarse.
Bandit miró por la ventana al cielo gris. Podía observar cómo el viento se dispersaba entre las ramas desnudas, haciendo crujir unos pocos folletos que se aferran desesperadamente mientras que otros se perdían en la nada. Es apropiado, piensa, que incluso el cielo esté pintado de apatía, invadido por enormes montículos grises que borran cualquier indicio del brillo rojizo del sol. Constantemente escuchaba el repiqueteo de la lluvia en los cristales de las ventanas. La lluvia era demasiado ruidosa. La habitación estaba demasiado fría y vacía.
Finalmente, el Heeler azul toma la decisión de levantarse y, con un poco de esfuerzo, se pone de pie mientras se estira y al mismo tiempo suspira. Cuando llega a las puertas principales, no puede evitar detenerse, queriendo escuchar el golpeteo de la lluvia contra el techo del pórtico. Él no había escuchado esto desde hace mucho tiempo. Con el terreno vacío, desprovisto de cualquier parloteo o algarabía, es singularmente el único sonido que inunda sus oídos.
Al llegar a la cocina, Bandit preparó su café matutino. Mientras esperaba, sacó su celular y revisó si su esposa le había enviado algún mensaje. Ya habían pasado 3 días de su viaje. Por supuesto que habían hecho video llamadas, pero la comunicación era un poco tediosa debido a las nueve horas de diferencia. Chilli prefería hacerlo durante las mañanas, ya que sería bien entrada la noche donde ella estaba y, por lo general, era cuando ya estaba libre de su trabajo. A Bluey y Bingo no les molestaba levantarse un poco antes con tal de poder hablar con su progenitora. En las pocas llamadas que hicieron, su madre les hizo saber lo bien que se encontraba y que se lo estaba pasando de maravilla, además de mencionar que las extrañaba. Si bien sus hijas se alegraron por ella, Bandit se mostraba algo angustiado, ya que deseaba hablar con su esposa a solas, pero hasta ahora no había tenido suerte. Para más inri, Chilli solía enviarle mensajes cortos en los breves períodos de tiempo libre, el más reciente era el que había recibido hace tan solo media hora: Chilli se disculpaba, asegurando que había tenido un día muy ajetreado y difícil, por lo que decidió irse directamente a la cama, además de pedirle a Bandit que se lo comunicara a las niñas y recordarle que las llevara con Nana, algo que habían planificado juntos. Una y otra vez él miraba aquel mensaje mientras suspiraba.
El repiqueteo de la lluvia golpeando la ventana y el suave retumbar en la distancia continuaron haciendo su ruido. La cafetera había terminado. Bandit se sirvió el café y buscó algo en la alacena con lo que pudiera acompañarlo. De la nada, su teléfono sonó. Él se giró y rápidamente lo tomó, creyendo que se trataba de su esposa, pero, todo lo contrario, era un mensaje perteneciente a uno de sus contactos.
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"Una rosa es una rosa" (Bandit X Wendy) (Bluey AU)
RomanceLa vida de Bandit Heeler era casi perfecta, hasta que una sucesión de eventos hace despertar algo entre el y su vecina Wendy. Esta creciente mutua atracción podría causar estragos en sus vidas.