Mi enfermedad
Cuando Bandit abrió los ojos, la habitación apenas estaba brillantemente iluminada, lo que significaba que pronto tendría que despertar a sus hijas; aunque esta mañana parecía distinta a la habitual. Le dolía todo el cuerpo y se sentía pesado, nada fuera de lo común teniendo en cuenta que anoche estuvo lidiando en hacer que las niñas se durmieran. Accedió a jugar con ellas a un nuevo juego que inventaron con el objetivo de que cedieran ante su orden. Después de eso, las pequeñas tuvieron una video llamada con su madre en la que él no participó. Ella le había pedido por mensaje que le dejara hablar a solas con ellas. Él aceptó con gusto, ya que quería descansar después de tan exhausto juego, aunque esperaba poder platicar con ella luego. Sin embargo, tras la finalización de la video llamada, ella le avisó por mensajes que debía ir al trabajo urgente y que no estaba segura si al día siguiente podría comunicarse con ellos, aunque de todas formas también se lo hizo saber a las niñas y ellas entendieron. Él se alivió por eso y al mismo tiempo se lamentó por la poca comunicación con su esposa. De todas formas, no quiso darle demasiadas vueltas al asunto y se fue a dormir ya teniendo esa extraña sensación en su cuerpo.
El Heeler azul sacó las piernas de la cama y se puso de pie, solo para que un mareo lo inundara. Definitivamente no se sentía de la mejor manera. Estaba cansado y un poco débil. No pensó mucho en eso, solo suponía que se estaba esforzando demasiado. Decidió darse una ducha rápida, creyendo que eso le ayudaría a espabilarse. Caminó hacia el baño. Cada paso es más lento, con su visión duplicada y su cuerpo casi golpeando el suelo. Con mucho esfuerzo, se las arregla para llegar a la bañadera. El chorro de agua caliente envió una ola de desesperación sobre su cuerpo. Se siente aliviado, aunque su extraño dolor corporal no desaparece del todo. Cuando terminó y salió del baño, se preparó para abandonar su habitación. Sin embargo, otro mareo lo golpea. Logra evitar caer al suelo cuando se sostiene del borde de la cama. Se dispuso a sentarse y cabalgar la ola de mareo que lo estaba inundando lentamente. Ahora siente un dolor de cabeza mortal que viene acompañado de terribles escalofríos y dolor de garganta. Intenta alcanzar su teléfono para ver la hora y accidentalmente lo deja caer porque su mano está temblando tanto que no puede mantener las cosas.
—“Bizcochos…", maldice, "¿Qué me pasa?"
Intenta ponerse de pie, pero el temblor que sube por sus piernas dice que no, lo que hace que casi se resbale. Afortunadamente, pudo agarrar bien las sábanas para que lo sostuviera lo suficiente como para no caerse bruscamente. Trató de ignorar esos extraños sentimientos que atribuía a la fatiga o el cansancio. Estaba decidido a ir a la cocina como fuera. Se levantó y caminó a trompicones por el pasillo. Dio varios ruidos sordos que resonaron por toda la casa al punto que despertó a sus hijas. Bluey fue la primera en levantarse para averiguar el origen de esos extraños estruendos, solo para encontrar a su padre apoyado en una de las paredes.
—“¿Papá? ¿Estás bien...?”, sus ojos estaban muy abiertos por la preocupación.
Bandit miró a su hija, sintiendo la preocupación que irradiaba de ella.
—“Sí, Bluey… Estoy bien… Estoy bien", responde somnoliento.
—“¡Papá, estás pálido!", exclama ella.
Bandit se miró a sí mismo.
—“Hmm... No.…”, intentó negar con una voz algo apagada. “Solo estoy algo cansado. Eso es todo".
Con eso, Bandit intentó ponerse de pie y seguir su camino. Sin embargo, su vista se nubló. Otro mareo lo golpeó. Todo se volvió negro.
Bandit gime, despertándose con sábanas suaves y un golpe en su cabeza. "Eh, ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?", pregunta, frotándose los ojos somnolientos.
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"Una rosa es una rosa" (Bandit X Wendy) (Bluey AU)
RomansaLa vida de Bandit Heeler era casi perfecta, hasta que una sucesión de eventos hace despertar algo entre el y su vecina Wendy. Esta creciente mutua atracción podría causar estragos en sus vidas.