Una noche de película
Es bien entrado el mediodía en Gold Coast, QLD. Luego de la tormenta del día anterior, el clima parecía volver a la normalidad. En el pronóstico se informaba que el resto de la semana se esperaba un clima soleado, más no había noticia alguna de lluvia. Esto fue la oportunidad para que Bandit Heeler pudiera llevar a sus hijas con Nana, algo que ya tenían planificado pero que no pudo concretarse debido al mal tiempo. Para él se encontraba en una situación difícil de asimilar: ya de por sí tenía que lidiar con la ausencia temporal de su esposa, ahora debía hacer lo mismo con sus hijas. Ellas eran toda su vida y no le agradaba mucho la idea de dejarlas por unos días al cuidado de alguien, independientemente de que fueran parientes o no. No obstante, era una idea con la que Chilli estaba de acuerdo e incluso apoyaba. Él tenía sus dudas, pero creyó que era lo mejor. El hecho de que las niñas pasaran más tiempo con familiares era algo que podía ayudar a distraerlas y no pensar mucho en el viaje de su progenitora.
Bandit se encontraba parado en el portal de la puerta de Nana, mohíno. Su madre puso los ojos en blanco ante el entusiasmo de sus nietas al ingresar a su hogar. Aunque él le daba una lista de cosas que debía evitar darles y varios números por si ocurría una emergencia, ella le pedía que se tranquilizara, asegurándole que ellas estarían en buenas manos. Él estuvo de acuerdo y le agradeció por su ayuda. Fue así como se despidió de sus hijas, no sin antes decirles que tengan cuidado y que lo pasen bien.
Ya afuera, Bandit suspiró y se preparó mentalmente por unos segundos, comenzando el tedioso proceso de discurrir como pasaría los siguientes días completamente solo. Mientras comenzaba a caminar por una calle cercana al hogar de Nana, su nariz percibió un olor familiar. Sus oídos se movieron cuando escuchó unos pasos a su lado. Se detuvo y se giró, pero no vio a nadie. Creyendo que se trataba de su imaginación, se dispuso a seguir su camino, cuando sorpresivamente alguien lo agarró por detrás. Bandit trataba de zafarse, pero aquel individuo lo apretaba con más fuerza mientras soltaba unas pequeñas risas. El forcejeo duró menos de un minuto, ya que el individuo finalmente dejó libre a Bandit y este cayó al suelo, completamente agitado.
—“No esperabas este recibimiento, ¿Verdad?”, preguntó aquel individuo.
Bandit jadeaba mientras alzaba la mirada y se sorprendió al ver a quien tenía de pie frente a él.
—“¡Rad!”, exclamó.
—“Vamos, levántate", extendió la mano para ayudar a su hermano.
—“Estás aquí…”, dijo mientras se levantaba, llevándose consigo un dolor de espalda. “Sabía que ese aroma a champú de leche de almendras se me hacía familiar”, soltó a modo de chiste mientras su hermano ponía los ojos en blanco.
—“Yo también te he extrañado mucho”, sonrió, en un tono casi zumbón.
—“¿Qué estás haciendo aquí?”
—“Vine para pasar un fin de semana. Quería visitar primero a mamá, pero parece que te me adelantaste”, explicó.
—“Ohh, sí”, se rascó la nuca, “Digamos que tuve que encargarme de unos asuntos”.
—“¿Emergencias de última?”, Rad intentó adivinar.
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"Una rosa es una rosa" (Bandit X Wendy) (Bluey AU)
RomanceLa vida de Bandit Heeler era casi perfecta, hasta que una sucesión de eventos hace despertar algo entre el y su vecina Wendy. Esta creciente mutua atracción podría causar estragos en sus vidas.