Una lección
El sol estaba saliendo, aunque el mismo no era más que una vaga bola blanca detrás de las nubes que se atrevían a oscurecer el cielo de diciembre.
Un ruido sacó a Samantha de su letargo y abrió los ojos lentamente. La luz de su departamento era escasa, de color gris plateado, como si aún no hubiera amanecido, aunque parecía que iba a ser más tarde. Dentro de su habitación estaba oscuro, como si las ventanas fueran cubiertas para evitar los rayos del sol.
Odiaba días como este. Echaba de menos las temperaturas bajas donde podía dormir a gusto con la suave manta que su mejor amiga le había regalado preventivamente para el frente frío. Todo ese tiempo... prácticamente vivía en su apartamento para intentar llenar el vacío que había quedado en ella.Ya llevaba más de una semana así.
Sus ojos, con grandes bolsas debajo de ellos, estaban rojos y secos de todos los días que pasó llorando. Ella permanece recostada en su cama y piensa más de lo que le gustaría. Pasó muchas, muchas noches frente al teléfono. Mantiene durante horas el mismo debate sobre si llamar o no a alguna agencia de viajes y pedir un billete de ida a algún país. Sin embargo, en el fondo sabe que nunca marcará. Eso sería algo que habría hecho hace años. Ahora mismo no espera nada, sino a alguien.
Una parte de ella piensa que si pudiera borrar el recuerdo de ese día podría seguir viviendo tranquilamente. Ese único día en que estuvo verdaderamente viva no compensó el incesante torrente de emociones no deseadas que siguió. Es bastante contradictorio, piensa, que su sentimiento favorito es la ausencia total de sentimiento. Para ella, el entumecimiento es mejor que el sentimiento.La perra mestiza pasó mucho tiempo construyendo cuidadosamente la barricada entre aquel hombre en el que no podía dejar de pensar y sus emociones. Bastó solo un pequeño percance para que todo se derrumbara. Él la culpaba por las estupideces que hizo ese día. Recordarlo le escocía bastante.
"Yo te amo", ella le había confesado ese día.
Ella sabe que él no la ama. Él sólo conoce su vergüenza más profunda. Compartir con alguien no es lo mismo que amar, se recuerda.
¿Por qué simplemente no olvidaba a aquel hombre que no le correspondía? Porque no puede. Sus sentimientos son reales. Amaba todo de él: Sus ojos, sus manos, su manera de reír, la forma en que se expresaba con tanta firmeza y pasión, su grandilocuencia... Todo en él le recuerda lo hermoso que era estar enamorada.
Desde entonces, Samantha ha estado pensando en esos tortuosos pensamientos una y otra vez. Pensar es agotador. El sentimiento es agotador. Llorar es agotador. Ella quiere terminar. Quiere volver a estar adormecida.
Ella decide que puede lograr continuar si se esfuerza mucho en ello. Y así lo hace: Se sienta y hace todo lo posible para bloquear cualquier sentimiento complicado. Lentamente, sus muros comienzan a reconstruirse... Hasta que recuerda que una pequeña a la que apreciaba había presenciado la escena, y todo vuelve a derrumbarse.
Ignorando el canto de los pájaros fuera de la ventana y el zumbido de los autos, Samantha pudo cerrar los ojos nuevamente, hundiéndose de nuevo en la cama.
FLASHBACK
-"Debo decir que estoy impresionado por su currículum, señorita", decía un chow-chow de traje a una simpática hembra sentada frente a él, con las manos sobre su regazo y cierto nerviosismo. "Dos diplomas, prácticas en Inglaterra. Sabe tres idiomas...", fue enumerando, "Bastante extraordinario", reconoció.
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"Una rosa es una rosa" (Bandit X Wendy) (Bluey AU)
RomanceLa vida de Bandit Heeler era casi perfecta, hasta que una sucesión de eventos hace despertar algo entre el y su vecina Wendy. Esta creciente mutua atracción podría causar estragos en sus vidas.