22/ Stiles Stillinski

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Al entrar por las puertas de la escuela, el bullicio llega a mis oídos. Una mueca se instala en mi rostro al percibir tanto ruido. El pitido se hace más molesto cuando suena el timbre.

Mis manos se dirigen hacia mis oídos tratando de apaciguar el dolor que estos están sufriendo.

Me muevo hacia un salón vacío para no llamar la atención, cierro la puerta con una pequeña maldición. El dolor es insoportable.
Me deslizo por la pared hasta el suelo donde tomó varias bocanadas de aire tratando de regular mi respiración.

Mis ojos arden y mis dedos hormiguean, deslizo mi lengua por mis dientes sintiendo el filo en ellos. Maldigo otra vez.

El sonido viaja por todos los pasillos, las voces se van desvaneciendo hasta que lo único que se escucha es mi respiración agitada.

Alzo mis manos y suelto un suspiro al no ver las garras fuera. Cierro mis ojos recargando mi cabeza en la pared y suspiró contando hasta 10.

Me distraigo al oír pasos acercándose al salón, me incorporó alerta sabiendo que todos se encuentran en sus respectivas clases.

La cerradura no se abre ante la fuerza de la persona al otro lado de la puerta.

— Anne…

Ladeó la cabeza aspirando levemente, mis ojos se abren reconociendo el aroma de Derek. Cuero y corteza de árbol.

El rencor se apodera de mi cuerpo y mis manos formaron puños, mis nudillos se vuelven blancos y hago una mueca al oler sangre.

Mi sangre.

— Vete.

Mi pedido fue sencillo y sin lugar a réplica.

Pero lo que aprendí de este hombre en poco tiempo, es que hace todo lo contrario a lo que se le pide.

— Déjame entrar o rompo la puerta.

Me encogí de hombro sabiendo que no podría verme.

— Es la escuela Derek, rompe la escuela tranquilo.

— Annie…

— Solo mis amigos me llaman así.

Me adelanté quitando el cerrojo. Sus ojos verdes me observan tratando de encontrar algo, su mirada se desvía brevemente hacia mis manos, no hace ningún comentario.

— Estas bien.

El hecho de que no lo pregunte hace que me enoje aún más.

— ¿Y qué mierda significa estar bien, eh? Me mordiste, mis amigos me dijeron que no me acercara a ti. Y no lo hice, tú me buscaste y me lastimaste. Estoy tratando de ocultar el echo de que me convertiste. No quiero que ellos me vean así, que él me vea así.

Mi voz sale en un sollozo.

— Lo que te di es…

— No digas un regalo —suplico.

Se queda callado, mis emociones me ganan y mi pecho se aprieta con cada respiración.

— ¿Por qué me hiciste esto a mi?

Mis ojos cargados con todos los acontecimientos ocurridos desde la noche que me persiguió y me mordió. Mi teléfono vibra, pero lo ignoro sabiendo que es stiles, su tono es único para él.

— Ahora no dices nada.

Se queda callado.

— Muérete, Derek.

Siseo con odio, caminando lejos de él.

— Te puedo ayudar.

Me paro en seco y vuelvo a verlo incrédula.

One shot-Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora