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Era una linda tarde, tanto que pareciera que no había muertos caminando a las afueras de aquella cerca que el ballestero había hecho para proteger la cabaña y con la seguridad para alertar si algún caminante se acercaba.

Blas y su madre se encargaban de recolectar las cosechas del pequeño huerto, mientras que el ballestero y Max habían salido de caza.

El mayor de los gemelos era quien había presentado mayor habilidad en aquella actividad, así como parecer ser el más fuerte, aún a su corta edad de trece años.

No es que Blas no fuera fuerte, pero sin embargo todos reconocían la tenacidad que tenía el mayor de los gemelos, incluido el gemelo menor, el cual admiraba mucho a su hermano.

— ¿Querías acompañarlos cierto? — preguntó la mujer mientras se mantenía de pie con la canasta en sus manos.

El menor no respondió y se mantuvo concentrado en su tarea.

— Lamentó que hayas tenido que quedarte por mi culpa.

El ballestero solía pedirle a Blas que se quedara junto a Emily debido a que se encontraba cerca de entrar a su último mes de embarazo y le preocupaba que le ocurriera algo.

— No es eso mamá. — respondió el menor poniéndose de pie regalándole una sonrisa.

— Entonces, ¿qué ocurre cariño? — puso una mano en su mejilla acariciandola un poco.

— Es sólo que me preocupa Max. — confesó mostrando esa emoción en su rostro — Aún sigue desobedecido a papá y es muy imprudente en lo que hace.

— Bueno, en eso tienes razón. — la mujer pasó su mano a su cabello revolviéndolo un poco — Sigue sin acostumbrarse a nosotros, y ni siquiera nos llama mamá y papá.

Mentiría si dijera que no deseaba que lo hiciera.

A Blas no le costó acostumbrarse a ellos y tomarles cariño en tan sólo unos meses, incluso comenzó a considerarlos sus padres llamándolos así sin que se lo pidieran, todo lo contrario a Max, quien solía comportarse rebelde por decirlo de alguna manera, aunque mucho más con el ballestero.

— Hay que regresar adentro, vamos.

La madre del niño comenzó a caminar en dirección a la cabaña con el menor siguiendo sus pasos, hasta que se detuvo de golpe al sentir un dolor en el vientre soltando un quejido por ello.

— Mamá. — soltó el menor con preocupación acercándose a ella para sostenerle del brazo.

— No te preocupes cariño. — puso una mano sobre la suya para poder enderezarse de nuevo — Sólo fue un simple dolor.

— ¿Estás segura? — siguió sonando preocupado.

— Segura cariño. — le dedicó una sonrisa para tranquilarlo — Vamos.

El menor siguió ayudándole hasta adentrarse en la cabaña, para que finalmente su madre pudiera sentarse en el sillón frente a la pequeña chimenea.

— Deberías descansar. — indicó el menor aún mostrando preocupación — Me encargaré de hacer la cena cuando papá y Max regresen.

— ¿Estás seguro de eso? — preguntó su madre soltando una risilla.

— Sabes que tengo mejor sazón que tú. — se burló el gemelo.

BACK TO YOU//The Walking Dead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora