Capítulo ocho.

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Cuando Ray llega a casa, lo hace con una sonrisa. Desde hace tiempo no se sentía tan animado. Akk es una buena compañía y la idea de poder repetirlo le agrada.

Ray casi se arrepiente de no haber accedido cambiarse a Suppalo.

Ignorando el escalofrío que le provoca solo pensar en eso, se detiene frente a la puerta de Ayan. No ha hablado con su hermano desde su pelea y a Ray no le gustan las miradas indiferentes que Ayan le da.

Ray nunca es bueno para disculparse, de hecho, nunca tienen peleas tan fuertes, así que solo fingen que nada paso más tarde sin necesidad de disculparse. No es bueno, porque tal vez Ayan puede seguir enojado por algo a lo que a Ray no le importa.

Acercando la mano a la manija de la puerta, se detiene abruptamente. Ray nunca toca antes de entrar, ¿debería empezar haciendo eso?

Así que Ray toca la puerta.

Ayan no responde, pero Ray sabe que él está en casa.

"Aye, ¿puedes abrirme?"

La puerta se abre y Ayan se apoya sobre ella con la expresión tranquila e indiferente. Qué perra.

"¿Qué necesitas, P'Ray?" pregunta Ayan. "¿Todavía tienes mierda para tirarme?"

Ray hace una mueca de disgusto. Ayan solo lo llama Phi cuando está enojado con él y Ray no necesita ser un genio para saber cuándo Ayan está enojado. Cualquiera se daría cuenta en realidad.

"Lo siento por todo lo que dije", confiesa Ray honestamente y Ayan abre los ojos de asombro. ¿En serio Ayan debe asombrarse tanto? ¿Ray nunca se ha disculpado con él? "No quiero que sigas haciendo esto, es todo..."

Ayan lo examina con la mirada y mira el suelo por unos segundos. Ray cierra los ojos un momento para calmarse y no comenzar otra pelea ante la indiferencia de su hermano.

"Quiero lo mejor para ti y esa escuela no lo es. El tío Di no querría que hagas esto."

Ray no quiere ni desea manipular a Ayan, pero si hacer eso significa que su hermano va a dejar de buscar venganza tontamente, entonces Ray puede convertirse en el villano de la historia.

Ayan abre la puerta y deja un espacio para que Ray entre, cosa que hace. Ray se sienta de forma incómoda en la cama y echa un vistazo rápido alrededor de la habitación. No había nada nuevo ni extraño.

Ayan se sienta a su lado de forma algo brusca y rebota un poco.

"Que a ti no te importe no quiere decir que yo sienta lo mismo." dice Ayan, cruzándose de brazos.

Ray suspira y se acuesta boca arriba en la cama, mirando el techo. Ayan se acuesta a su lado. Si Ray cierra los ojos, puede visualizarlos a ambos tirados en el césped en una noche estrellada en un campamento familiar, dónde el tío Dika les había contado acerca de las constelaciones y las estrellas.

"No quiero pelear contigo, porque sé que tenemos opiniones diferentes y suelo lastimarte la mayoría de veces, pero no a mí intención hacerlo, solo quiero que entiendas." murmura Ray, abatido. Normalmente no es una persona que piense en los sentimientos de los demás, pero Ayan es su hermano pequeño y quiere lo mejor para él, incluso si a Ray le cuesta expresarse o no ser hiriente.

"Dime", insiste Ayan, cruzando los brazos debajo de su cabeza. "No vamos a pelear, te lo prometo. Dime qué piensas, quiero saberlo. El tío Di siempre decía que es mejor decirlo a guardarlo."

"¿Incluso si ser sincero puede lastimarte?"

"Sí, incluso si me lastimas."

Ray fuerza su imaginación a cambiar de lugar. Ahora está sentado con Ayan frente al acantilado dónde su tío se quitó la vida. Hay dos flores blancas frente a ellos y el viento sopla con fuerza.

Rises the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora