Capítulo cuatro.

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Resulta que Ayan no tiene tanta suerte para hablar con Ray. Cena solo esa noche, como casi siempre y le gustaría tener un poco más de compañía por parte de su hermano.

Está enojado con Ray por haber ido a su escuela ese día, pero tal vez Ray tenía alguna razón y Ayan todavía quiere creer eso. Tal vez Ray no se sentía bien y quería despejar un poco su mente. Ayan ya no sabe cómo le va a Ray en Parot. Antes, Ray tampoco tenía muchos amigos, solo algunos chicos con los que se juntaba para salir de vez en cuando y Ayan no es una persona para juzgar, pero no se veían como una buena compañía. No sabe si ellos siguen juntándose con Ray.

Ray ahora está solo en Parot y aunque intento buscar respuestas a por qué Ray no quiso ir a Suppalo, no encontró ninguna. Tal vez su hermano solo quería sacárselo de encima para hacer lo que quiera, sin tener a Ayan controlándolo.

Ray no fue a Suppalo con malas intenciones y nadie además de Akk lo descubrió. Ayan ya tiene suficientes problemas con Akk, ahora debe agregar otro a la lista, pero podrá lidiar con el prefecto.

Acostado en la cama y mirando el techo en completa oscuridad, Ayan piensa en Ray y en el hecho de que ya casi no comprende a su hermano. ¿Por qué Ray decidió quedarse solo en Parot, cuando siempre hacían todo juntos? Tal vez Ray se sintió ofendido de que Ayan haya tomado la decisión de un día para otro, Ray se enteró cuando su madre le pregunto si también iba a cambiarse. Ayan todavía recuerda la expresión perturbada y algo horrorizada en el rostro de Ray antes de decir que no. ¿La idea de cambiarse a Suppalo fue tan mala para Ray o solo estuvo decepcionado de que Ayan haya querido irse por su cuenta? 

A veces, extraña los días dónde su única preocupación era quedarse despierto un poco más para poder terminar de escuchar el cuento del tío Dika. Cuando iban a la playa y hacían castillos de arena todos juntos. Cuando todavía eran una familia unida y feliz, no el desastre roto que son ahora.

Ayan tapa su rostro con la almohada y ahoga un grito.

Akk lo va a regañar muchísimo mañana...

Durante la mañana del día siguiente, Ray no sale de su habitación y la puerta sigue cerrada, pero Ayan se aseguró de que su hermano estuviera bien antes de prepararse para ir a la escuela.

Bostezando, Ayan termina de arreglar su cabello frente al espejo del baño e intenta con todas sus fuerzas no quedarse dormido de pie. Casi falla.

"¡Ray, ya me voy!" grita Ayan desde las escaleras.

Su hermano no responde, por supuesto. Ayan recoge su mochila y sale de su casa.

"Será un día pesado hoy..." suspira Ayan, apoyando la cabeza contra el volante del auto.

No tarda demasiado en llegar a la escuela y el tráfico es bastante agradable esa mañana.

Durante el camino, Ayan intenta encontrar la forma de explicarle a Akk la situación de ayer con Ray, pero no tiene excusas convincentes, ni siquiera él sabe por qué Ray lo hizo y eso de preocuparse por su examen, era mentira. Ayan todavía no comprende por qué Ray es tan vago en la escuela, cuando es muy inteligente, el examen de química de ayer con la nota máxima es un ejemplo perfecto de lo que su hermano es capaz de hacer.

Ayan no sabe por qué busca a Akk, en especial porque sabe que se van a pelear en cuanto lo vea, pero tiene la necesidad de explicarle la situación al prefecto. No quiere que Akk piense que se está burlando de él o algo así. Además, necesitaba saber exactamente qué cosas hizo Ray.

No es tan difícil encontrar al prefecto. Akk estaba junto a la máquina expendedora y Ayan se acerca por detrás.

"¿Me extrañaste mucho?" susurra Ayan contra el oído de Akk que estaba inclinado para agarrar la bebida de la máquina expendedora.

Rises the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora