El destino.

196 31 0
                                    

Bosco Villa de Cortes estaba concentrado leyendo su libro favorito acostado en su cama. Su semblante es relajado, sus ojos se movían de un lado a otro siguiendo la lectura y la portada rosa del libro brillaba con la luz del sol que se colaba por la ventana.

Su hermana golpea la puerta y le permite pasar.

—Hola Gala —Aparta la vista de su libro para darle toda su atención a su hermana.

—Hola Bos —saluda mientras sostiene el sobre en sus manos con nervios. El ambiente se vuelve tenso—. Llegaron los resultados.

A los 18 años, se realizaba la prueba donde se determinaba el subgénero al que pertenecían. Bosco se sienta rápidamente en la orilla de su cama. Había llegado, y temía lo peor.

Su hermana se acerca y le da el sobre, el cual recibe con sus manos temblorosas.

—Solo quiero que sepas que, sin importar el resultado, sigues siendo mi amado hermano y te voy a apoyar siempre —dice ella tratando de mostrarle su apoyo.

Él asiente y abre el sobre. Saca la hoja y comienza a leer rápidamente. En la parte inferior se encontraba el resultado en negrilla.

Es Omega.

—¿Tú? ¿Un alfa? Debes estar bromeando —dice Bosco con molestia en su voz.

—Si, ¿algún problema? —contesta Pedro Pablo con su ceño fruncido.

Bosco y sus hermanos fueron llevados por su padre a la casa de los Roble a almorzar en su restaurante. Pedro Pablo vio a Bosco y sintió un escalofrío extraño recorrer su cuerpo. Bosco vio a Pedro Pablo y notó sus feromonas alfa.

Había pasado un mes de la llegada de sus resultados, los cuales Bosco aún no asimilaba con total aceptación. Siempre creyó que sería alfa, pero el destino le había jugado una mala pasada.

—Muestra tus resultados. No te creo nada.

—No tengo que demostrarte nada. Déjame en paz.

Responde Pepa cansado de la actitud del contrario. Antes de la prueba, habían tenido su primera tutoría de matemáticas con tranquilidad, pero esto cambió su dinámica por completo. No volverían a verse. Dudaba de que su padre admitiera tutorías de matemáticas con un alfa para su hijo omega.

—Pedro Pablo, ¿cuándo irás para las tutorías de matemáticas? Bosco aún las necesita —dice Esteban y come su taco. Bosco ensancha sus ojos al igual que Pepa mirando al adulto.

—Disculpe, Don Esteban. Soy alfa y no me gustaría causar problemas al reunirme con su hijo, que es omega.

—Oh, entiendo. Lo siento, no estaba enterado de que eras alfa. Una pena, Bosco me había dicho que le había ido bien contigo.

Bosco aparta la mirada de Pedro Pablo, tratando de evitarlo a toda costa. Si, era verdad lo que dijo su padre, pero no quería admitirlo. Menos al Pedro Toño, quien resultó ser alfa.

Al terminar el almuerzo, Bosco se dirige al sofá en la que permanece sentado sin hablar con nadie. Pedro Pablo hablaba con su hermano mientras recogían los platos y los llevaban a la cocina, Mireya los lavaba conforme llegaban, Paz hablaba con Esteban entre risas y Nandy charlaba con Gala, doña Lupita, María y el pequeño Eder.

Al recoger todos los platos, Salomón se une a la plática con Gala y compañía, y Pepa, viendo al solitario Bosco en el sofá de su casa, decide acercarse.

—¿Puedo sentarme? —pregunta nervioso. No quería sentarse a su lado sin avisarle y provocar una pelea.

Bosco lo piensa por un momento. No quería estar cerca de él porque esas feromonas que soltaba le hacían sentir raro, sin embargo, quería distraerse —. Adelante —dice mientras mantiene su mirada en su teléfono.

Pepa no tenía un tema de conversación. Después de todo, su relación con Bosco nunca fue la mejor y en las tutorías no fue tan tranquilo, porque Giovanna, quien es omega, se había hecho presente para interrumpir.

—¿Qué hay de tu novia? Ella es omega, y tú también —Bosco desvío su mirada de su teléfono, mirándolo con cara de fastidio—. No tengo ningún prejuicio con una relación omega-omega —aclara rápidamente negando con su cabeza, con el temor de iniciar una pelea—, solo que ella dijo que serías un alfa envidiable y quería estar contigo antes de que te volvieras popular.

Bosco, con solo de recordar eso, se ponía de mal humor. Ella lo había acosado tanto tiempo que, ahora que era omega, sintió un alivio enorme de habérsela quitado de encima, ya que ella no quería una relación con un omega.

—Nunca fue mi novia —quiso aclarar, apagando su celular y mirando los ojos de Pedro Pablo—. Ella quería una relación pero nunca le dije que si. No me gustaba.

Pepa pensó que escucharía algo como "la amo pero no podemos estar juntos", todo dramático pero... nunca fue recíproco.

—Bueno, al menos tienes el camino libre para enamorarte —dice, tratando de ser optimista.

—Como si alguien pudiera enamorarse de un hombre omega. Normalmente, alguien como yo es repudiado —aparta su mirada del contrario y la mantiene en el suelo. Sabía que la vida de un omega sin dinero era desechable y sin importancia. El tuvo algo de suerte.

—No digas eso —Pepa toma la mano de Bosco y la envuelve entre las suyas, interrumpiendo sus pensamientos. La calidez de Pepa era reconfortante, y alza su mirada hacia él—. Eres valioso, Bosco. Algún día llegará la persona que va a quererte con todo su corazón y va a entenderte como nadie.

La sonrisa de Pepa era tan cálida y bonita que Bosco no pudo apartar la mirada de ella.

Gala, quien se encontraba en el comedor, pudo notar con facilidad las feromonas descontroladas de su hermano, con otras feromonas desconocidas. Era una mezcla que indicaba complemento equilibrado entre dos personas. Ella busca a Bosco con la mirada, y lo ve en el sofá al lado de Pedro Pablo, quien tomaba su mano. El último le sonreía y Bosco lo miraba embobado.

Abre su boca sorprendida.

¿Acaso eran destinados?

...

Algo cortito porque estoy corta de imaginación jeje, una disculpa por la desaparecida. Espero ponerme al día con el otro fic pronto. Gracias por leer 💞

One-shots || BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora