Algunas promesas, especialmente aquellas hechas en los momentos más difíciles, pueden ser el puente hacia un nuevo amor.
✨✨✨✨✨✨✨
Penélope, una adolescente de diecisiete años, se encuentra confinada a una silla de ruedas después de un devastador acc...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Penélope parecía distraída, como si estuviera en otro lugar.
—Thomas, ¿hay algo en particular que te gustaría que hiciéramos?
Fruncí el ceño, algo confundido por su pregunta.
—¿A qué te refieres exactamente?
Ella no respondió de inmediato y un leve rubor tiñó sus mejillas; poco después, sentí cómo el calor también ascendía a las mías. Volví a enfocar la vista en la carretera, sujetando el volante con más firmeza.
—No me refería a eso.
—Yo no he dicho nada al respecto.
—Pero lo has pensado.
—Claro que lo he pensado. Es algo natural, ¿no?
—R-Rosa mencionó algo sobre llevar ropa "caliente" esta noche.
Mi rostro se cubrió de un rojo más intenso. ¿Qué estaba pasando? Tras un breve y tenso silencio, decidí aclarar la situación.
—Creo que se refería a llevar ropa más abrigada —tosí mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas —Obviamente te encuentro muy atractiva, pero no espero que avancemos hacia algo más íntimo pronto, al menos hasta que ambos tengamos nuestros sentimientos bien definidos. No soy ingenuo. No espero que tus sentimientos cambien de un día para otro, ni que ocurra algo para lo que ninguno de los dos esté preparado. ¿Estamos en la misma página?
—Queda claro —su tono era difícil de descifrar.
—No lo parece. ¿Te preocupa algo?
¿Y ahora qué bicho la había picado? Había evitado pensar demasiado en todo esto. Era lógico que, dado que usualmente recorríamos un terreno delicado, no hubiera considerado cómo podrían funcionar otras cosas entre nosotros.
—No, solo quería saber qué cosas te gustaría hacer en tu vida, como deportes extremos, escalar montañas... No sé...
Medité un momento antes de responder. Penélope estaba actuando de manera inusual.
—Hay muchas cosas que quisiera hacer —comencé con cautela—, pero en este momento, no imagino ninguna de esas sin ti a mi lado.
—Pero seguramente había cosas que querías hacer antes de que yo llegara, como saltar en paracaídas o algo por el estilo.
—No, Penélope, nunca he querido lanzarme de un avión. Eso es para gente loca y para Tom Cruise.
—¿Y algo más? ¿Algún otro sueño que tuvieras en mente? —insistió.
Tensé la mandíbula, estaba siendo especialmente encantadora esa noche. Agradecí internamente que hubiéramos llegado al lugar que había elegido para celebrar su cumpleaños. Al detener la camioneta, me tomé un momento para estudiar su rostro, intentando descifrar sus pensamientos.
