Capítulo 13: Jura por Sensibilidad...

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Todo aun era borroso para mí, me encontraba en la enfermería de la Escuela de Enlia, por lo que tenía claro que me habían llevado allí de inmediato tras lo ocurrido. Mi cabeza me dolía demasiado por todo lo que había vivido, lo cual era aún complicado de procesar.

Mis ojos se adaptaban a la luz solar, encontrándome con algunas de las enfermeras que preparaban medicinas naturaleza para ver si calmaba el dolor. Cuando se percataron de que mi melodía creaba unas notas más distintas y que abría mis ojos, el alivio las inundó, pero a la vez estuvieron atentas conmigo.

—Con cuidado, Urchevole. Aun no estás recuperada del todo. Tu espalda tiene aun heridas que deben de ser tratadas —me explicó una de las enfermeras.

Acepté, tampoco es que tuviera ganas de levantarme por el cansancio que tenía, así que me fui recuperando poco a poco mientras obedecía lo que me decían. No pronunciaba ni una sola palabra, aunque ellas respondían a las dudas que a lo mejor podía tener. ¿Era demasiado expresiva con mi rostro? Posiblemente.

—Las pruebas han terminado, no llevas mucho tiempo dormida, solo una noche —explicó la enfermera.

—Eso... es mucho —murmuré—. ¿Mi familia?

—Están bien, son conscientes de lo ocurrido —respondió, viendo como con sus manos traía un pequeño cuenco de madera—. Por favor, necesito que te tomes esto, mejorará el dolor de espalda que tienes.

—¿Es muy grave? —pregunté, intentando incorporarme para tomar un poco de aquel líquido viscoso.

—No, nada grave que hayamos podido ver. No tuviste ninguna marca en tu espalda, ni si quiera heridas más que la de tu brazo izquierdo, la cual se ha recuperado bastante rápido —explicó la enfermera. Cuando terminé de beber la medicina, dejó a un lado el cuenco de madera—. Tienes una recuperación muy rápida, lo que te beneficia mucho. Con esta medicina, creo que estarás curada en un visto y no visto.

Aquello era un alivio para mí, pero a la vez no paraba de darle vueltas a todo lo que había ocurrido. Conociendo a mi familia, estaría angustiadas por mí, en especial mi hermana que se habría enterado primero al estar en clases.

—Podría... ¿avisar a mi hermana? —pregunté a la enfermera.

—Está a fuera esperando, ¿quieres que entre? También esta tu madre —respondió.

—Por Sensibilidad, sí, que entren —pedí, impactada al saber tal noticia.

La enfermera saldría para avisar a mi familia, encontrándome con mi hermana corriendo hacia a mi para abrazarme con todas sus fuerzas, cayendo lágrimas por sus ojos mientras le agradecía a Sensibilidad por haberme protegido y que estuviera aun viva aquí. Mientras tanto, mi madre se quedaba a mi lado para agarrarme de la mano, viendo tras esos ojos rojizos el tiempo que había estado llorando por la noticia que habían recibido.

—No hagas esas locuras más, me da igual que hayas matado a ese fallo musical tú sola, ¡¿entendido?! —exigió mi hermana, desesperada.

—¿C-Cómo? —pregunté, confundida—. ¿A qué te refieres?

—Oh, capaz no se acuerda por toda la energía que gastó —creyó la enfermera, poniendo la mano en su barbilla—. ¿No recuerdas lo ocurrido, Urchevole? Acabaste tu sola con ese fallo musical, lograste proteger a Croisa y Urai para luego matar a ese fallo tu sola. Todas las Elinas hablan de tus hazañas, no pasas para nada desapercibida.

Eso no había sido así. ¡No había sido así! Recordaba bien ese momento, aquel hombre de mayor altura matando a ese fallo con tal de protegerme. Lo recordaba bien, no había sido un sueño, a pesar del cansancio y el dolor, me acordaba bien de su presencia, fuerza y ese otro idioma que hablaba que no era el de las Elinas.

II - La Galaxia Olvidada: Sentimiento [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora