II - La Galaxia Olvidada: Sentimiento [G.O]

Capítulo 21: Peligros inadvertidos.

Avanzar por la ciudad de Ineas era ser interrumpidos por varios Drasinos que saludaban a Crowley, aunque no conversaban mucho con él al encontrarme conmigo. Al principio no le tomaba importancia por el simple hecho de que mis ojos no paraban de observar los pilares conectados por varios puentes ascendientes o descendientes que llevaban a diversos lugares. Crowley me decía que como tal esos pilares no eran más que puntos de reunión, intercambios o para que algunos jóvenes practicaran el vuelo desde distintas alturas del pilar.

Este lugar rodeado por las montañas donde fluían las cascadas y ríos era uno de los favoritos de los Drasinos por las celebraciones que en ocasiones hacían y por los jóvenes que estaban en los pilares de menor altura. Era normal para ellos encontrarse con varios jóvenes intentando volar por primera vez o que con su fuerza intentaran romper las rocas de gran tamaño o minerales que había en el exterior o interior de la montaña.

Todo estaba bien vigilado, podía encontrarme con algunos de ellos que sobrevolaban la ciudad se quedaban en el sitio observando todo. Eran fáciles de identificar por la cinta roja que tenía en su cuello o en sus dos cuernos. Crowley en este caso no lo tenía por el mero hecho de que era reconocido por todos gracias a su padre Colen.

—Mi reputación aquí creció demasiado rápido, como mi padre era una Luz Impactante, muchos ya me reconocieron, pero eso no me dio una fama de ser tratado como alguien superior, sino que me subestimaban, me ponían a prueba para ver si era el apto o no —explicó Crowley mientras seguíamos caminando por los caminos de piedra donde el rio no interviniera.

—Creía que por ser el hijo lo tendrías más fácil —comenté, interesada.

—¡Ja! ¡Qué va! Uy si supieras. Muchos de los que he saludado eran mis amigos de la infancia, ¿y sabes la de locuras que han hecho? —Su voz demostraba una alegría clara junto a la nostalgia, mirándome con una emoción clara en sus ojos—. En su momento recuerdo como uno de ellos, mientras estaba bañándome en los lagos, me tiró una gran roca de una altura similar al que tengo ahora y el doble de grande de anchura que mis brazos. Cayó en mi cabeza de pleno.

—E-Eso es horrible —tartamudeé atónita.

—Sí, lo sería para un Drasino inexperto y poco entrenado, pero yo a la edad de siete años ya sabía aguantar buenos golpes y darlos también. Mi padre se aseguró de ello, por ello pude partir casi por la mitad la roca, también porque escuché el grito de mi amigo avisándome —explicó Crowley, soltando una risa.

—¿L-Lo consideras amigo tras lo que hizo? —pregunté, sin creerme sus palabras.

—¡Claro! Era una broma pesada, obvio, y me acuerdo que en su momento me enfadé mucho, pero luego lo solucionamos comiendo juntos y riéndonos de lo ocurrido. También te digo, a él le hicieron la misma broma, no de tanta gravedad como lo mío, pero el resultado fue demasiado gracioso —explicó Crowley. Mi cara en ese momento lo decía todo—. Parece que entre las Elinas no es normal eso.

—Nada de lo que has dicho es normal... A mi me hacen una broma pesada y no sería capaz de perdonarlo tan fácilmente, mismo ocurriría con otras Elinas —respondí.

—Capaz nosotros nos tomamos las cosas de otra forma. La vida no está para enfadarnos con alguien eternamente por según que bromas —comentó, para luego poner las manos en los bolsillos—, aunque otro tema sería si hiciera algún crimen grave como herir a algún amigo mío a posta o matarlo. Eso ya no lo perdono.

Lo miraba con atención mientras me arropaba bien con la chaqueta que me había dado. La actitud que ellos tenían era una diferencia abismal entre nosotras. Sí, era obvio que su forma de hacer las cosas era muy distinta, mucho más bruta a la que nosotras, pero no me molestaba porque era su costumbre, aparte que conmigo tenía un comportamiento más distinto, una educación en la que me dejaba en claro su respeto por como nosotras hacíamos las cosas a la vez que mostraba su interés.