Capítulo 18: Polos opuestos.

4 2 0
                                    

Todo me era demasiado confuso, daba vueltas a lo mismo sin poder descansar, reviviendo aquello que no le encontraba una explicación coherente. Eran como las partes de una historia que no podía completar ante la falta de información y más si estaba tan incómoda tumbada el algo tan duro y frío.

Al menos estaba consciente, seguía respirando, estaba viviendo con unos dolores en mi cuerpo que iban despertando poco a poco. Las heridas deseaban salir, pero al parecer estaban atadas por unos vendajes que no me ayudaban a calmar el dolor porque el mínimo movimiento que hacía con mis piernas o brazos hacía que gruñera de dolor.

Mi respiración empezó a ser cada vez peor mientras pequeñas lágrimas caían de mis ojos. Era como una pesadilla donde no podía salir y volver a la realidad, donde recordaba bien como aquellos fallos me agarraban de las extremidades para herirme, donde esos monstruos me miraban con ansias de matarme con lentitud para escuchar mis gritos.

Mi piel estaba de punta, temblaba sin parar mientras apretaba mis manos y dientes. El frío se adentraba sin permiso, dejándome aun más inmóvil. No se bien si lograba pronunciar alguna palabra de auxilio, pero si tuve claro que de pronto, ese frío tan cruel habría desaparecido ante una manta cálida junto a una foguera que mis oídos empezaron a escuchar.

Había alguien a mi lado, creando ese fuego que había aparecido de golpe y cubriéndome con aquella manta que me aportó la paz a la vez que despertarme de aquel sueño.

Abrí poco a poco mis ojos para encontrarme con el interior de una cueva no muy profunda, pues aparte del fuego, podía encontrarme con la luz de aquel nuevo día. ¿Cuánto había dormido?

Intenté levantarme, pero al hacerlo, las heridas harían lo suyo. Me quejé de dolor, pero no me rendí con la idea de sentarme, apoyándome por un momento contra la pared para encontrarme así con el sujeto que me había estado cuidando.

No sabía cómo reaccionar, cuando lo vi por primera vez me quedé sin aire por como aquel ser, ese hombre de más de dos metros de cuerpo musculado y lleno de heridas, me miraba con esos ojos amarillentos. Veía como estaba angustiado por mí, pero a la vez asustado porque daba pasos hacia atrás como si me temiera.

Parpadeé mis ojos, analizando esta vez mi alrededor. En donde había dormido era una "cama" de piedra sin una almohada ni sábanas. Aquello me extraño, pero más aun cuando me di cuenta que esta cueva no podía ser considerada como un hogar ante la falta de muebles. Solo una cama con una hoguera, que recién había creado, y poco más.

La entrada de la cueva daba paso al exterior, no podía ver bien lo que había por el cielo oscuro que nos acompañaba, pero podía escuchar el río moverse con fuerza y velocidad, por lo que intuía que estaba en la superficie.

Regresando mi mirada a ese hombre, vi como mantenía aun la distancia conmigo, pero sin retirar esa intranquilidad por mi salud. Me di cuenta como vestía, con el pecho al aire, sin importar las heridas que tuviera, con unos pantalones de cuero desgastados atados con unas cuerdas que hacían como cinturón. También llevaba unas botas las cuales estaban recubiertas de lana.

—¿Q-Quién eres? —pregunté, esperando una respuesta de su parte.

Vi como abría la boca, como si pensara sus palabras, después soltó un suspiro, demostrando aun más la angustia por mí. Al final me hablaría:

—Enoe eme ueae entender.

Para darme cuenta que nuestro primer obstáculo entre nosotros era la comunicación.

Me quedé quieta con una clara confusión en mi rostro. Moví mis ojos de un lado a otro sin saber bien que hacer hasta que le volví a mirar. También estaba como yo, sin saber bien como comunicarnos, o al menos era lo que creíamos hasta que vi como movía sus manos para enviar mensajes de alguna forma.

II - La Galaxia Olvidada: Sentimiento [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora