Capítulo 32: Conoce su significado.

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Dormir era una acción que empezaría a ser olvidada tras el inicio de las pruebas. Ese día sería el único en el que podría descansar más o menos bien sin tener interrupciones en mi descanso.

Ese día, me habría levantado a una hora temprana y, como no, me preparé con todo lo que me hiciera falta. Sentía en todo momento las pulsaciones ir cada vez más rápido como si fuera el inicio de una canción que jamás iba a olvidad, y sabía que las demás Elinas también estaban así de ansiosas.

En aquella mañana, mi hermana y mi madre se habrían levantado pronto, aligerándome en algunas cosas que necesitaba, pero no solo eso, sino que también me dieron su ánimo y me acompañarían hacia el Gran Árbol de Enlia.

—No es necesario, de verdad —comenté con cierta vergüenza.

—Tarde, hermanita. Ambas queremos ir para darte nuestro apoyo, pero no solo eso.

Aspaura sujetaba en sus manos un collar blanco con varias notas musicales, las tres más agudas. Mis ojos brillaron de la emoción mientras movía mis manos para tomar aquel regalo con delicadeza.

—Esto no es solo por algo estético —comentó Aspaura con una leve risa—, son como los guantes de mamá. Almacenan energía nuestra y se libera en el momento más importante, aunque este collar también puede tener más instrumentos que te pueden servir de apoyo y no desgastarte tanto.

—No era necesario —murmuré con una ligera sonrisa.

—Sea o no necesario, tienes que ir bien preparada y creo que esto puede serte una pequeña ayuda —intervino mi madre—. Después de todo, varias Elinas irán con algo similar para poder superar las pruebas, aunque ya digo que les hará falta mucho más que eso.

La risa delicada de mi madre logró contagiarme, pero no solo eso, sino que abrazaría ambas con fuerza, dejando que las pequeñas lágrimas cayeran por mis ojos.

—Gracias por todo —susurré con cierta dificultad.

—Oye no llores, que me vas a hacer llorar también —se quejó Aspaura con una risa débil.

Reiría ante su comentario, intentando secar mis lágrimas para al final mirarlas con decisión y una sonrisa confiada.

—Tengo que ir ya. No es plan de perder tiempo —hablé con decisión.

—Te acompañaremos a mitad del trayecto —decidió mi madre.

Afirmé con mi cabeza, sabiendo que negarme no iba a ser posible. Saliendo de casa, podría ver a varias de las Elinas guerreras que también iban en dirección hacia el camino del Templo de Sensibilidad. Se sabía que ahí cerca era donde se harían las pruebas, por lo que era normal encontrarme con algunas de ellas en mi camino, sobre todo con Jela, que correría a mi dirección para saludarme con amabilidad.

Frenaría mis pasos, escuchando las palabras de mi amiga, expresando su emoción, aunque también tenía cierta preocupación por como pudiera salir. Si era honesta consigo misma, creía que las pruebas podían venir bien para saber que dificultad eran y conocer si estaban preparadas para un nivel medio, pero a la vez pensaba que podían surgir esas competencias que podían separar las amistades.

—¿Sabes algo de Urai? —preguntó Jela sin rodeos.

—No, no lo sé, recién salí de casa con mi familia —respondí. Por un momento miré de reojo a mi madre, encontrándome con su mirada preocupada.

—Ah, intenté quedar con ella esta mañana, pero no me hizo ningún caso... Supongo que está enfocada solo en eso y me da un mal presentimiento que actúe así —admitió Jela.

—Es Urai, la conoces bien, siempre fue así —respondí.

—Y aun así no baja de las nubes —añadió Jela, poniendo las manos en sus caderas—. En fin, será mejor ponernos en marcha. —Miró hacia mi familia, sonriendo con dulzura—. La verdad es que tioenes mucha suerte de que te apoyen en esto, mi madre no pudo venir por culpa del trabajo, aunque también me admitió que no quería que fuera una Lia Innactia.

II - La Galaxia Olvidada: Sentimiento [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora