Capítulo 34: Como una buena líder.

4 2 0
                                    

Mentir no era lo mejor ante esta situación, pero tenía muy claro que no iba a rendirme con todo lo que tenía detrás. Estaba aun cansada, aquel veneno no existía en mi interior, pero si me había dejado con aquella sensación de no poder respirar bien.

En ocasiones recibía la mirada de Urai, una del cual me dejaba en claro que también estaba cansada por la situación, pero que tampoco iba a rendirse. Aquello me hizo reír por mis adentros, sabiendo que aquella situación era como una competencia para ver quien aguantaba más de las dos.

Seguiríamos avanzando por lo alto de los árboles, frenando para poder percibir nuestro alrededor mientras el Sol iba cayendo poco a poco. Sabíamos que la noche nos acompañaría y con ello nos tocaría descansar, o al menos intentarlo.

—Creo que lo más coherente será hacer turnos de noche —sugirió Urai—. Que cada una vigile unas cuantas horas para al menos dormir un poco entre todas.

Eusia soltó un largo suspiro al saber que teníamos hacer algo así, pero afirmó al igual que Iroa, que se ofrecería primera antes de que yo lo hiciera.

Con ello dicho, intentaríamos dormir, pero no era tan fácil decirlo que hacerlo. Aquel lugar era desconocido para nosotros por mucho que la naturaleza estuviera rodeándonos. Mis ojos entreabiertos y mi Leia bombeando con fuerza me dejaban en claro que la noche no iba a ser nada fácil para mí, ni tampoco para mis compañeras que en medio de la noche se despertaban para cambiar de turno o porque no encontraban ese sueño que necesitaban.

A veces miraba hacia el cielo para contar las estrellas. Creía que ese método podría ser eficaces, y en parte lo había sido de no ser que estas tomaban figuras distintas que parecían tener vida. Se movían de un lado a otro como si estuvieran en medio de un baile, uno del que no tenía una canción.

Al principio no comprendía bien lo que ocurría, pero las estrellas fueron formando poco a poco aquellas dos figuras de las cuales podría entender. Un hombre y una mujer. Un baile lento en el que parecían mirarse con aquel cariño que ninguno más que ellos mismos sabían.

Tal escena logró dejarme atónita, fijándome en cada paso que daban y como parecían expresar un amor del cual no duraba para siempre, pues sus figuras se separaban y sus manos no podían tocarse más. Era como si la noche les juntara una vez cada tiempo desconocido, viéndose en esos gestos el dolor de no poder verse jamás.

Pequeñas lágrimas caerían por mis ojos. Me senté en el tronco del árbol, siendo incapaz de comprender el porqué lloraba. ¿Capaz era demasiado empática? Era lo primero que se me ocurría, pero mi piel se me iba erizando sola a la vez que mis mejillas se volvían más rojas mientras recordaba a aquel Drasino que se había quedado a mi lado protegiéndome hasta el final.

Poniéndome las manos en mis mejillas, intentaría calmar mis emociones, mirando hacia Eusia, a quien le tocaba turno. Verla con los ojos cerrados intentando no dormirse hizo que soltara una ligera risa.

—Eusia, déjame a mi el turno. Intenta descansar —le pedí en un susurro.

Apenas pudo darme una respuesta, pero tenía claro que me lo agradecía porque agarraría el sueño con total rapidez. Una vez me puse de pie, vigilaría todo lo que había a mi alrededor, cerrando a veces mis ojos para concentrarme o usando la magia para iluminar mi alrededor.

En uno de esos intentos, podría ver desde la lejanía a una figura observándonos desde el otro lado del camino. Me pondría en alerta de inmediato y más al ver que aquel sujeto desaparecería de mi vista. Quise avisar a mis compañeras, pero a nada más girarme, vería que estas habrían desaparecido.

Confundida y angustiada, intentaría buscarlas, pero la rama en donde estaba apoyada se rompería sin motivo alguno. La caída me habría puesto nerviosa, pero mi sorpresa apareció cuando sentí el suelo como si fuera una enorme cama llena de plumas.

II - La Galaxia Olvidada: Sentimiento [G.O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora