CUANDO SE LE LEVANTÓ LA incomunicación, y en los días sucesivos, Lincoln fue adquiriendo un control cada vez mayor de sí mismo. Se limitaba a cumplir con lo que le pedían; ni más, ni menos. Dándose perfectamente cuenta de que estaba siendo observado por el personal, procuraba sobre todo dar la impresión de que participaba de buena gana en todas las actividades exigidas por la situación, bien se tratase de las labores, los juegos deportivos o los trabajos escolares. Aunque no parecía tan reservado como al principio, jamás salía de el una iniciativa, sobre todo durante los ratos libres que pasaba con sus compañeros. Sin embargo, procuró evitar que sus amigas de los primeros días, Sam y Sora, se dieron cuenta de que había cambiado algo entre sus amista. Amanda era la única con quién tenía alguna intimidad y, al igual que su amistad con Javier aunque sus conversaciones solían ser breves y espaciadas por largos silencio, el lazo de tacita amistad que había entre ello se reforzaba cada vez más.
Sara notó el importante cambio que se operaba en Lincoln, pero lo atribuyó a una mejor adaptación por parte de el muchacho, y hasta depuso su primitiva actitud de sospecha y desconfianza. A Sara no le gustaba crear favoritismo entre sus "chicos" y por más que interiormente fuese capaz de sentir amor, evitaba con mucho escrúpulo toda demostración pública de cariño. Ella consideraba que tales manifestaciones sería visto por los demás como un signo de debilidad, susceptible de minar su autoridad y, por tanto, su capacidad para mantener el orden.
De todo el personal, María Santiago era la única en sentir angustia ante los cambios que observaba en Lincoln. Había una frialdad en la mirada, una ligera arrogancia en sus gestos, y en su comportamiento una coraza defensiva, discreta pero eficaz. Al verla, María siempre se acordaba de la bandera de los antiguos colonizadores: la serpiente de cascabel con la leyenda «CUIDADO CON PISARME». cuando estuvo por primera vez en la escuela, Lincoln no había fumando en ningún momento; ahora, cuando encendía un cigarrillo y le daba una larga chupada, ponía en ello el gesto lánguido de quién está habituado al vicio desde toda la vida.
Maria había intentado más de una vez hablar con Lincoln empleando para ello todas las estratagemas que se le ocurrieron. Pero Lincoln con ayuda de Amanda había edificado una muralla a su alrededor. No se retrasaba nunca al final de la clase; no le daba pie a María para iniciar una conversación. Sin embargo, Lincoln ya no intentaba disimular su mayor inteligencia. Como su pelea con Johnny y la "derrotar" del rompió le dio el respeto de los demás, eso el dió una superioridad sobre los demás.
El tiempo pasó sin incidentes de importación, hasta que por fin llegó uno de los días de visita que establecía el reglamento del reformatorio. Para algunos representaba un tiempo de júbilo y expectación;, para otros, un periodo deprimente de tensiones, aprensión y melancolía. Sara odiaba los días de visita. Le recordaban una época de su juventud que había sido particularmente solitario; ella estudiaba a los reptiles en una universidad muy alejada de su cuidad natal, y se había visto abandonada a sus propios recursos para estudiar por su cuenta y aburrirse durante las comidas a solas, los interminables días sin ningún plan y las horas vacías, mientras sus compañeras gozaban del calor de las reuniones familiares, las fiestas de los fines de semana y las despreocupadas alegrías de las vacaciones.
Aquel día de los dormitorios estaban más tranquilos que de costumbre. La mayoría de las chicas que tenían visita habían salido, recorriendo la zona deportiva, unos merendando y otros sentadas en el césped enfrascados en sus conversaciones; las demás aprovechaban la relajación general de la disciplina para tratar de romper un poco la rutina diaria.
En la semioscuridad del comedor, Lincoln y Javier se habían tumbado en el sofá para mirar la televisión. Ninguno de los dos prestaba muchas antención al movimiento de las imágenes en la pantalla, cada uno profundamente absorto en sus propios pensamientos. Sara se presentó en la puerta a sus espaldas. Permaneció alli unos momentos, nerviosa, arreglandose la blusa; luego dijo:
ESTÁS LEYENDO
viviendo un infierno
RandomLincoln es un muchacho de 10 años. Que tiene que lidiar con su familia de 10 hermana dando que su padre prefiere no meterse en los asuntos de su hijo asiendo que las que mande en la casa sea su hermana . Las constantes riñas y abuso físico por parte...