LINCOLN DESPERTO SOBRESALTADO. Había dormido tan profundamente que se quedó desorientado unos segundos, sin recordar dónde estaba. Luego, poco a poco la realidad de su situación volvió a el, asiendo lo sentir desesperación,soledad y rabias, todo al mismo tiempo.
No solo le dolía las heridas de la mano, también todo los músculos de su cuerpo, y el a haber dormido en ese incómodo colchón solo empeoró todo. Lincoln se puso de pie con mucho esfuerzo y entonces escuchó el ruido de una puerta abriéndose. Alguien había entrado al pasillo que dirija asu celda. Lincoln se quedo inmóvil. Escuchando; los pasos se acercaban.
Lincoln retrocedió hasta apoyar la espalda en la pared más alejada de la puerta, y pudo escuchar cuando los pasos cesaron junto delante de la puerta de su celda.
- Lincoln -dijo una voz conocida al otro lado de la puerta -. Soy yo. María.
El primer impulso de Lincoln fue el de precipitarse hacia delante. Pero se contuvo en seguida y guardo silencio.
- Lincoln - repitió Maria -. No tengo mucho tiempo hasta que vuelva Amanda. Se que estas ahí y puedes oírme.
En vez de responder. Lincoln solo peso:
¿Quién es Amanda?
¿Amanda es esa mujer estraña?
Lincoln llegó a una respuesta Claro la mujer que se hacía llamar juicio su nombre es Amanda
¿Pero por qué se hacía llamar juicio?
-oye. Lincoln. No tengo permitido entrar - continuo hablado María si darse cuenta que Lincoln no le estaba restado muchas atención.
-Pero al menos podemos hablar -dijo María en tono de súplica.
Lincoln dudo un momento, y luego se acercó lentamente a la puerta para quedarse inmóvil, mirando fijamente la puerta de acero.
-Por favor, Lincoln -rogo-. Quiero ayudarte. Háblame, Lincoln. - Hizo una pausa -. Quiero escucharte; quiero ayudar.
Lincoln permanecia rígido como una estatua. Mirando la puerta con intensidad.
«¿Lo dice de verdad? -se preguntaba Lincoln -.¿De verdad le importó?¿Realmente desea escuchar lo que yo puedo decirle?»
-Si quieres, volveré cuando tengas ganas de hablar - continuó María -. Créeme, Lincoln. Deseo sinceramente ayudarte.
María emitió un fuerte suspiro.
- Hasta luego - dijo -. Volveré más tarde.
- Hasta luego - murmuró Lincoln.
En cierto sentido, deseaba hablar con María. Pero no estaba seguro de hacerlo.
Lincoln necesitaba hablar con alguien, pero la terrible duda que lo roía no dejaba de insinuarse en todos sus pensamientos, como una fuerza irresistible e invisible.
¿Pensaba alguien en el verdad?
Sintió una aguda y repentina punzada de arrepentimiento mientras los pasos de María se alejaban por el corredor. Tal vez debí decirle algo, pensó Lincoln.
¿Y si se había enfadado?
«No importa; si es verdad lo que dice volverá»
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viviendo un infierno
RandomLincoln es un muchacho de 10 años. Que tiene que lidiar con su familia de 10 hermana dando que su padre prefiere no meterse en los asuntos de su hijo asiendo que las que mande en la casa sea su hermana . Las constantes riñas y abuso físico por parte...