𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼 - C͟a͟p͟i͟t͟u͟l͟o͟ ⁴¹

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—¡Abre la boca!   —Exigió intentando abrirsela pero Pablo resistió, no quiere comer absolutamente nada que haya sido ordenado por Adal

Negó con la cabeza rehusándose en abrir su boca como se lo pide una voz femenina, la cual no puede reconocer porque sus ojos está cubiertos por un paño negro, el cual cubre sus orejas, impidiendo que el sonido atraviese claramente.

—¿No quiere?    —Pregunto Adal, quitándose su chaqueta, la tía negó, levantándose junto con el plato de comida, la cual no luce para nada apetecible.

Pues la preparo ella.

—No, ese pringado no quiere nada, no obedece es un...   —Se quedó callada no terminará la frase que diría.

—¿Esa porquería le ibas a dar?   —Pregunto con asco, mirando con desprecio la comida que hizo, ella asintió, poniendo los ojos en blanco

—¿Que quieres?, que ordene la mejor cena de toda Barcelona para dársela a ese pringao    —Adal puso los ojos en blanco, miro a Pablo el cual esta tumbado de lado, con su piernas dobladas abrazándose así mismo.

—Cállate Lucía, no entiendo como somos hermanos si no nos parecemos en nada, yo soy guapo, rubio, ojos claro y tú pues... dejas mucho que desear  —Lucía le alzo mano, intentando verse amenazante pero solo hizo reír a; adal

—Mira idiota  —Le cogio de la muñeca antes que pudiese impregnar su palma en su moflete

Ella gasparreo enfada

—Ya se que te he dado donde más te duele, pero seamos sinceros Lucía, sabes que te digo la verdad   —Ella agitó su mano, sacando la mano de Adal, de la de ella, paso un mechón de pelo en su oreja

—Te recuerdo que sin mí no hubieses podido secuestrar a la perfección a ese pringao   —Acarició su muñeca quitándose el dolor.

—Por favor, que cosas dices, te recuerdo que yo idee todo el plan, e incluso te ayude a liarte con el estúpido de Pedro, si hubiese sido por ti, todo esto no lo estaríamos pasando    —Pablo se dio la vuelta, buscando a ciegas algo que pueda coger para cortar las ataduras que tiene en su tobillos, agradeciendo que Adal haya sido, "consiente" en dejarle libre las manos

—Si como no, aún así admite que yo te ayude muchísimo, venga hermanito, admite que sin mí no hubieses podido, ni acercarte a ese   —  Señaló con desprecio a Pablo, Adal negó, no admitirá algo que no siente

—No, mejor dime, ¿le buscan?   —Pregunto cambiado de tema, drásticamente.

—Si, también les están ayudando los idiotas de Sara y Javier, están reuniendo gente también para que les ayuden con algunas pistas    —Contestó, acercándose a Pablo, el cual al escuchar  pasos acercarse gracias a los tacos que tiene Lucía, dejo de buscar, quedándose quieto en posición fetal

—Vale, haz lo que sea, para que no puedan localizarnos, yo me desharé de Javier y su hermanita tonta  —Contestó entredientes

—Creí que eran tus troncos   —Adal negó, fingiendo escalofríos.

—Esos imbéciles nunca lo fueron, solo quería utilizarlos, gracias a ellos fue fácil ingresar a la cafetería, también hacerle creer a Pablo algo que no soy, los idiotas se creyeron el cuento que yo soy un chaval tan inocente que no le hace nada a nadie, por eso fue fácil en hacer que ellos pensaran que era el indicado para Pablo,  patéticos   —Lucía asintió concordando con su hermano, mientras analiza el cuerpo de Pablo.

Intentando buscar algún rastro de intento de huida, pero no hay nada, se pego la frente con su palma, sacando una risilla irónica, adal le miro con desdén.

𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗼 - 𝗚𝗮𝗱𝗿𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora