CAPÍTULO 25.
—¿Marcarme? —Me alejé de él, pero dejé mis manos a cada lado de su cintura. Suspiré cuando vi sus ojos, brillaban más de lo común en él, estaba despeinado y cuando me miró sonrió dejando a la vista sus comillitas y haciendo que sus ojos se entrecerraran. Suponía que yo estaba igual que él.
—Es algo tonto, no me prestes atención.
—Cuéntame qué es.
—Es solo algo que considero sagrado, algo que se hace en mi familia desde hace tiempo, para que todos los que puedan, sepan que estás conmigo, pero luego te contaré más.
Tiró mi cabello detrás de mis hombros y luego acarició mi mejilla, llegando al contorno de mis labios.
Sonreí divertida.
—¿Estoy contigo?
—Sí, pensaba que estaba claro —susurró y volvió a inclinarse juntando sus labios con los míos de nuevo, tan solo una presión y se alejó.
—Eso es lindo —repetí sus palabras en una imitación muy mala de él; como consecuencia se adueñó de mi cintura, grité, retorcí, pataleé y reí al sentir las cosquillas.
—No te adueñes de lo que te digo.
—¡Oye, esa frase la dice cualquier persona!
—Está bien, así que ya no estás enojada.
Me puse en puntillas poniendo mi mano en su hombro. Solo alcancé a tocar por debajo de sus labios. Rio y bajó los centímetros que faltaban su rostro.
¿Era así de alto? Me sentí una completa enana.
—Eres muy baja —habló sobre mis labios. Ignoré aquello, pero sonreí. No era tan baja, él era muy alto.
—¿Tus padres no se preguntan qué hacemos?
—No lo sé, ¿Sabes algo? Te haré enojar más de seguido y volvemos a lo poco original: podría volverme adicto a ti.
—Eres un romántico.
—Y eso te gusta, lo sé.
—Sí, me gusta mucho. Pero sigo diciendo que es mejor entrar ya. No quiero darles malas impresiones a tus padres.
—No lo harás, ellos te aman incluso más que a mí. —Reí por su ocurrencia.
—No es cierto, pero tomaré tu palabra.
—Así que si ya la tomaste ¿Podrías quedarte aquí conmigo un minuto más? —frotó mis brazos, que obviamente estaba fríos—. No olvídalo, vamos adentro, no has traído un abrigo y estás fría.
Negué sonriendo, pero me dejé llevar por él. Caminamos dentro de las puertas de cristal adentrándonos a la casa donde al llegar a las escaleras se escuchó la risa resonante de Charlotte y los susurros de los demás.
—Vamos, te prestaré algo. —Subimos las escaleras de nuevo a su habitación, entramos a la salita y caminó de la mano conmigo a la puerta del baño.
A la derecha estaba su armario, una puerta de madera encerraba la ropa y cajones mantenían escondidas más cosas, suponía que ropa interior y algunas camisas.
Abrió una de las puertas dejando a la vista algunas camisas, chaquetas, más abrigos y hasta varios trajes.
—¿Para qué necesitas tantos trajes? —Pregunté tocando el paño de uno.
—Muchas veces hay reuniones en la empresa. Necesito ir formal.
—Oh. —Pasé mis manos por las mangas, como era de imaginarse me quedaba enorme y daba mucho calor. Alan se rio mientras rebuscaba entre su ropa algo adecuado para mí.
![](https://img.wattpad.com/cover/26591306-288-k780337.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lunas de hielo
Werewolf¿Puede la verdad alejar al amor? Primer libro de la saga Cantos a la luna. 01/09/2020 #63 en Desamor entre 95,1k 01/09/2020 #4 en Relaciones entre 5k 16/09/2020 #25 en Desamor ente 95,4k Todos los derechos reservados. Esta obra se encuentra registra...