CAPÍTULO 2.
Podría mentir y no ser sincera diciendo que no sé qué fue lo que pasó para salir corriendo luego de ver los ojos del acompañante de Ian, pero sí sé qué pasó. El miedo y los recuerdos se amontonaron en mi mente como si una gran ola los hubiese arrastrado hasta allí. Además, al miedo tenía que sumarle que desde la mañana no me había sentido muy bien. Por esa razón, terminé vomitando lo poco que había comido durante el día en unos arbustos cerca a la zona de la piscina.
Mis ojos ardieron cuando otra arcada llegó, pero no salió nada de mi boca. Ya no tenía nada en mi estómago para vomitar.
—Hey ¿Qué tienes? —La dulce voz de Alice llegó a mis oídos cuando tocía un poco.
—No me siento bien, me iré a casa.
—Oh, vamos, la fiesta apenas comienza —habló otra voz que no era la de Alice.
Esa voz no la conocía.
Poco a poco levanté la mirada. Mi estómago de nuevo se revolvió, aunque no tuve las inmensas ganas de devolver todo, o nada, porque ya no tenía nada más que bilis. Sin embargo, me seguí sorprendiendo por ver los ojos ambarinos de Alan, si es que había conectado bien los nombres que Ian anteriormente había dicho, antes de que saliera corriendo.
Me tendía un vaso. Al tomarlo, luego de haberlo dudado por unos segundos, lo llevé a mi nariz para oler el contenido. Era agua.
—No creo que deba quedarme en una fiesta cuando, claramente, no me siento bien —susurré. No me gustó tener mi cabello recogido, para nada. Generalmente yo escondía mi rostro de las demás personas, siendo lo suficiente poco social como para querer que las personas me mirasen. Para evitar sus increíbles pero escalofriantes ojos, tomé del vaso. El agua pasó por mi garganta de manera refrescante y aliviadora. No podía ser descortés, por lo que por menos de un segundo conecté mis ojos con los suyos—. Gracias.
—Tampoco te ves bien, estás más pálida que cuando llegamos, te ves asustada.
Miré a Alan, tal vez en su mirada podría encontrar algo, lo que sea, que me dijera que era él. Por un momento mi temor le ganó a mi timidez, así que al no encontrar nada más que pura curiosidad bajé mi cabeza mucho más apenada.
—Debe ser por la falta de sueño, solo debo descansar.
—¿Sigues segura de no querer ir a un psicólogo? —Alice preguntó con suavidad en mi oído, sin querer que los demás escucharan. Cuando negué, suspiró —, te llevaré a la farmacia, quizá haya algún somnífero que vendan sin receta médica.
—¿Tienes problemas para dormir? —La pregunta en la voz desconocida, o bueno, ya no tanto, me hizo mirar de nuevo a Alan. Me veía con el ceño fruncido y ojos analíticos. No me gustaba esa mirada, no desde el último año.
Asentí con mi cabeza, mirándolo como si fuera un intruso en la conversación. Y lo era.
—No tomes ninguna píldora, toma alguna infusión, mi madre siempre dice que la valeriana, amapola californiana o la pasiflora son buenas para el insomnio.
—No tengo ninguna de las plantas que me acabas de decir.
—Si quieres te llevo unas cuántas.
—No sabes donde vivo. —Me alegraba haber encontrado una excusa para terminar la conversación, aunque el chico no iba a ponerme las cosas fáciles.
—Siempre podrías decirme. —Levanté mi cabeza, justo a tiempo para ver cómo me guiñaba un ojo.
Me sonrojé, agrandando la sonrisa en sus labios. Tragué. Se veía lindo era lindo, pero mi mente solo se podía concentrar en esos ambarinos.
![](https://img.wattpad.com/cover/26591306-288-k780337.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Lunas de hielo
Manusia Serigala¿Puede la verdad alejar al amor? Primer libro de la saga Cantos a la luna. 01/09/2020 #63 en Desamor entre 95,1k 01/09/2020 #4 en Relaciones entre 5k 16/09/2020 #25 en Desamor ente 95,4k Todos los derechos reservados. Esta obra se encuentra registra...