Tania. El arte de follar.

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Armintza.

Hace un día fabuloso, aunque parece que a nadie le ha importado. Esta mañana sí que es cierto que hacía frío, pero ¿qué quieres?. Estamos aún en marzo. Anoche puse en el grupo, a ver si alguien se animaba hoy a dar una vuelta con las motos y nadie ha contestado. Ellas y ellos se lo pierden. Yo hoy no podía renunciar a esto. Llevo casi dos meses sin subirme a la moto. He estado esperando para poder hacer el mantenimiento. Gomas, cadena, pastillas, aceite... Y menos mal que lo hago yo todo. Aún así, casi quinientos pavos. Bueno, hay vicios peores. El caso, es que aquí estoy y hace un día precioso.

Me he levantado pronto para ser miércoles y no tener que trabajar. Estaba nerviosa, porque sentía ya auténtica necesidad de coger la moto y claro, antes tenía que dejar la casa en regla y los recados hechos. Es lo que tiene trabajar en una fábrica a cuatro turnos. Esta semana me tocaba librar miércoles y jueves. El fin de semana me tocará pringar. He cogido la moto casi a las diez de la mañana y lo primero que he hecho ha sido cruzar Bizkaia. Sí. Desde Muskiz hasta Ondarroa y vuelta hasta Armintza, siempre por la costa, bien pegada al mar. De todas las rutas que solemos hacer con las motos, esta es la que más me gusta, sobre todo si hace bueno, aunque ya entrado el verano, a veces el exceso de tráfico hace que sea menos atractivo. Al principio me ha costado adaptarme y no iba cómoda, pero eso me pasa siempre que estoy tanto tiempo sin rodar. He aparcado en el puerto, dentro del mismo puerto. No creo que hoy, a nadie le importe a pesar de que está prohibido. No hay gente, exceptuando a los que están trabajando o en los barcos. De todos los pequeños puertos del norte, este es el que más me gusta a mí, por sus veleros.

Al parar he dejado la moto arrancada hasta que me he quitado los guantes, el casco y el buf. Después he estado comprobando que todo está bien, que no hay fugas, ni rozamientos extraños. La moto está perfecta. Tiene ya casi tres años y va camino de los sesenta mil kilómetros. Debería pensar en venderla antes de que se devalúe más, pero me encanta esta moto. Mi primera mil. Ni me lo creo. Si hace diez años, me dicen que me iba a gastar más en una moto, que en mi propio coche... Bueno, para algo es una de las mejores R del mercado y por otra parte, las BMW S1000RR, tienen una venta de segunda mano elevada.

Después he caminado por el espigón, para disfrutar de los rayos del sol y de las vistas del mar. Hasta me he tenido que desabrochar la parte superior del mono y anudarme las mangas a la cintura por el calor. Hace un día perfecto, ellos y ellas se lo pierden.

Hubiera disfrutado más si hubiera venido alguien. De los que quedamos, me gusta rodar con casi todos. Alain es agresivo y muchas veces, prefiero dejarle marchar unos metros para que no me influya en mi conducción, pero me encanta rodar pegada a casi todos los demás. Con Támara, por ejemplo, podría ir pegada cien kilómetros de curvas seguidas estando segura de que no va a variar una trazada, que no va a colarse ni una sola vez o que no me va a asustar frenando de forma brusca. Con, Lela, me iría al fin del mundo, aunque reconozco, que ella es mucho más rápida que yo. Ella siempre va entre Buru y Aitor cuando salimos todos. Son los tres fantásticos del grupo. Creo que necesito tomar un buen café. Voy al bar.

Nada más sentarme en la terraza, se acerca un chico. No. Esto no es lo que más me apetece. He venido sola y estaba a gusto así, no quiero que nadie venga a donde mí a molestarme.

-. Hola. Perdona. Soy Mateo Thoom. Fotógrafo profesional. Te he estado sacando unas fotos desde que has llegado y me gustaría sacarte algunas más, pero solo si tú quieres.

Yo-. ¿Vas sacando fotos a las chicas sin su permiso por el mundo?.

Mateo-. Bueno sí. Primero les saco un par de ellas y se las muestro. Si les gustan, suelen posar después para que les saque alguna más. Pero no solo a las chicas...

Relatos eróticos breves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora