Capítulo #13 El décimo intento también salió mal ❀

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Un baño refrescante era lo que necesitaba para apaciguar las emociones. Con la insistencia rotunda de Gojo, decidió permanecer buen tiempo en la bañera, disfrutando de aquellas esencias aromatizas que suavizaban el ambiente.



Con toalla en mano había salido, a penas giro el pomo de la puerta y pudo olfatear un aroma extraño, como a ¿quemado?, ¡por la mierda Gojo seguro incendiaba el departamento! pensó, troto como todo deportista, no sin antes buscar en el sanitario una cubeta y rellenarla con agua, de un tirón se acercó hasta la sala desesperado.


La escena era muy diferente a lo que creía encontrar, Gojo solo había prendido algunas velas.



-¿Nanami?- inquirió Gojo.



-¡¿Acaso estás loco? ¡Pensé que estaba ardiendo en llamas el apartamento!, ¿qué rayos significa esto? - reclamó el rubio.



-¡¿Te puedes callar un segundo?! Te explicaré...- se vio interrumpido por las manos del otro, negando fervientemente.



-¡Ah no! ni en broma, ¿acaso piensas que tus conquistas vendrán a mi apartamento? ¡maldito tarado en mi hogar no se folla! si quieres andar de fiesta te largas afuera! - gritó colérico por la escena que gritaba CITA en que se encontraba su sala de estar.



-¿Puedes cerrar la jodida boca por unos segundos?, estás arruinando todo- exclamó.



-¡Claro el señor quiere follar y que mejor que traer cuantas putas en libertad en mi apartamento! ¡vete antes de que te corra mi casa, estúpido! - chilló Nanami sacudiendo dejando caer la cubeta de agua.



-¡Estás arruinando nuestra velada, por si no te has dado cuenta esta maldita cena, velas y toda esta mierda la preparé para ti! ¡Vete al carajo Kento! - salió del lugar furioso, regalando un portazo para toda la ciudad de lo fuerte que había azotado la puerta.

Entonces y solo entonces, miro aquella mesa donde reposaba un pequeño mantel rojo con bordes blancos, por encima unas cuantas velas pequeñas, platillos que iban desde pasta hasta carne asada con vegetales, dos copas, agua mineral, jugo de frutas, una panera visible, cubiertos, platos que se encontraban juntos con lazos y en medio de todo, las dos fotografías de su bebe.


Luces bajas encargadas de dar aquel toque mágico y él, solo.


¿De verdad Satoru Gojo había hecho todo aquel arreglo por él?, sentía su pecho hundirse muy al fondo, allí donde se guardan las cosas que entristecen, solo, porque hasta las velas parecían consumirse con velocidad.



Una y otra vez el celular de Gojo parecía burlarse de él, el pitillo que emitía cuando el móvil se encontraba moribundo. No fueron ni cinco ni diez, fueron más de veinte los mensajes insistentes que envío al otro, sin respuesta alguna. ¡Vamos Gojo! suplicaba en su mente llamándolo.



Una hora transcurrió desde el momento en que el mayor se alejó del apartamento.


Fue hasta su habitación revolviendo aquel armario en busca de prendas cómodas para correr tras aquel tonto que se esfumo como cual niebla.



Vueltas al edificio sin descanso, observando cada lugar como si Gojo pudiese estar escondido bajo alguna roca, sin resultado alguno. Camino hasta un parque pequeño a unas tres cuadras del condominio, sin embargo, no había tenido éxito, con hambre y cansancio no obtendría buenos resultados, decidió regresar al apartamento, aclararía las cosas con su... ¿amigo? al siguiente día.

GoNana - El Heredero del Clan Gojo ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora