Una semana había transcurrido desde que la pequeña Satomi acompañaba sus días. Día a día parecían notar algo nuevo en ella, realmente estaban enamorados de su pequeña muestra de amor como solía llamarle Nanami. Labios en forma de corazón pequeños y bien rosados, con mejillas arreboladas, y sus ojos...
De solo recordarlo quiere poner los ojos en blanco de nuevo.
A los dos días, la pequeña finalmente abrió sus ojos. Eran iguales a los de Kento, no es necesario mencionar que Gojo grito como si se hubiera sacado la lotería. Le tomo fotos en un trajecito verde que afirmo resaltaba el brillo de sus preciosos ojos y las compartió con sus compañeros del trabajo, muchos felicitaron a Kento por su hija tan hermosa y otros como Megumi por aguantar a Gojo-san.
En el club de las apuestas, Nobara y Maki ganaron, ya que ellas apostaron a que se parecería a Nanami, ganándose un berrinche de Gojo.
A pesar de los errores y pañales mal puestos, Nanami insistía en que Gojo aprendería, así como comprendió hacer biberones, solo le faltaba practica repetía cada vez que el ojiazul se frustraba por no lograr cambiar un pañal con éxito, aun así, seguía en su intento.
A los tres días del nacimiento asistieron al pediatra, fue una revisión general y otras cuestiones, una de ellas se trataba del ombligo, con suma cautela les había explicado que el baño de la niña sería una vez que el ombligo se encuentre cicatrizado y haya caído, desde ese entonces sí podrían asear sin problemas a la pequeña. El doctor les había felicitado a ambos, la salud de Satomi realmente era buena, se notaba el cuidado que tenían y la atención sobre ella, al oír tan gratas noticias ambos sonrieron, y es verdad, daban de cada uno lo mejor, se esforzaban y disfrutaban de ella.
En la consulta privada de Nanami, su especialista le había indicado las curaciones que tendría que seguir en su hogar, su herida estaba sanando, de igual maneras debía seguir cuidándose, tanto en las posiciones que tomaba en la vida diaria como en el cargar objetos pesados, enfatizó en ese último punto, recitando una y otra vez que no realizará esfuerzo físico, si seguía tomando las precauciones como lo estaba haciendo, avanzaría rápido y sanaría la herida sin ningún tipo de inconvenientes.
Satoru Gojo estaba comprometido a no fallarle a su esposo, así que se auto autorizo una licencia por el nacimiento de su hija, realmente estaba de buenas como decía, así cuidaba de ambos sin tener el corazón en la garganta por no saber que hacían a cada diez minutos, por momentos Nanami lo señalaba de exagerado, que nada malo pasaría si el no estuviese, de todas formas, Gojo prefería hacer oídos sordos y seguir a Satomi y al rubio con binoculares.
Los padres de Nanami habían ido de visita varias veces, unos abuelos maravillosos, se les notaba el amor que sentían por su nieta, de verdad la mimaban, entre charlas triviales que planteaban con el menor, hablaban a veces a futuro, el padre Nanami sentenciaba una y otra vez que no existía en el mundo una criatura tan bella como su adorada nieta, que habían sido bendecidos y que Satomi era la luz de la familia. Claramente enamorados de ella, al momento de retirarse ambos lucían rostros tristes por tener que separarse de su pequeña adoración.
Gojo se encontraba leyendo acerca de inmuebles en el escritorio, tenía ciertas ganas de agrandar el espacio, y la idea daba vueltas en su mente.
-¿Qué haces Toru?- inquirió viendo como el nombrado no despegaba el ojo de una página, al menos no era pornográfica.
-Nada, solo echaba un vistazo- exclamó palmeando sus piernas para que el rubio se siente sobre él.
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GoNana - El Heredero del Clan Gojo ~
FanfictionEsta es la triste (no, realmente no es triste) historia (más que historia parece novela) de como dos amigos pueden enredar sus vidas hasta un punto sin retorno por una noche de copas, sin embargo, a veces el alcohol nos da el valor de actuar, nos li...