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Kim Minji.

Estaba de pie allí, mirándola fijamente.

Con una amplia sonrisa en su rostro y sus ojos achinados en plena exhibición.

Kim Minji.

Frente a ella, con una mano que todavía estaba descansando en la mejilla de Hanni. Con una sonrisa todavía en su rostro. Con la otra mano sujetando la chaqueta de Hanni.

'Es real.' Hanni se dijo a sí misma como un mantra. Repitiendo una y otra vez.

"Oye." Minji susurró, sonriendo sin vacilar en lo más mínimo. Mirándola con grandes ojos brillantes.

¿Siempre habían brillado tanto?

La incredulidad mantuvo a Hanni congelada. No podía reaccionar. De pie en su lugar mientras miraba fijamente. Sin moverse, sin decir una sola palabra. Solo mirando intensamente. Esperando el momento en que la otra desapareciera de repente ante sus ojos.

Pero ese momento nunca llegó.

Ella continuó mirando a la mayor. Minji esperando pacientemente.

Un minuto se convirtió en dos y luego en tres.

La chica frente a ella aún esperando pacientemente a que la menor hablara.

Solo mirándola fijamente. A veces ofreciendo una sonrisa. A veces inclinando la cabeza con curiosidad.

Kim Minji.

En carne y hueso.

Hanni no podía creerlo.

Dos años.

Dos años de luto.

Dos años de llorar por ella.

Dos años de dolor.

El enfado llegó.

Hanni estaba enfadada. Enojada por el dolor que la otra le había hecho pasar.

Así que ella la golpeó.

No fue difícil. Bueno, tal vez un poco.

Pero ella se lo merecía.

Después de todo, Hanni fue engañada al pensar que Minji la había dejado en esta vida.

"¡Ay...!" Minji se quejó, sosteniendo su hombro después de que Hanni le había dado un puñetazo. "¿Y eso por qué fue?"

"¡Por irte!" Hanni finalmente dejó salir en un grito. Con la voz temblando.

Minji no sabía qué decir. Eso estaba claro para ella. La chica solo frotaba el lugar donde el puño de la menor había impactado.

Hanni dio un paso adelante a pesar de que la distancia entre las dos ya era mínima. Haciendo que sus cuerpos casi choquen.

"¿De verdad estás aquí?"

Hanni miró a la mayor a los ojos, con algunas lágrimas amenazando con salir. Tocándola, para asegurarse que esto no fuera una imaginación.

La mayor asintió con la cabeza. "Te diría que me pellizcaras si quieres comprobarlo, pero ya me has dado un puñetazo."

Casi se disculpó por ello. Pero no del todo.

"Te has vuelto aún más hermosa mientras yo no estaba." Minji dijo, maravillada con la vista que tenía de Hanni. Sus ojos estudiaban cuidadosamente cada detalle. Ella podía ver la atención que la otra le daba a todo. Los dedos de la mayor flotando sobre su piel. Como si Minji quisiera desesperadamente tocar sus rasgos y tomar nota de cada pequeño detalle sobre Hanni.

Hacer que se sonrojara no era fácil, pero a Minji siempre le había salido natural hacer eso.

Sus palabras siempre dejaban un efecto en Hanni.

Sus acciones de igual manera.

Una mano tiró de Hanni hacia Minji, sus cuerpos presionados el uno contra el otro. La mano de Minji descansando sobre la parte baja de su espalda. Moviéndo la otra mano para cepillar el cabello fuera del rostro a la menor. Los ojos de Minji le escanearon el rostro antes de caer en sus labios.

Hanni imitando inconscientemente sus acciones. Los labios de Minji estaban tan cerca, un pequeño movimiento y ella podría capturarlos por sí misma.

Pero Hanni no se movió. Todavía tenía miedo de que fuera todo un producto de su imaginación.

"¿Puedo besarte?" Minji susurró. Tan bajo que incluso Hanni tuvo dificultades para escucharlo.

Hanni asintió.

Y sus labios se conectaron por primera vez en dos largos años.

Después de dos años, Minji la estaba besando de nuevo. Y ni un segundo después, Hanni la besó de vuelta.

Ya se había perdido demasiado tiempo. Hanni no desperdiciaría más.

El tiempo era algo preciado. Tal vez lo más valioso. Algo de lo que nadie puede comprar más de lo que había.

Hanni no tenía la intención de perder más de ello.

Cigarillos y fresas llenando sus sentidos.

Calidez.

Minji la sostenía de cerca y la besaba.

Tan apasionadamente que Hanni sintió que su corazón estaba a punto de estallar. La caída de la nieve no podría haberle hecho sentir frío, incluso si se hubiera convertido en una tormenta. No cuando Minji podía causar tan fácilmente esta sensación cálida dentro de Hanni.

Cigarrillos y fresa.

El aroma y sabor familiar que le encantaba.

Amor.

Cierto, nunca había tenido la oportunidad de poder decírselo.

Hanni nunca le dijo a Minji que la amaba.

Las dos finalmente se separaron, ambas recuperando el aliento.

Lo único que llenaba el silencio que las rodeaba era su respiración pesada.

Minji apoyando la frente en la de Hanni y cerrando los ojos.

Tan suave. Tan cálido.

"Te amo."

Minji no respondió con palabras, solo la atrapó con fuerza en un abrazo, levantándola del suelo mientras Hanni tenía la cabeza colocada contra su cuello mientras la sostenía así.

"Nunca pude decírtelo. Te amo." Hanni dijo una vez más.

Sosteniendo a Minji tan fuerte como ella la sostenía.

"Si tus sentimientos cambiaron durante nuestro tiempo separadas, lo respetaré, pero te amo. Necesito que lo sepas. Quería decírtelo cuando llamaste, pero tenía miedo de que decir esas palabras hubiera significado que estaba aceptando tu partida."

Minji se movió, ajustando ligeramente la posición de su cabeza y dejando un beso en la mejilla de Hanni. Luego, su mandíbula. "Mis sentimientos no han cambiado." La chica se movió hacia atrás lo suficiente como para permitir que Hanni la mirara directamente a los ojos. Con una amplia sonrisa en su expresión cuando finalmente dijo esas palabras en persona. "Te amo, mi pequeña Pham."

Caos | BbangsazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora