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Takemichi, después de tener una amena plática con Masky, decidió ir a buscar a Bloody Painter. No sabía bien por qué, pero algo dentro de él le decía que debía hacerlo. Con una mezcla de curiosidad y ansiedad, fue en su búsqueda, y no tardó mucho en encontrarlo en su habitación, concentrado en su obra. Como siempre, Bloody estaba pintando un nuevo cuadro con sangre, su material favorito.
Takemichi: Bloody. —el ojiazul lo llamó con suavidad.
Bloody: Oh, Takemichi, feliz cumpleaños. —el pintor sonrió al ver al ojiazul entrar. Su voz sonaba suave pero cargada de una extraña intensidad.
Takemichi: Gracias, Bloody. —el ojiazul respondió un poco apenado, sin saber bien cómo reaccionar a la calidez de su saludo.
Bloody: Toma, este es tu regalo de cumpleaños. —el pintor le entregó un cuadro hecho completamente con sangre. Era un retrato de Takemichi, pintado con tanto detalle que casi parecía que el chico estaba vivo en la obra. Las tonalidades de rojo y marrón daban una sensación inquietante, pero al mismo tiempo, la expresión de la pintura reflejaba la serenidad de su rostro.
Takemichi: Muchas gracias, Bloody. —el ojiazul tomó el cuadro, tocando con cuidado la superficie de la pintura, como si la sangre aún tuviera algo de vida.
Bloody: Toma asiento, cuéntame cómo fue tu día. —el pintor señaló el asiento vacío a su lado, invitándolo a quedarse.
Takemichi: Claro. —el ojiazul se sentó, colocando el cuadro a su lado sobre la mesa. Observó cómo Bloody seguía trabajando con precisión en su pintura, su mirada fija en cada trazo.
Bloody: Entonces, cuéntame. ¿Cómo estuvo todo? —el pintor continuó pintando, pero su atención estaba completamente en Takemichi. Podía escuchar el ligero tintineo del pincel moviéndose sobre la tela, creando una sensación casi hipnótica.
Takemichi: Pues… ¿por dónde empiezo? Fui a ver la tumba de mis padres. —el ojiazul comenzó a hablar, su tono más sombrío. —Pero cuando llegué, vi a esos malditos en mi tumba, pidiéndome perdón, tratando de hacerme creer que aún podían redimirse.
Bloody: Oh… Y déjame adivinar, ¿probaste tus poderes en ellos? —el pintor levantó una ceja, sonriendo ligeramente mientras seguía con su obra.
Takemichi: Sí, eso fue lo primero que hice. —el ojiazul dijo, con una ligera sonrisa que no alcanzaba a cubrir la furia contenida en su voz. —Después los torturé emocionalmente al verme en esa iglesia. No pudieron creerlo. El terror en sus ojos fue… satisfactorio.
Bloody: Debes sentirte muy feliz de hacerlos sufrir. —el pintor asintió con un gesto de aprobación, pero su tono se volvió más serio. —Aunque, seguro deben pensar que sigues vivo. Se van a aferrar a esa esperanza y lo peor es que van a querer recuperarte, pedirte perdón, esperar que los perdones.
Takemichi: Eso nunca va a pasar. —el ojiazul dejó escapar una risa baja y amarga. —Ellos me mataron. No importa cuánto lo intenten, que vivan con eso. Nunca los perdonaré, ni en vida ni en muerte. Nunca.
Bloody: Entiendo… —el pintor dejó el pincel a un lado y se giró lentamente hacia Takemichi, mirándolo a los ojos. —A veces, el sufrimiento de aquellos que nos han hecho daño es lo único que nos da paz. Y tú, Takemichi, has llegado a un punto donde no hay retorno. Ellos, los que te traicionaron, no tienen idea de lo que les espera.
Takemichi: Eso es lo que quiero que sientan. —el ojiazul se cruzó de brazos, su rostro iluminado por una mezcla de ira y satisfacción. —No me importa lo que piensen o lo que intenten hacer. Ellos me mataron, ahora deben vivir con esa culpa hasta el final.
Bloody: Entonces, ¿cómo planeas hacerlos pagar? —el pintor preguntó con curiosidad. Su mirada era aguda, como si buscara entender cada rincón del alma del chico frente a él.
Takemichi: Poco a poco. —Takemichi sonrió con una frialdad que heló el aire. —No soy de hacer las cosas de prisa. Ellos van a sufrir, pero lo harán lentamente. Sufrirán más que si les hubiera dado una muerte rápida. Quiero verlos perderlo todo, hasta que se den cuenta de que no hay forma de redimirse. Ellos no merecen nada, ni perdón, ni olvido.
Bloody: Interesante… —el pintor murmuró, observando con atención cómo Takemichi hablaba de la venganza con tanta calma. —Eso suena como una obra maestra en sí misma.
Takemichi miró el cuadro que Bloody había hecho de él. El reflejo en la pintura parecía una sombra de lo que había sido, y sin embargo, se sentía más vivo que nunca.
Takemichi: Eso me gusta. —dijo con una sonrisa tenue pero peligrosa. —Seré la pesadilla que nunca podrán olvidar.
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.。*♡。Cuando Mueres Llegas A La Felicidad ✧*。*♡
Fanfictioncrepypastas x Tokyo revengers -Takemichi traicionado - Todos vivos (incluyendo a Shinichiro y Akane) - créditos de los personajes a Ken Wakui
