XVIII

46 6 0
                                        

Capítulo 18: Ecos del Pasado

Las noches comenzaron a volverse inquietas para los chicos. Algo había cambiado desde aquella visita al cementerio; algo intangible pero imposible de ignorar.

Manjiro despertó sobresaltado una madrugada, su cuerpo empapado en sudor. Había soñado con Takemichi, pero no como lo recordaba. En su sueño, Takemichi estaba de pie frente a un espejo enorme, con sus ojos azules brillando en la oscuridad. No decía nada, pero la sensación de culpa y miedo lo invadía cada vez que miraba su reflejo.

Manjiro se levantó y miró el espejo de su habitación. Por un momento, creyó ver una sombra pasar detrás de él. Se giró rápidamente, pero no había nada.

Draken, por su parte, comenzó a notar que los espejos en su taller de motos estaban siempre empañados, incluso cuando no había humedad. Una noche, mientras trabajaba en silencio, creyó escuchar la voz de Takemichi susurrándole:
"¿Por qué no me creíste?"

El mecánico dejó caer sus herramientas, su corazón latiendo con fuerza. Miró a su alrededor, pero el taller estaba vacío. Sin embargo, cuando miró su reflejo en el espejo, vio una figura detrás de él. Cerró los ojos y respiró hondo, pero al volver a mirar, ya no había nada.

En la oficina de Kokonoi, los números en las pantallas de su computadora comenzaron a distorsionarse. Por las noches, cuando trabajaba hasta tarde, sentía una presencia observándolo. Una noche, mientras revisaba documentos, escuchó una risa suave que lo hizo congelarse. Cuando levantó la mirada, el reflejo en la ventana mostraba a Takemichi parado detrás de él, aunque al girarse no había nadie.

Rindou y Ran notaron algo extraño en su departamento. Los espejos de los baños parecían mostrar grietas que desaparecían al tocarlas. Una noche, Ran estaba cepillándose el cabello frente al espejo cuando escuchó la voz de Takemichi:
"Siempre fuiste bueno mintiendo, Ran. ¿Recuerdas cómo fingiste no saber nada?"

Ran dejó caer el cepillo, sus manos temblando. Cuando llamó a Rindou, este llegó corriendo, pero el espejo estaba completamente normal. Sin embargo, esa noche ambos soñaron lo mismo: Takemichi de pie en la iglesia, mirando directamente hacia ellos.

Kazutora, acostumbrado a los remordimientos, comenzó a escuchar pasos en su apartamento por las noches. Una madrugada, mientras caminaba hacia la cocina, vio que el espejo del pasillo tenía un mensaje escrito con letras que parecían de vapor:
"Siempre quise confiar en ti."

Kazutora se detuvo, incapaz de moverse. Su reflejo parecía sonreírle de manera torcida, algo que él no estaba haciendo.

---

Mientras tanto, Takemichi y sus seguidoras observaban desde las sombras. En un edificio abandonado, el grupo se reunía cada noche, comentando los efectos de sus pequeñas "intervenciones".

Lilith: Rindou se ve tan tenso últimamente. Parece que está perdiendo el sueño. —rió suavemente.

Naenia: Kazutora casi se desmaya cuando leyó el mensaje. ¡Fue perfecto, jefe! —dijo con una sonrisa.

Danika: Ran está empezando a perder los nervios también. No durará mucho antes de que comience a hablar solo.

Takemichi: Bien. No necesitamos herirlos físicamente; la culpa será suficiente para romperlos. —su voz era fría, pero no había crueldad en ella, solo determinación. Ellos me abandonaron, y ahora vivirán con eso cada día.

Kalma: ¿Y si intentan enfrentarte, jefe? —preguntó con un toque de curiosidad.

Takemichi: No podrán. El miedo los paralizará antes de siquiera intentarlo.

Bloody, que había permanecido en silencio, dio un paso adelante.

Bloody: Michi...., estás siendo muy estratégico. Me impresiona cómo usas su propia conciencia para atormentarlos.

Takemichi lo miró de reojo, notando el leve tono enrojecido en las mejillas de Bloody.

Takemichi: Gracias, Bloody. Sé que puedo confiar en ti para que todo salga bien.

Bloody asintió rápidamente, su máscara apenas ocultando su leve sonrisa.

---

En sus respectivas casas, los chicos intentaban continuar con sus vidas, pero los espejos y los sueños eran constantes recordatorios de su pasado. Las noches eran inquietas y los días estaban cargados de paranoia. Todos sabían que algo estaba mal, pero ninguno se atrevía a hablar del tema.

Sin embargo, una cosa era segura: no podían escapar de sus propios reflejos.

.⁠。⁠*⁠♡。Cuando Mueres Llegas A La Felicidad ✧⁠*。⁠*⁠♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora