.⁠｡⁠*⁠♡｡Cuando Mueres Llegas A La Felicidad ✧⁠*｡⁠*⁠♡

XIX

Capítulo 19: El Peso de la Pérdida

Los días comenzaron a convertirse en un verdadero infierno para los chicos. Todo lo que más valoraban en sus vidas comenzó a desmoronarse lentamente, como si una fuerza invisible estuviera quitándoles todo aquello que les daba sentido.

Manjiro, quien siempre había encontrado consuelo en su moto, descubrió una mañana que esta había sido desmantelada pieza por pieza. No solo eso, sino que en la pared de su garaje, escrito con pintura roja, apareció un mensaje:
"¿Cómo se siente perder lo que más amas?"

Manjiro apretó los puños, su cuerpo temblando. Sabía que esto no era obra de alguien común. Era algo personal.

---

Rindou y Ran, quienes siempre habían valorado su unión como hermanos, comenzaron a enfrentarse por cosas triviales. Pequeñas "coincidencias" parecían sembrar desconfianza entre ellos: mensajes manipulados, conversaciones que nunca ocurrieron. Una noche, mientras discutían acaloradamente, el espejo del salón reflejó una figura conocida: Takemichi.

"¿Qué tan fuerte es su lazo ahora que no pueden confiar el uno en el otro?"

Ambos hermanos retrocedieron, incapaces de apartar la mirada del espejo hasta que la figura desapareció.

---

Izana, quien había encontrado paz cuidando un pequeño jardín en la azotea de su edificio, regresó una tarde para encontrar todas sus plantas marchitas. En el centro del jardín había un espejo roto, con una nota que decía:
"La belleza que construiste no es nada comparada con lo que destruiste."

Izana sintió un nudo en la garganta. Sabía a quién iba dirigido ese mensaje.

---

Kazutora, que trabajaba en un refugio para animales, llegó una mañana y encontró que todos los documentos del refugio habían sido destruidos, y las jaulas estaban vacías. Afortunadamente, los animales estaban a salvo, pero el refugio quedó sumido en el caos. Un video fue enviado a su teléfono: mostraba a Takemichi, de pie frente a un espejo, diciendo fríamente:
"Los animales están bien, pero tú no mereces cuidar a nadie después de lo que hiciste."

Kazutora dejó caer su teléfono, sus manos temblando.

---

Draken, que dedicaba su tiempo a restaurar una moto clásica que le recordaba a los viejos tiempos, encontró que el motor había sido destrozado. En el depósito de combustible, una nota leída:
"Esta máquina era tu conexión al pasado, pero el pasado está lleno de traiciones, ¿no es así?"

Draken sintió una mezcla de enojo y tristeza, incapaz de ignorar el mensaje.

---

En cada rincón, los chicos estaban perdiendo lo que más amaban: objetos, relaciones, la confianza en sí mismos. Y en cada ocasión, Takemichi se aseguraba de dejar un mensaje que golpeara directamente sus corazones:
"Quiero que sientan lo que mis padres sintieron al perderme por culpa de ustedes."

---

Lilith: Jefe, hemos logrado que todos pierdan algo significativo. Sus caras lo dicen todo.

Danika: Izana parecía devastado por el jardín. Fue un golpe directo.

Naenia: Rindou y Ran están más distanciados que nunca. Apenas se miran.

Amaris: Kalma y yo vimos a Kazutora salir del refugio. Se veía completamente roto.

Takemichi, escuchando los informes de sus seguidoras, no mostró ninguna emoción en su rostro.

Takemichi: Bien. No se trata de violencia física. Se trata de que entiendan lo que significa perder algo irreparable. Quiero que recuerden lo que me hicieron hasta el último día de sus vidas.

Bloody lo miró en silencio, observando la resolución en sus ojos.

Bloody: Michi... ¿esto es suficiente para ti?

Takemichi giró la cabeza hacia él, y por un momento, sus ojos parecieron suavizarse.

Takemichi: No es cuestión de ser suficiente. Es cuestión de justicia.

Bloody asintió, pero su mirada reflejaba algo más. Quizás preocupación, quizás algo que no podía expresar con palabras.

---

Mientras tanto, los chicos comenzaron a notar patrones. Aunque no hablaban directamente entre ellos, era evidente que todos estaban pasando por algo similar. Y lo que más los aterraba era el hecho de que no podían detenerlo.

Chifuyu, mirando su reflejo en un espejo empañado, murmuró:
"Esto no va a parar, ¿verdad?"

El reflejo no respondió, pero en lo profundo de su corazón, ya conocía la respuesta.