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Omnisciente
El pequeño Azael la miro confuso al notar como quemaba su piel.
— ¿Estas bién? —le preguntó—. ¿Por que te pasa eso cada vez que la tocas? —pregunto viendo su herida.
— No lo se Az, es extraño —murmuro mirando el collar confusa.
Pero para el ojiverde se le había confirmado aquella sospecha que tenía desde que ella llegó.
— ¿Vas a seguir espiandonos, Pan? ¿O cuando piensas salir de tu "escondite" la pelinegra se giro a ver la ventana donde se encontraba Pan, espiandolos.
— ¿Como notaste que yo estaba ahí? —le preguntó confuso.
— No soy idiota, Pan —lo miro—.Tienes algo que ver con el collar ¿o me equivoco? —le preguntó directamente.
— Te equivocas —mintio.
— Mentiroso, tu mismo fuiste el que hechizo ese collar —se acercó a el—. La pregunta es ¿que mierda le pusiste? —pregunta acercandose a el.
El pequeño Azael los mira confundido a lado del collar, el miro el collar y volvió a tocarlo, pero al ver que no hacía ninguna reacción en el como lo hizo con Atenea miro a Pan.
— ¿Por que a mami la quema y a mí no? —pregunto confuso.
— Exacto Az —Atenea le dio la razón—. ¿Por qué a el no le hace reacción y a mí si? —pregunta.
— Tu debes sabes perfectamente Atenea —la miro—. Como dijiste, no eres idiota y sabes perfectamente de que estoy hablando —siguió mirandola.
— No se absolutamente nada de lo que estas hablando, Pan —se encogió de hombros.
— Lo sabes más que nadie, Atenea. Pero mañana hablaremos sobre esto —le avisó mientras se daba la vuelta para irse.
— Tu y yo no tenemos nada de que hablar, Pan —lo tomó del brazo girandolo.
— Claro que sí, me explicaras quien eres de verdad —la apunto.
— Soy Atenea ¿que más quieres saber? —pregunta.
— Eso lo se, ¿de donde vienés? —pregunto confundido.
— De tierras muy lejanas —respondió tranquila.
— ¿Como llegaste aqui? —pregunto confuso por su respuesta.
— Ya te lo dije, estaba dormida y apareci aquí —se encogió de hombros.
— La sombra no ha traido a nadie en estos últimos meses —advirtió—. Así que estas mintiendo —la volvió apuntar.
— Piensa lo que quieras, Pan —dijo tranquila—. Ahora déjame dormir.
