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Narrador Omnisciente
— Otra estúpida —dijo con odio Krystal.
— Te prohibo que no me llames así por qué haré que los jodidos demonios vengan por ti —le ordenó Andrómeda.
— ¿Me amenazas, a mi? —le escupe la cara.
— No es una amenaza, es un juramento —dijo con odio.
Era igual a su abuela.
— No seas ridícula —la mira enfadada.
— No me gusta pelear con mortales, así que es mejor que te rindas de una vez —exclama Andrómeda.
— ¿No que muy fuerte? —la aventó al suelo.
Andrómeda la miro furiosa, Merikh estaba viendo absolutamente todo, había roto la jaula y los demonios estaban escondidos en los árboles.
— Ataquen a Krystal, no a los niños ni a Pan —ordenó Merikh.
No quería que lastimaran a Pan, por que sea como sea estaba enamorada de él desde que el visitaba la isla en sus sueños.
Los demonios empezaron a rodear a Krystal, Andrómeda sonrio y tomó a Azael cargandolo.
— ¡Sobre aviso no hay engaño! —grito riendo.
Merikh vio como los demonios se dirigían hacia los demás.
<< ¡No! >> Pensó Merikh asustada.
Conjuro un hechizo haciendo que esos demonios desaparecieran dejando en shock a todos, Krystal estaba traumada, las caras de los demonios se habían convertido en las personas que a ella le tenía demasiado miedo.
Y una de esas era Merikh.
— Veo que le tienes miedo a mi abuela —la miro burlona.
— Te equivocas —negó repentinas veces.
— Esos demonios, se transforman en personas que les tienes tanto miedo que si te podrían a escoger a verla o morir, escoges morir —se burló.
— ¿Que vienés hacer tu aquí? —pregunta Pan quien se puso en frente de Kristal, protegiendola.
— ¿Te gusta? —pregunta directa.
— Claro que no —lo volvió a negar.
— ¿¡Que!? —grito Krystal— ¿Y el beso que me diste en tu cabaña? —pregunta.
El mundo se le derrumbó a Merikh.
— No... —murmuro Merikh cayendo al piso.
Pan trago saliva.
— ¿Y Atenea? —pregunta Erick.
— Ella y yo no somos nada —Pan se tiró hacia el.
<< No, no, no, por favor tiene que ser una mentira >> Pensó Merikh llorando.
Ellos pudieron ser todo.
Para el no significo nada ella, ni la noche que estuvieron, juntos. Para el solo había sido una calentura que traía hace años, aunque no lo quería admitir le había agarrado aprecio, pero no la quería.
En cambio Merikh, lo amaba más que nadie. Era capaz de todo por el, lástima que el no diera nada para poder tenerla. Los ojos de Merikh estaban hinchados, se largo de ese lugar llorando, Henry había aprovechado el momento y había escapado. Merikh lo había visto.
Por que ella le ayudó a escapar.
Ella siempre supo que Pan iba a ocupar el corazón de Henry para poder vivir. El corazón del verdadero creyente.
Ella le pudo haber conseguido un corazón, el que el quisiera, pero no pudo. No pudo quererla como ella lo amaba.
Y no podía ser feliz si no estaba su alma gemela.
Y aunque le costará tendría que buscar otra forma de ser feliz.
Se tiró a el árbol donde el la había besado.
Donde la hizo suya.
No podía respirar bien, le dolía todo, estaba temblando. Quien diría la mujer más poderosa llorando por Peter Pan.
— ¡Pet! —le grito Krystal cuando Pan se fue a su cabaña.
— ¿Que quieres? —se giro a ella.
— Perdoname por lo que hice, por favor—pidió perdón con los ojos cristalizados.
— Ya no tiene caso Krystal.
— ¡Perdoname! Por favor —suplico—. Lo único que quería era que me vieras a mi como la ves a ella —confeso.
<< Y lo conseguiste >> Pensó Pan.
— Ya, olvida lo que pasó —le sonrió.
¿Le sonrió?
Pero rápidamente quito la sonrisa.
— Por favor, no quiero que vuelva a suceder, te juro que no causare mas problemas —juro mientras tomaba las manos de Pan.
— No te preocupes.
— ¿Que pasará con Andrómeda? —pregunta Krystal.
— La sacaré de la isla —Le contestó.
— ¿Y Azael? —pregunta— Me lo quiero quedar —comenta sonriendo.
— El estará aquí, contigo —le respondió.
Por otro lado estaban los niños quienes estaban confundidos por lo que había pasado. No sabían que decir ni que cara poner cuando pasaba Krystal.
Sobre lo que pasó con Devin el prefirió no decir nada, no quiso meter a Atenea y que la regañaran por su culpa. Krystal estaba encantada con Pan, pero el no.
Fingir se le daba bien, pero con Krystal se le daba aún mejor. Con Atenea no sabia mentir, por aunque no lo aceptaba, el la quería más que a cualquier persona aunque odiaba demostrarlo.
Algo de ella le llamaba la atención, su sonrisa lo hipnotizaba por completo aunque no le gustaba admitirlo.
No sabía que le pasaba con Krystal, estaba hipnotizado por ella, algo de ella llamo su atención y no dejaria irla tan rápido, algo le encantaba de ella, y como no si las sirenas eran hermosas.
El canto que ella le dio la hipnótico desde que la vio en la orilla, su canto era todo lo que le gustaba.
— ¡Pan! —grito Felix.
— ¿Que? —pregunta Pan acercándose.
— Henry escapo —le susurro.
— ¿Que? ¿¡Por que lo dejaron escapar!? —hablo furioso.
— Pensamos que fue cuando aquella chica y Krystal se pelearon —supuso Devin acercándose.
— Necesito que lo encuentren, hoy empezaremos el plan —susurro Pan.
