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Omnisciente
Atenea camino hacia el campamento sola, no sabía si Pan iba detrás de ella o estaba espiandola, ya que se le hizo costumbre que la espiara cada que va a hacer algo. Dirigió su mirada hacia todos los lados para observar si no estaba ahí pero no estaba ni se veía, pero aún así se sentía vigilada, pero era una vibra más pesada trato de ignorarlo más no podia, había algo que la inquietaba, así que camino más rápido hacia el campamento.
El camino se le hacia cada vez más lento, sentía como si se hubiera ido hacia otro lado de la isla, se paró y observó su alrededor hasta escuchar una de las voces de los niños así que fue hacia ahí. Quito unos arbustos y se incómodo al ver que no había nadie ¿que carajos estaba pasando? Escucho otro ruido arriba de ella y volteo rápidamente poniéndose en modo de defensa.
Una persona con una capa negra se apareció en su campo de visión.
— ¿Quien carajos eres y que haces aquí? — se puso en modo de defensa mientras la persona de capa negra no decía nada, se quedaba quieta.
Un gruñudo, eso no era una persona, Atenea se inquieto y retrocedió hasta pegarse a un árbol. La persona o lo que sea no se movía asustando a Atenea.
— Lárgate si no quieres que acabe contigo —tomó valor y se acercó a la figura.
Aquella figura se acercó a ella atemorizandola por dentro.
— Pronto volveré —volvió a gruñir y desaparecio dejando la capa en el suelo.
Tomó aquella capa y noto sangre en ella, sangre fresca asustandola.
— ¡Los niños! —grito al escucharte un grito cerca de ella.
Corrió hacia donde provenía el ruido. eran los niños, a lado estaba Pan. Atenea se quedó en shock al ver la gran herida de el pequeño Azael en su pierna izquierda, una herida grande, como si le hubieran encajado un cuchillo y le rajaron la pierna, ocasionandole una profunda herida.
— ¿¡Que le pasó!? —pregunto Atenea al llegar corriendo hacia el preocupada.
— ¡Algo lo atacó! —respondió Devin asustado.
— ¿Como era? —pregunto Pan tranquilo.
Atenea observo a Pan quien estaba tan tranquilo por aquella situación.
— Tenía una capa negra y era alto, muy alto —le volvió a responder asustado.
La cara de ella cambio rápidamente, esa cosa venía a acabar con alguien de ahí, o más bien a ella. Se acercó a Az para tomarlo de las manos, el niño lloraba descontroladamente, Atenea se quitó el saco que traía y arrancó una parte de el. Limpio la herida del pequeño con un poco de agua que los niños tenían para poder desinfectar la herida para después arrancar otro pedazo y ponerlo sobre la herida, no sin antes susurrar algo que los demás no lograron escuchar.
