Capítulo 4.

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Capítulo 4

Llevo mi mano libre a mis labios. ¿Cómo ha conseguido mi número? Tomé el teléfono móvil con ambas manos y traté de llamar. Nada. Volví a intentar durante los siguientes cinco minutos pero no hubo respuesta. Saque las llaves de mi bolso y la adentre en la cerradura para luego con un movimiento de la mano, la puerta quedara abierta. Dejé mi teléfono en el bolso y con un suspiro me dejé entrar a la habitación cerrando la puerta con la espalda. Me moví en la habitación para dejar mis llaves en la mesa pero un ruido del otro lado llamó mi atención. Me giré para ver mejor y el bolso junto a las llaves se resbaló de mis manos.

Mi mirada estaba fija en un punto y si no hubiese sido porque mi mentón estaba unido a mi rostro, hubiese perforado el suelo. Había alguien con Demi a horcajadas mientras lamía y mordía sus pechos. Dios. No podía parar de ver como Demi gemía una y otra vez con los ojos cerrados.

¡Detente!

Solté un leve jadeo y Demi como si supiera de quien trataba, abrió los ojos de golpe. Su mirada se posaba en mí mientras un leve cosquilleo pasaba por mi vientre y me atraía hacia ella. Ella muerde su labio inferior con fuerza evitando soltar un gemido ante los movimientos de su acompañante.

–Selena...– murmura. Doy un paso adelante y me detengo. Doy otro paso aún más agitada y antes de hacer algo equivocado, jadeo levemente y de golpe me salgo de la habitación, dejándome caer de espaldas contra la pared. Mi respiración estaba agitada, mis manos sudorosas. ¿Qué me había pasado ahí dentro? Por un momento lo vi tan hipnótico.

Me levanté de golpe al sentir el ruido de la puerta al abrirse. Demi llevaba puesta ahora una camiseta blanca de poco escote pero podía notar que no llevaba sujetador, sus pezones se notaban de aquí a Italia. Terminó de abrir la puerta y una chica de cabello negro y ojos azules, con aspecto de chica mala, salió de la habitación. Casi me ahogo con mi propia saliva. ¿Demi era...? No, ella me lo hubiera dicho. ¿Demi era lesbiana? Nunca lo mencionó.

La chica acomodó su chaqueta y depositó un leve beso en la comisura de sus labios, Demi sonrió y la chica se giró para irse, no sin antes dedicarme una gran sonrisa hipócrita. Me alejé de la pared de la que había tenido que sostenerme ante tal visión y después de sacudirme la ropa entré de golpe en la habitación tropezando con el hombro a Demi. Me senté en mi cama y comencé a negar. Sentí la sombra de Demi y escuché su cama reclinarse al sentarse.

– ¿Pensabas decirme? –pregunté confusa y molesta a la vez.

–Yo... Espera. ¿Estás molesta porque no te dije y no porque soy lesbiana?

Me levanté de golpe y la atraje a mí en un gran abrazo. –Exacto. Se supone que eres mi mejor amiga.

Demi rodeó mi cintura con sus brazos y me atrajo más hacia ella hundiendo su rostro en mi cuello. Sonreí.

– ¿Quién diría que al final de todo tu serías la más liberada de ambas?– susurré y sus brazos se apretaron más a mi alrededor. Reímos.

–Lo sé...

–Entonces... –murmuré. –Te gusta la chica.

Demi rio como si hubiese dicho un buen chiste. –No... –Se alejó lo suficiente como para mirarme a la cara. –Mi corazón pertenece a otra persona... siempre ha sido así.

La miré con una ceja alzada y le sonreí. – ¿Quién será la afortunada que tendrá que aguantarte? ¿Qué te amará como para no aburrirse? A parte de mí, claro...

Los ojos de Demi se abrieron como platos. – ¿Tú...? –su mirada se conectó con la mía. – ¿Tú me amas?

Reí. –Por supuesto. –Ella sonrió. –Eres como mi hermana.

Juegos Sexuales |Z.M.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora