– ¡¿4?! –grité al ver la nota de mi examen puesto delante de mí por el moreno. Él asintió. – ¡¿Por qué?!
Zayn miró hacia todos lados antes de volverse hacia mí con una expresión confusa. – ¿Quizás porque le gritaste o porque simplemente eres mala en química? –Soltó una leve carcajada y yo lo mire fulminante.
–Idiota. –Susurre. Cerré el casillero frente a mí de golpe y me volví hacia él. Suspire. –Y además debo presentarme en detención, toda una semana.
Él negó mientras cierta sonrisa pícara aparecía en sus labios.
«Algo traes bajo la manga Zayn. »
–De hecho, hablé con el Director. –Comentó. –Puedes volver a presentar en una semana y sin necesidad de estar en detención. –Una leve sonrisa se curvó en sus labios.
– ¿Y qué es eso que no me estas contando? –pregunté con una ceja elevada. Él sonrió aún más.
–Deberás tener por la semana entera, un tutor de química. –Se encogió de hombros. Con el entrecejo fruncido lo mire atenta. «Hay algo más.»
–Oh, bueno. ¿Quién es? –susurre sin importancia.
–Yo.
Reí a carcajadas y me detuve en seco al ver su rostro serio. No jugaba. Solté otra leve risita antes de mirarlo de nuevo.
–Creo que iré a detención. –Trate de sonar lo más seria posible.
–Entonces no podrás presentar. –Se encogió de hombros dándose la vuelta. Lo tome del brazo.
–Espera... –suspire dándome por vencida. –Está bien. Con una condición.
Se giró sonriendo triunfante. –La que quieras.
–Solo será esta semana. –Me acerqué amenazante, señalando su camiseta con mi dedo. –Tienes una oportunidad, si fallas, hare que Harry patee tu culo de niño de mami hasta que no te puedas sentar.
Me aleje de él, hasta quedar fuera de su vista. « ¡¿Qué hiciste?! Harry es su amigo. Estás jodida.» Me hice camino hasta la cafetería tratando de calmar mi respiración más que agitada.
Tome un jugo de manzana y un plato de ensalada mientras buscaba con la vista un lugar donde sentarme. Las grandes paredes de la cafetería expandida al tamaño de un gran almacén, siete filas de mesas blancas con el sello de la Universidad en el centro, en un tono dorado, asientos a los lados pintados de rojo y una combinación de gris y plateado.
Mi mirada aun detallando con sumo cuidado cada espacio. Al final de la cafetería se encontraban carteleras informativas sobre los juegos de la Universidad, papeleras distribuidas por cada fila de mesa. El lugar llevaba el color blanco perla que gracias al tiempo se había convertido en una mezcla de cierto tono gris. Me giré para tomar un asiento pero me conseguí con el pecho de alguien. El plato de comida se giró sobre la camiseta de la persona y la salsa cayó en su rostro. Trate de disculparme y limpiar el desastre en la camiseta pero termine tocando unos ¿pechos?
Me sonroje y levante la mirada para conseguirme con unos ojos azules hipnóticos. Era la chica que había salido de mi habitación anoche. Llevaba una chaqueta de cuero junto a unos vaqueros negros y botas altas del mismo color, ahora su camiseta blanca estaba llena de tonos de verdes gracias a mi torpeza y la ensalada.
–Yo...lo...lo siento. Yo... –tartamudeé. Coloque la bandeja en una mesa y me acerqué a entregarle una servilleta. La tomo y después de romperlas la dejo caer al suelo.
–Así te voy dejar cuando termine contigo, Gomez. –escupió quedando roja y dejando los puños cerrados a cada lado de su cuerpo.
–Lo siento, yo no quise, yo iba a tomar un asiento y tú estabas ahí, no te vi, no es mi culpa, tú estabas en medio, yo... –Me defendí. Todos se giraron y comenzaron a pitar. «No, joder, no. No hagan eso, es peor.»