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Arabella.

Me desperté con el sonido de las olas atravesando la ventana abierta.

A pesar de estar en alerta, dormí toda la noche como un muerto y desperté con un calambre en el estómago que sólo podía ser hambre. El día anterior ni siquiera desayuné por los nervios de la boda y todo lo que pasó después me impidió pensar en comer.

Abrí los ojos por segunda vez en esa cama y por segunda vez comprobe que de hecho, no era una pesadilla. Seguía atrapada allí. Me levanté y chupe aire de inmediato, recordando que seguía herida del tobillo. Miré alrededor de la habitación y al ver las sábanas desordenadas al lado derecho de la cama, me tense. Éstas estaban arrugadas y las almohadas medio hundidas como si alguien hubiese dormido allí. No fui yo porque yo jamás me cambiaba de sitio mientras dormía, así que no pudo ser otro que Amos.

Había dormido a mi lado y preferí no pensar en las cosas que pudo hacerme mientras dormía porque no quería vomitar tan temprano en la mañana.

No sabía dónde estaba el Diablo pero agradeci despertar sola. Aparté las sábanas y antes de bajar, me miré el dedo anular. En unas horas una Costra oscura rodeó la herida que provocó el anillo y temí que fuera a pudrirse al ser un herida abierta pegada al metal y toscamente tratada. Rodeé por la cama hasta que apoye una mano en la pared y me levanté con un pie en el suelo y otro colgando. Tuve que apoyar la mayor parte de mi cuerpo a la pared y dar saltitos para avanzar, así como darme pequeños descansos cuando el dolor del tobillo se hizo demasiado insoportable. Estuve así durante unos veinte minutos, sudando y apretando los dientes. El pie seguía viéndose y doliendo de la misma forma. Pero con la espalda húmeda por el esfuerzo y lágrimas en los ojos por fin llegué hasta el balcón abierto.

El balcón era más grande de lo que esperaba y para mi sorpresa habían un par de gárgolas de adorno en los extremos de la baranda de piedra. Me gustaban mucho las gárgolas. Eran feas incluso para mí pero se veían increíbles en las iglesias góticas que solía ver sobre "Maravillas por el paso del tiempo" en la televisión. Las figuras tenían algo de moho en las patas, indicando que llevaban unos buenos años allí.

¿Quién construyó ese lugar?

La brisa marina me alborotó el cabello y la piel de gallina. Había olvidado que solo tenía puesta una fija pijama y sin ropa interior. De cierta forma, me sentí desnuda.

Observé el mar unos segundos antes de decidirme a entrar. Estaba tan azul como el cielo y tranquilo como sólo el mar por las mañanas podía estar. El sol estaba en lo alto y aunque me daba a la cara, no era molesto. Era una vista maravillosa, pero también era el paisaje desde mi prisión.

Batallé otros largos minutos hasta llegar al armario y lo abrí. De inmediato ahogué una exclamación de sorpresa al ver todas las cosas dentro.

Habían faldas largas, vestidos ligeros y varias corséts con lazos y moños. Demasiado encaje, seda y transparencias. Una sección del armario estaba destinada solo para zapatos de tacón de aguja adornados con lazos y perlas. Abrí un cajón y encontré accesorios desde cadenas hasta anillos, todos en oro, también muchos collares y aretes de perlas y plata. Incluso había bolsos y maquillaje.

Eran cosas destinadas para una mujer con un estilo muy romántico, el mismo estilo que yo solía replicar con todas las limitaciones dentro de la mansión.

Tomé un vestido de tul azul y me miré con el en el espejo de la puerta. La tela llegaba más allá de las rodillas con había una faja en medio para afinar aún más la cintura mientras realzaba los pechos con un corset pequeño. Era un vestido que no me pondria en casa pora evitar las miradas indecentes de Artem y las burlas de Leta, pero seguía siendo todo un sueño.

IMPERIO DE CADENAS [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora