Arboles. Algo muy hermoso. Pero a la impaciente vista de cierta quejumbrosa fémina, algo muy repetitivo.
-¿Cuanto falta?- dijo con cierto cansancio y unas cuantas notas de aburrimiento, la combinación perfecta para molestar a sus compañeros.
-¿Puedes cerrar la boca? ¡Todos estamos cansados!- respondió el único hombre del grupo.
-¡Nori! ¡No seas así!- reprocho la otra chica.- ademas, lo lamento Card, no sabemos exactamente donde queda.
-¿Entonces solo caminaremos hasta encontrar ese... Aid, me repites que era?- cuestiono la antes nombrada.
-Templo.
-Templo... ¿No nos atraparan esos feos de la policía hasta entonces?- sugirió con pesimismo la rubia.
-Se la pasan preguntando a la gente en la ciudad, ya casi ni salen a patrullar.
-¿Pero es necesario?
-Si, es necesario. Ahora te pido que hagas un poco silencio porque molestas a todos, y no creo que quieras un repentino golpe en ese velo tuyo.
Declaro Nori, continuando con la pesada, o mas bien pesadilla para Card, caminata sin un destino cierto. El bosque intentaba detener su camino con grandes ramas; las hojas, anaranjadas por el otoño, generaban una raspada en la piel de Aid. Le recordaba a su hermano. El siempre había sido una persona fanática del otoño; acaricio la superficie cuidadosamente, con un cariño y gentileza que solo ella tenia. Después de todo, ellas eran ahora mismo el único testigo de la travesía; un viaje a lo largo de un lugar frecuentado por adolescentes, cosa la cual ellos no lograron ser y nunca lo lograran.
Un pequeño llanto los sorprendió a los tres. Parecía ser un grito de dolor, un llamado en busca de ayuda por alguien. Por una pequeña diferencia de moral entre los tres, la primera en reaccionar fue la de voz aguda.
-¡Amenay! ¡Tenemos que ir a ayudar a esa pobre persona!- exclamo con creciente preocupación la de ojos rasgados.
-Aid, nos desviaremos mucho. Ademas, es tarde, tendríamos que encontrar algún lugar para pasar la noche.
-¡Ustedes no tienen la necesidad de dormir! Y si ustedes no van, iré yo- respondió algo enojada por la poca asistencia de sus compañeros. Seguido de eso, sus pies se levantaron del suelo y comenzó a avanzar hacia el lugar de donde provenía el estruendoso alarido.
-La acompañare, ella no mataría a una mosca si esta en peligro- excuso el moreno rápidamente mientras seguía a la pálida.
-Ugh... Tercera rueda...Ahora te entiendo, Lazey- declaro esta con cierta molestia mientras iba por el mismo camino que los otros.
...
-¿Me explicarías que te fumaste, Timothee? Osea, sabia que las celebridades tenían problemas por abuso de sustancias, pero no me imaginaba que caerías tan bajo, específicamente tu.- burlo Vend.
-¿¡No viste las imágenes que nos mostraron los de el control anoche?!- regaño el rubio mientras le jalaba un poco el brazo el otro con indignación.
-¡No me interesaba en ese momento! ¡Ademas, suéltame el brazo, pareces homosexual!
-¡Lo dice el que coqueteaba con el conserje!- devolvió el rubio, soltando su brazo en un intento de demostrar enojo.
-Chicos... ¿Están bien?- pregunto la madre de Vend por los gritos provenientes de arriba. Se asomo ligeramente para comprobar como se encontraban.
-Si mamá, tan solo tuvimos una pequeña charla- explico a su madre. Las mejillas del rubio ardían por la vergüenza y el enojo.
-Esta bien... Tan solo no griten tanto.- pidió antes de bajar las escaleras.
-¿Tu mamá siempre es tan amable?
-No, solo se hace porque tu estas aquí- explico.
-Bueno...¿Podríamos volver al tema?
-¿A tu esquizofrenia?
-¡Déjame hablar! ¡En cuanto te explique, lo entenderás!
-¡Esta bien, esta bien, explica!
-¡Por Amenay, gracias!
...
-Hay un ruido proveniente de el interior del bosque- comento la marioneta con su mono toma voz.
-¡Ya lo se! Si tan solo hubiera escuchado mejor a ma...-dijo antes de auto corregirse- a la señorita Delhila, no estaríamos en este aprieto y sabría que hacer.
-¿Por que te auto corriges, SUO?
Seguía estremeciéndose cuando escuchaba su propio nombre. Aunque en realidad no lo era. El amaba su nombre real; pero ya nunca seria llamado así y lo sabia... ¿Era su culpa haber perdido lo poco de humanidad que su nombre le daba?
-Porque así nos dijo que la llamemos, y así la llamaremos.
-¿Pero no te crearon acaso?
-Si... Pero no de la misma manera que a ti- respondió con cierta risa nerviosa el pelirrojo.
-Entendido.
Ambos continuaron caminando, esperando que nadie encuentre el estrago que era el chico a unos cuantos metros de ellos.
-¿Por que seguimos sus ordenes?
-Porque ellos nos crearon, Stap.
-¿Pero no podemos tomar nuestras propias decisiones...?- pregunto la marioneta mirando a el chico.
No le respondió. No quería. El silencio gobernó, hasta que se le salio un pie por accidente a SUO y lo tuvo que ayudar a re colocarlo.
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El templo de Fatum
FantasyHace muchos años, una diosa se fue de la tierra, dejando atrás a su artefacto mágico mas poderoso: Fatum, una pluma con la cual su portador podía alterar el destino a su deseo. Siglos después, el futuro de unos jóvenes se ve entrelazado en su búsqu...