Limpiar. Eso era todo lo que debía hacer. Por mucho que le disgustaba tener que cepillar los zócalos, tenia que ser hecho... ¿Por que? El no había participado en el problema, la deuda, el crimen... ¿Por que las condenas de los padres caen a el hijo? De cualquier manera, era lo menos que podía hacer. Para mantener a su hermana.
A lo lejos escucho varios gritos. Suspiro, sabiendo perfectamente quienes eran. Los del AAPC. Después de, misteriosamente, dos días de completo silencio, era cerca de la quinta discusión del mes. El no conocía, por mas que pequeñas interacciones, a sus miembros. Probablemente porque el era el chico que limpia. O también porque los miembros quizás se sentían algo culpables de lo injusta de su condena, incluso incómodos de ser los responsables.
Se acerco de manera curiosa a la puerta y fingió estar barriendo, despistada mente pasando la escoba en los bordes de la pared. El polvo voló descuidadamente por el aire, haciendo que tenga una pequeña tos, aunque el no le dio importancia y simplemente acomodo sus lentes, buscando prevenir que el polvo entre en sus ojos.
-¿¡Como se te ocurre desaparecer por dos días enteros?! ¡Y encima que regresas, estas completamente lastimada!- exclamo. Eso explicaba el silencio en la estación, pensó el.
-¡Bueno, no lo hubiera hecho si tu sistema de mierda funcionara!- la voz femenina respondió. Oh, eso de nuevo. Que aburridos.
Cuando escucho los pasos acercándose de nuevo a la puerta, el volvió a fingir que estaba barriendo. La puerta se abrió, revelando a, según el sabia, el líder de la unidad. El lo examino con esa mirada, la mirada con la que siempre lo miraban. Luego, hablo.
-Ni una palabra de lo que escuchaste a nadie, Heiner- dijo fríamente.
El asintió, continuando su labor. Iba a respetar su palabra, por supuesto. Pero quizás una que otra mención sobre eso a Vend y Starling no dañaría a nadie.
...
-¿Era necesario venir?- cuestiono alzando una ceja.
-Si, hay que ver si están purificadas- respondió el rubio señalando las guadañas en sus manos.
-¿Por que? Lo dices como si fueras el mas creyente en Cerum- se burlo Vend. Sabia perfectamente que Timee tampoco estaba muy entusiasmado con la idea de Cerum, pero que de cualquier manera asistía. Era un hiber después de todo.
-Mmmmh... Mas creyente que tu al menos- dijo juguetona mente.
-Graciosito.
-Gracias.
-No era un cumplido.
-Lo se.
Ambos entraron al gran lugar. Bancos, bancos y mas bancos, en la perspectiva de Vend. Era claustofobico. Estar en el medio de cuatro paredes las cuales el solía evitar. Los grandes ventanales con dibujos de los cuatro dioses eran imponentes, iluminando con diferentes luces la gran habitación. Sus ojos divagaron por la colosal sala, recuerdos grises invadiendo su mente. Un extraño sentido de nostalgia entraron a su mente, algo raro para el debido a que era la primera vez que iba a ese lugar. A las únicas dos iglesias que había ido fueron la de su bautismo, apenas nació en Mehai y una pequeña, la cual estaba ubicada cerca de su casa. Era una muy pequeña dirigida por un grupo de personas provenientes de su país.
-¿No habías venido nunca aquí?- pregunto el rubio, notando su expresión.
-No- respondió.
-¿No crees en Cerum oooo?- alargo la pregunta el rubio. Sabia que era un tema delicado.
-Bueno, si, pero en Mehai hay algunos... Cambios, a la tradicional, por así decirlo. Hay algunos factores o supersticiones diferentes que en Phetsoned.
-Entiendo- respondió el cantante.
Avanzaron por los pasillos, acercándose al umbral que dividía los cuatro sectores. Tenia sobre ella dibujada la estrella y los destellos de Cerum, como la mayoría de estas. Con unos pasos mas, llegaron a un umbral con una pequeña lechuza dibujada sobre ella. Sus ojos divagaron en el interior, sacando la conclusión a través de las lavandas, magnolias y camelias blancas que estaban en el "santuario" o "sector" de la diosa Dastray.
Los dioses de Cerum eran cuatro, o bueno, cinco, pero el quinto no era un buen tema de conversación. Al menos no por ahora. La iglesia de Phetsoned era la mas grande de todo el mundo, siendo considerada una de las mas sagradas y significativas.
Amenay, la diosa madre, deidad de la creación, la vida y el destino, era la mas importante. Sus dedos y temperas tejen el destino de la gente, enredando y desenredado el hilo de la vida de las personas. Era constantemente representada por el ave fénix, leyendas del pasado contando como ella lucia en su espalda dos grandes alas del animal. Generalmente, su santuario era decorado con azucenas. Por alguna razón, muchos decían que el tipo de pasto, algunos narcisos tendían a crecer en este, pero eran cortados al instante por los representantes.
Poist fue la primera creación de madre. Si no contamos a Dastray, por supuesto. Amenay lo creo, en un intento de buscar algo... Ayuda para su futuro, creando a los humanos. El es el dios de la salud y la enfermedad. Durante las plagas, es muy normal ver gente dejando mas flores de lo usual en su santuario. El es representado con un arrendajo azul, las flores que crecen en su santuario siendo camelias y hortensias.
Dastray es la única hija de madre. Su sucesora, su descendencia. Representada por una lechuza, ella es la deidad de la guerra, las armas y el poder. Conocida por tener un terrible juicio, o el juicio que deciden darle los representantes al momento de dar armas bendecidas, se cuenta de ella como la fiel seguidora de madre. El fuerte olor de las lavandas contrastaba con los blancos tonos de las magnolias y las camelias, igualando quizás su fuerza.
Leum siempre fue un misterio. Muchas leyendas cuentan que el fue un humano. Un fiel seguidor de Amenay. En un desastre ocurrido miles y miles de años atrás, el logro ayudar a mantener un equilibrio entre una guerra creada por Poist y Dastray, incluso siendo mortal. Eso fue por lo que ella decidió volverlo un dios. El es el dios de lo que logro sembrar, equilibrio. En las ilustraciones, sus alas están cubiertas por su capa, a diferencia de los otros que las lucen alegremente. Lo único que se lograba saber de el era el crecimiento de crisantemos y muguet o lirios del valle, como prefieran llamarlos, en su jardín.
En el año llamado "la caída de Cerum", con el que se dividía el cuento de años, consistía en una fecha importante para ese planeta. Era la fecha en la que Amenay se auto exilio del mundo humano para atrapar al dios prohibido, quien había intentado acabar con el mundo. La batalla fue tan fuerte que ella termino atrapada también. Las otras deidades, destrozadas por su abandono, desaparecieron también. Durante unos años, estos tres iban a visitar el mundo humano en una especie de festival, pero dejaron de aparecer de un día a otro. Desde hace mas de dos mil años no se sabe nada de ellos.
Algo que quizás tan solo los historiadores sabían era de la partida de Amenay. Ella no se fue por completo, dejo algo consigo. Ese algo es Fatum, un arma tan poderosa que puede cambiar el destino y abstraer la realidad al antojo de su portador.
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El templo de Fatum
FantasyHace muchos años, una diosa se fue de la tierra, dejando atrás a su artefacto mágico mas poderoso: Fatum, una pluma con la cual su portador podía alterar el destino a su deseo. Siglos después, el futuro de unos jóvenes se ve entrelazado en su búsqu...