Capitulo 8

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-SUO, ven aquí- demando una voz.

    El antes mencionado trago un poco de saliva. Recordaba haber conseguido todos los materiales..¿No era  Stap quien lo acompaño, después de todo?

-¡Que vengas!- se escucho de nuevo a la lejanía.

    El pelirrojo, aunque mas bien naranja, camino lentamente hacia el cuarto. Miro con impotencia la puerta, y unos segundos después sus anormalmente frías manos tocaron el pomo, acariciándolo, esperando pacientemente el sonido que indicaría la cálida presencia de alguien mas en el pasillo. Aunque el era consiente de que el dueño de dicho ruido no estaba dentro de su campo de visión, saber que el estaba ahí le daba un poco de curiosidad, emoción la cual invisibilizaba por completo el miedo. Sonrió levemente al escuchar el estruendo metálico de los pasos pertenecientes a esa persona.

   Por fin, abrió la puerta, visualizando el lúgubre aspecto al que estaba acostumbrado. Los químicos ubicados encima de la mesa; gracias a la poca luminosidad del lugar, sus neones colores brillaban fuertemente, siendo la única fuente de iluminación en el escalofriante cuarto...¿De que estarían hechos? No lo sabia ni le importaba. Después de todo, lo que mas le imponía terror en ese cuarto no eran los químicos, si no la mujer sentada en la silla, mirándolo fijamente a través de la oscura mascara de gas, mascara la cual cubría todo su rostro. Logro visualizar como, antes de hablar, la ella llevaba su cabello naranja al costado de su uniforme.

-SUO.

-¿S..Si señorita?- pregunto tartamudeando mientras jugaba con el cuello de su suéter azul.

-¿Me explicarías por que hay cinco fenos en vez de los diez que te dije?-pidió esta.

-Es que mientras estábamos en el bosque un niño apareció y...y

-Nada de "Y,y". Yo te di y devolví la vida, te doy de comer, cuando te lastimas te pongo las vendas, te damos un lugar donde permanecer, ¿Y así es como me pagas?- exclamo dramáticamente.

-Lo lamento ma... Señorita Delhila, no volverá a pasar, se lo prometo- lamento entre sollozos este.

-Mas te vale. La próxima enviare a Shapey, ella demostró ser mucho mas eficiente.

    Al salir de la habitación, la risa de una figura deforme en ese momento lo sorprendió. Dejando atrás su deforme forma, adopto la de una chica. Estaba mas que seguro de que se burlaría de el, y antes de hacerlo, abrió el su par de ojos verdes extra.

-Ya escuchaste SUO, soy mas eficiente- anuncio con tono de superioridad.

-No estoy de humor, Shapey- dijo el niño con ojos llorosos.

-Owww, ¿El pequeñín esta triste porque lo han retado? Pobrecillo-dijo burlesca mente esta, sonriendo.

    Este solo cerro los ojos y abandono la sala, dejando a la otra hablando sola. Esperaba encontrarse al autor de los pasos, consciente de su ubicación en ese momento preciso.

...

-Entonces...¿Solo vamos a caminar hasta encontrar o a los de la unidad esa o a ellos?

-Si, ¿O tienes alguna otra idea?- cuestiono con sarcasmo el rubio, quien al ver el silencio simplemente dijo- entonces, si no quieres te jodes.

    ¡El mismo Timee Reshton de siempre! Pensó el de cabello castaño oscuro mientras admiraba un poco la ciudad... El nunca había estado tan cerca del bosque. Cambiando de tema, ni el sabia la razón del porque miraba y admiraba el como el rubio lo trataba; en general, el solía ser alguien a quien le daba igual todo esto.

-Dime eso cuando dejes de llorar por el polvo de la calle-respondió con algo de cansancio.

-Entonces tu deja de llorar por tu hermana.

-Ugh, cállate, eso fue un golpe bajo. Ademas, se nota desde diez kilómetros que tu eras el consentido de la tuya.

-Pero al menos mis padres tienen un trabajo estable, ¿No son las ventas de su pequeño restaurante mas bajas cada mes?

-¡Pffft! ¿Estable? ¿No salio en tres noticieros diferentes que estaban en quiebra?

    Así es como comenzaron. Una gran guerra de insultos fue dada, con determinación, escudo y espada. Esa no era la mejor manera de socializar, pero, en el fondo, ambos disfrutaban un poco las pequeñas discusiones y las charlas. En algún punto de la pequeña batalla, los dos comenzaron a reírse por las estupideces que salían de sus bocas, tanto de la propia como de la contraria.

-Jaja, tu, tu... No se me ocurre nada mas, me rindo- exclamo entre risas el rubio, con las mejillas rosas de tantas payasadas.

-¡Por supuesto!- festejo, también entrecortado por las cálidas risas - Y como premio... Me traerás una botella de agua, esclavo- bromeo Vend.

-Solo la comprare porque también tengo sed.- respondió este para irse a la tienda mas cercana.

    No fue hasta ese momento que el mehainiano noto algo; el rubio debía andar con cubre bocas y una sudadera con capucha. Bueno, es un cantante famoso después de todo, recordó levemente este. En cambio, el mismo utilizaba para sus luchas cubre bocas por dos pequeñas razones: número uno, era obligatorio usar al menos una prenda que oculte parte de tu rostro, número dos, una técnica muy normal en su variante era los golpes a la cara para desorientar al rival; si el quería contener sus dientes dentro de su boca, necesitaba cubrir cela de alguna manera.

   En cuanto regreso Timee, antes de darle un pequeño momento para hablar, ambos lograron escuchar un grito a sus espaldas. Los dos abrieron los ojos y luego de un pequeño arreglo no verbal, corrieron hacia el lugar de donde ese estruendo provenía: el bosque.

...

-¡Card! -Grito la chica.

   La ya mencionada gimió del dolor. Sus pálidas manos tocaron con una velocidad de campeonato su, ahora de un tono carmesí, pierna. La sangre goteaba en grandes cantidades, inundando el pequeño espacio, enmarcado por grandes e imponentes arboles, de un horripilante e invasivo hedor metálico. En comparación a cualquier dolor algún día sufrido por esta, aquel ardor era de otro mundo, y mas cuando tu pequeño cuerpo no esta acostumbrado al fuerte dolor; caso el cual representaba a la rubia. La gran punzada en su pierna inundaba su cuerpo con un fuerte sentimiento, sentimiento el cual, si no frenaba pronto, la llevaría a la locura. A pesar de no ser visible por el negro velo, cosido a una vincha roja con una paciencia definitivamente no suya, su rostro mostraba una expresión de terror y sus grandes quemaduras parecían doler aun mas que el día de su muerte.

   Mientras hiperventilaba, logro percibir como la alta figura de la castaña reposaba a su lado, y antes de que pudiera defenderse con sus cartas, la uniformada las tomo, arrojándolas lejos de su alcance.

-Pfft, les dije a esos dos que esto seria mucho mas rápido- comento en tono de burla- por supuesto que lo es de todos modos, era imposible no superar a esas estúpidas revisiones puerta a puerta.

   Nori corrió en dirección a esta, intentando golpearla para lograr liberar a su compañera. Sus manos se aferraron a la pequeña navaja, apuntando a la fémina con sus ojos. En el segundo que iba a lanzadlo, un arma de fuego fue puesta frente a el. Aid miraba con horror esta escena; tomo cuidadosamente el filoso palo reposaste a su costado, corriendo hacia la chica, otra vez. Fue recibida por la misma reacción que su pareja.

-¡Ja! Mucho compañerismo y todo, pero en cuanto les pones una pistola en la cara se va todo por el desagüe- rió esta, segundos antes de que sus ojos fueran tapados por unas vendas.


El templo de FatumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora