Capítulo 2

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Su cama

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Su cama. Mi sofá

Gojo había sido tal vez, como decirlo... algo impulsivo.

Si, era el hechicero más fuerte de la actualidad y tenía gran influencia en el mundo de la hechicería.

Pero seguía siendo joven. Mucho a decir verdad. Ni siquiera tenía veinte años.

Ahora debía abstenerse de las consecuencias de sus impulsos juveniles y hacerse cargo de dos niños que dependían totalmente de él.

Bien. Bien ¿Qué tan difícil podía ser?

—¿Este es tu hogar, Gojo sensei?

Tsumiki observaba curiosa desde la entrada, bastante ansiosa de recorrer lo que sería su nuevo hogar. Megumi por su parte se quitaba en silencio sus zapatos sin mediar palabra, incluso si ya no estaban en la escuela de hechicería su actitud hostil no había bajado ni un poco.

—Así es, este es mi departamento. Aquí paso la mayor parte de mi tiempo libre —con cuidado empujó a ambos hermanos por la espalda invitándolos a explorar. —Son libres de ver lo que quieran.

Un asentimiento y pronto ambos desaparecieron. Tsumiki caminaba rápido casi que corriendo pero sin hacerlo, tal vez para mantener el respeto al espacio del mayor. El pequeño de Megumi solo caminaba a paso tortuga sin interés.

Tsumiki era una niña bastante sonriente y expresiva, sus gestos delataban muy fácilmente lo que pensaba o decía. Megumi por otra parte nada. Literalmente nada. Si Satoru no lo hubiera visto llorar horas antes creería firmemente que este niño más que niño era un robot.

—¡El baño es enorme! ¿Esto es? ¡La cocina parece de revista! ¡Waaa! ¡La alacena está llena de dulces! ¡Megumi, mira! ¿Alguna vez viste tantos dulces?

Tsumiki prácticamente arrastraba al menor por toda la casa recorriendo habitación por habitación. Gojo no recuerda nunca tener tanto ruido presente en su departamento, aunque en parte también era porque nadie iba.

No porque no lo quieran ni preguntaran por él. Simplemente. Bueno. Era su espacio personal.

Satoru camino a la sala de estar tomando asiento en el gran sofá. Había sido un día largo y ciertamente incluso para el mismísimo Satoru Gojo lidiar con los altos mandos era agotador hasta los huesos.

¿Tal vez se estaba haciendo muy viejo?

Demonios, no. Ignoremos esas dudas.

—¿Qué les gustaría cenar? ¿Comida rápida? ¿Alguna carne? ¿Pastas? Soy bueno cocinando.

La niña fue la primera en acercarse a Gojo con Megumi detrás siguiendo sus pasos.

—¡El departamento de Gojo sensei es gigante! ¿Acaso eres una clase de príncipe?

Un día NORMAL en la vida de Gojo Satoru y Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora