Capítulo 5

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Loco por los dulces

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Loco por los dulces.

La siguiente parada fue el supermercado.

Si bien la alacena de Satoru estaba llena no era suficiente para alimentar a tres personas. Además, no estaba tan… variado que digamos.

El camino de regreso al edificio de su apartamento fue lento -por su culpa al cargar tantas bolsas y cajas- pero llegaron. Les dejo las cosas a los del servicio ordenando dejarlo en su respectivo hogar mientras iba en busca de su auto con los niños.

Un error no se comete dos veces.

El auto era grande y espacioso, como aún eran muy jóvenes sus pies no tocaban el piso y solo colgaban en lo alto. Satoru fue responsable y se encargó de verificar que tuvieran bien puestos los cinturones de seguridad en los asientos traseros, solo arrancando una vez verificado.

El gran supermercado estaba repleto de personas, todas realizando sus respectivas compras.

Satoru forzó a su memoria a recordar lo que decía Suguru cuando iban de compras, él siempre controlaba sus alimentos y no lo dejaba comprar más de lo necesario casi como si Satoru fuera un niño impulsivo e incontrolable mientras Getou el adulto a cargo. Lo cual no estaba muy lejos de la realidad. Negó ante el recuerdo, ahora él era el adulto responsable y debía asegurarse de que ambos niños no pidieran cosas innecesarias. Entonces Satoru como el adulto que es les diría que no dando el mejor ejemplo.

Algo que nunca pasó.

Tsumiki y Megumi realmente eran niños inteligentes y autosuficientes. Incluso más que el propio Gojo Satoru.

Satoru no tuvo que mediar ni una palabra cuando los hermanos guiaron todo el camino buscando todo lo necesario para cocinar. Incluso elegían las especias y verduras correspondientes.

Ni un solo dulce había aparecido a la vista para llevar.

O lo fue hasta que llegaron a la sección de dulces donde empezó un berrinche.

—¡No puedes llevarlo!

—¿Ah? ¿Por qué no? ¡Mira, es de chocolate!

—¡Dije que no!

—¡No puedes decirle que no a un dulce!

—¡Gojo Sensei tiene suficientes dulces en casa!

—Megumi, nunca es suficiente.

El berrinchudo era Satoru.

Apenas entraron a la sección de dulces ninguno de los niños se interesó realmente a comparación de Gojo quien babeaba por todo lo que veía. Para su mala suerte Megumi era como un anciano cascarrabias que tan pronto lo vio tomar una caja le pidió que la dejara. Cosa que no pasó. Una cosa llevó a la otra y ahora ambos estaban acá.

Megumi cargaba un par de verduras al igual que Tsumiki y otros productos cuando sus pequeños ojos que todo lo ven observaron con terror como de forma disimulada el mayor intentaba tomar esos dulces.

¡Megumi no lo permitiría! ¡Este anciano ya tenía demasiados dulces en casa! ¡Tanto que sólo mirarlo daba diabetes!

—Megumi, no lo entiendes. Los dulces son buenos para mi, veras, debido a mi técnica gasto mucha energía y los dulces me ayudan a…

Megumi lo ignoró. Siguió con su camino tras dejar la caja en el mismo lugar.

—¡Megumi!

—No.

—¡No puedes ser tan cruel!

—El azúcar te vuelve más loco de lo que eres.

Gojo se llevó la mano al pecho completamente ofendido.

¿Loco? ¿Megumi acababa de llamarle loco? ¡Qué audacia!

Pero, por alguna razón, no fue capaz de tomar su preciada caja de dulces. Lágrimas imaginarias se asomaron por sus ojos. Nunca había conocido tanta indiferencia a los dulces.

Tsumiki se acercó, ofreciendo un pequeño caramelo a Satoru haciendo luego un pequeño gesto de silencio.

—Será nuestro pequeño secreto.

Y sin más se fue corriendo tras su hermano mientras Satoru se quedó quieto como un alma destrozada.

Ahora lo entendía. Pura maldad residía en el cuerpo de ese niño.

Un día NORMAL en la vida de Gojo Satoru y Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora