Solo eran días normales entre un niño y un adolescente casi adulto.
Gojo Satoru estaba seguro que criar a un mocoso debía de ser fácil.
Megumi Fushiguro no confiaba ni un poco en él.
Por supuesto, nada sale según lo planeado.
●Créditos a sus respect...
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Cachorros al 2x1
Con el paso de los dias el tener clases de hechiceria básica junto a Satoru se volvió rutina. El hombre se estaba tomando muy enserio su papel como profesor novato al punto de preparar material de antemano que pudiera servir para la educación de Megumi.
Las tardes eran cortas y productivas. Tsumiki tendía a observarlos unos minutos al inicio pero más temprano que tarde se aburría y volvía con sus dibujos o juguetes. En este periodo de tiempo habia adquirida una aceptable colección de juguetes, cortesía de Satoru.
Tsumiki no era una hechicera ni tenía la sangre para serlo y tanto hombre como niño lo preferian asi. No eran necesarias palabras cuando se trataba del tema, una mirada y era obvio que ninguno tenia intencion en que la amada niña tuviera relacion asi de directa con la brujeria.
Megumi era una excepcion, inevitablemente debia prepararse como hechicero al ser -para su desgracia- un descendiente directo de los Zenin.
Al inicio entender las clases de Satoru fue algo complicado para el menor, pero la convivencia pronto hizo que comprender fuera medianamente fácil.
Esta semana en particular fue más práctica que teórica.
En primer lugar Satoru habia explicado las tecnicas que habia dentro del clan Zenin, tomando una pequeña pausa antes de explicar.
—La técnica de las diez sombras. La más importante y poderosa en el clan Zenin. Al igual que los seis ojos solo aparece en el clan cada cierto tiempo… y tal vez…
Tal vez tú la heredaste.
Satoru era algo egoísta. O más de lo que creía. Megumi no habia dado un solo indicio de lo que podria ser su tecnica ritual lo cual siempre le sacaba un suspiro de alivio inconsciente.
Si Megumi no tuviera la técnica hereditaria del clan Zenin y fuera solo una técnica común entonces el niño podría ser ignorado junto a su hermana.
Pero era un pensamiento tonto y sin fundamemto a esta altura. La razon por la que todos estaban tan decididos a tener bajo su dominio a Megumi era por el hecho de que probablemente aquel pequeño niño era portador de una de las técnicas más deseadas.
Satoru no podia ir en contra de la corriente de un océano. Lo que tenga que pasar, pasaria y retrasar algo inevitable solo seria contraproducente a futuro. Por ello mismo esa semana mientras Megumi practicaba el control de su energia maldita, Satoru se acercó a él y guiando sus manos le enseñó a hacer la figura de un perro.
El niño no lo entendio al inicio pero con las luces apagadas y una linterna apuntando sus manos mostro en la pared la sombra de un perro. Tsumiki le había aplaudido para felicitarlo mientras Satoru solo le sonreía.
Finalmente al noveno dia de practica paso lo inevitable.
Satoru no estuvo presente en ese momento, su telefono no habia parado de sonar desde hace dias. Él lo habia ignorado todo lo posible al ver quien era pero en algun momento debia contestar.