Capítulo 13

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Pequeña Maldición

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Pequeña Maldición.

Satoru secaba sus manos tras lavar los servicios utilizados durante el almuerzo, le dio una mirada a la ventana por la que entraba la luz del sol. Este día era especialmente más cálido de lo normal incluso con el invierno a la vuelta de la esquina.

Con un día tan cálido sería pecado no salir a caminar, ¿verdad?

Megumi miraba en silencio la televisión en la sala. Tsumiki estaba arrodillada frente a la mesa del centro dibujando, dejando de vez en cuando pequeñas notas al lado de sus dibujos.

Satoru sonrió ante la vista.

—¡Miren nada más el cielo despejado! Está casi tan perfecto como mis ojos. Es una señal, ¿no es una gran oportunidad para salir?

Megumi lo miró ligeramente interesado.

—¿Podemos conseguir un batido en el camino?— preguntó Megumi.

Satoru asintió acercándose al niño lo suficiente para tomarlo en brazos y alzarlo.

—Conseguiremos todos los batidos que quieras— le prometió.

Antes de que se dijera una palabra más la voz suave de Tsumiki resonó dando una respuesta.

—Yo no iré.

Esto sorprendió al hombre y al niño.

Satoru solo dio un paso, como tanteando el terreno tras la corta respuesta de Tsumiki. Megumi se sujetaba de su cuello con ambos brazos como si tuviera un mal presentimiento.

—¿Tal vez Tsumiki está enojada?— balbuceo Megumi en un tono poco familiar para Satoru.

Tsumiki detuvo sus movimientos, sus manos no soltaron en ningún momento los marcadores que utilizaba. Sus ojos se clavaron como agujas en ambos hombres.

—No es nada de eso, Megumi— ella afirmó. —Me gustaría terminar esto y tener algo de silencio ayuda mucho.

Una ‘o’ se formó en los labios de Satoru al comprender un poco a la menor.

Tal vez Satoru no era muy consciente de sus actos pero ciertamente era muy ruidoso. Ya sea con sus risas o sus largas conversaciones su voz resonaba entre las paredes del departamento todo el día y noche. Incluso Megumi, quien tendía a ser reservado con sus palabras se había vuelto un poco más abierto.

Estaba bien, realmente excelente. Pero simplemente Tsumiki quería un momento para sí misma con el silencio del departamento y tal vez un poco de música de fondo a bajo volumen.

Un día NORMAL en la vida de Gojo Satoru y Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora