🖌️ Capítulo 8 🖌️

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Froté mis manos para entrar en calor, aún con los guantes puestos sentía cómo el frío se abría paso hasta llegar a mi piel. Me acomodé el gorro y salí del auto con el tubo de cartón que tenía el póster de películas.

Era muy temprano, apenas se podía distinguir que el sol estaba a punto de salir por el horizonte. Con cada paso que daba, la nieve se amoldaba a mis pies. Había algunos vecinos tratando de retirar la nieve de sus fachadas mientras que un camión pasaba para quitarla de la calle. La noche anterior nevó ligeramente, dejando la ciudad bañada en un blanco puro.

Apenas giré para dirigirme a la entrada de la casa de Abby, resbalé cayendo directamente en la nieve de su jardín; había dado un paso en falso. Me quedé acostada por largos minutos, replanteándome el haber venido, hasta que vi cómo una cortina en el segundo piso se movió ligeramente.

Antes de que alguien me atrapara, me levanté, me quité la nieve con movimientos torpes, caminé lo más rápido que pude teniendo precaución de no volver a caerme y coloqué su regalo recargado a un lado de su puerta.

Esta vez como dibujo puse a Ghostface y de mensaje escribí: ¿Cuál es tu película de terror favorita?

Busqué la película por curiosidad y mi abuelo me acompañó a verla. La adrenalina aumentaba en mi interior con cada asesinato. Llegué a sentir que el latido de mi corazón iba cada vez más rápido en sintonía con la banda sonora.

Pensé que tendría un inicio lento, con una chica que estaba preparando palomitas para ver una película de suspenso, pero el final de esa noche fue ella colgada en un árbol con las vísceras por fuera, mientras una madre gritaba al ver a su hija muerta. Justamente sus padres llegaron cuando el asesino empezaba a apuñalarla, entraron en la casa y vieron todo el desastre de la pelea. Casey Becker luchó hasta el último momento, pero nada de eso sirvió.

Tal vez fue que la película ya tenía muchos años, se hizo en los 90's y eso ayudó a que no tuviera tanto miedo al verla. Me daba un poco de risa los efectos que utilizaron para exagerar el corte de un cuchillo o tijeras, pero en los momentos de tensión lograron atraer mi atención. 

Cuando mostraron la primera vez que el asesino apareció detrás de Sídney Prescott, mi abuelo y yo hicimos un desastre con las palomitas, al final ambos reímos porque era probable que mi grito lo asustara. Estaba resultando divertido pasar mis tardes libres con él.

No me tomó tanto tiempo regresar al coche, ni en dirigirme a la casa de Leo. Se podría decir que eran casi vecinos por unas cuadras de diferencia. 

Apenas me acerqué a la puerta, Leo apareció soñoliento, pasó sus manos por su cabello, pero lo único que hizo fue despeinarlo más de lo que ya estaba. 

Esta semana habíamos quedado que yo lo llevaría a la escuela, me quedaba de camino y así Andrea no tendría que desviarse para llevar a su hijo a clases. De cierta forma, todos ganábamos porque ella nos preparaba el desayuno y no había mejor forma de comprarme que con comida.

Mientras saludaba a los Álvarez, un pequeño gatito naranja se acercó a mí, maullando. Apenas tuve oportunidad lo cargué y lo acuné entre mis brazos. Con solo acariciar su cabeza, empezó a ronronear y eso me pareció lo más tierno del mundo, sin contar de cuando Boky era un cachorro que apenas podía caminar sin caerse.

Me senté en la mesa de la cocina, Andrea estaba preparando los alimentos de sus perros que era una combinación entre verduras, arroz y carne. Cuando ambos colocaron los platos en el suelo, cinco perros de diferentes tamaños aparecieron y no tardaron mucho en comerse su comida.

—Y esto es para ti, Tobías —dijo Andrea mientras le enseñaba un plato menos profundo al gato. Él se removió en mis brazos y saltó hacia el suelo. Cuando masticaba, hacía pequeños ruidos que me hacían querer uno propio.

🚫 No me conoces 🚫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora