Tamara Ferrer
Fui vertiendo la sal de color en el frasco, me ayudé con un palito de metal para evitar que la imagen se deformara. Seguí cada una de las indicaciones de la profesora, pero, aun así, se notaba que me faltaba experiencia.
Llené por completo el frasco y lo tapé para llevarlo a que me revisaran. La profesora me hizo unas cuantas preguntas y al final me dio unos consejos para poder mejorar.
Durante las tres horas de la clase realicé uno más y otro se quedó a la mitad. El primero que hice fue un pingüino, mi animal favorito, y los otros dos fueron cosas que la profesora nos dio a elegir con distintos grados de dificultad.
Con el último tuve más confianza y me planteé hacer un atardecer en la playa, lástima que el tiempo no estuvo de mi lado.
Después de recoger mis cosas de mi lugar, me despedí de mis compañeros de primero, con los que he intentado ser cordial al no tener mucho acercamiento con ellos. Apenas si cursaba un par de materias y la mayoría del tiempo me concentraba en lo que estaba haciendo en las clases, lo que dejaba muy poco espacio para conversar.
Al salir del edificio, me di cuenta de que las farolas del exterior se estaban prendiendo, el sol se estaba ocultando y solo faltaban unos minutos para que todo fuera cubierto por la noche.
Mientras caminaba hacia el auto, iba mirando los tres frascos que tenía en las manos; trataba de no hacer mucho movimiento con el que tenía el atardecer para no destruirlo en el proceso.
Apenas levanté mi cabeza, me di cuenta de que alguien caminaba a mi encuentro. Me extraño verla a estas horas, se suponía que Abby se encontraría con sus compañeros para hacer un proyecto de un comercial y por eso no comió con nosotros.
—¿Hola? —saludé, aunque sonó más a pregunta.
—No deberías estar tan sorprendida.
—Perdona, pero en el mes y medio mes que llevo aquí, muy raramente alguien me espera y menos tú, así que sí, estoy sorprendida.
—En ese caso, déjame hacerlo una vez más.
Abrió su mochila y de ella sacó una caja envuelta en papel para regalo. En cuanto me la dio, la sostuve con mis brazos, lo cual le dio la oportunidad de quitarme los pequeños frascos de mi mano.
—¿Puedo?
—Adelante.
Con su mirada atenta a mis acciones, desgarré el papel y cuando supe que era, sentí cómo mi boca se abría de la impresión. Era una figura armable de mi personaje de videojuegos favorito, el cual llevaba tiempo buscando, pero casi siempre estaba agotado, tenía miedo de que lo descontinuaran antes de que yo obtuviera uno.
Estaba a punto de abrazarla por la emoción, pero me contuve, todavía no había esa confianza como con Leo y Ren y no quería que se sintiera incómoda conmigo a su alrededor.
—2-1 Ferrer.
—Estoy segura de que vamos iguales.
—No lo creo. Admítelo, gane, soy buena dando regalos y sin duda te sorprendí.
Mordí mi labio inferior y cerré ligeramente mis ojos, mientras la veía sonreír con alarde. No quería darle la razón, pero la tenía.
—Puedo igualar el marcador.
—¿Qué planeas?
—¿Tienes hambre? Quería ir a cenar a algún lado aprovechando que mi abuelo salió y que mi mamá llegara tarde. Yo invitó, tú escoges.
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🚫 No me conoces 🚫
RomanceUna traición hizo que Tamara Ferrer tuviera que reconstruir su vida al lado de su madre, lo que las hizo mudarse a Amston, una ciudad que guarda viejos y nuevos amigos. Mara tendrá que adaptarse a la universidad, conocer a más personas, salir de su...