Abigaíl Rossi
Apenas abrí los ojos, sentí cómo estos pesaban. Me senté de golpe cuando entendí que esta no era mi habitación y un fuerte dolor apareció en mi cabeza. Llevé mis manos hacia mis sienes para poder apaciguar aquella sensación y evitar que el lugar diera vueltas, pero lo que más me asustó fue haber despertado con ropa que no era la mía.
Miré por toda la habitación de Ferrer y encontré mis pertenencias en una silla, todo muy bien ordenado. A un lado mío estaba una tableta con aspirinas, las cuales no dudé en tomar. El agua que bebí me ayudó a alejar la resequedad y el horrible sabor de mi boca. Apenas sí pude leer la nota que estaba en el mueble, por todo lo que mi cuerpo estaba soportando.
"No será un lindo despertar, pero espero que esto pueda funcionar".
No fue inmediato, pero lentamente me fui sintiendo mejor y mi mente aprovechó para torturarme con los recuerdos de la noche anterior.
Una de las últimas cosas que recordaba era a Thiago besando a una chica. Me asqueó ver cómo ellos subían las escaleras de aquella casa. Ni siquiera esperó a que nuestra ruptura se enfriara para estar con alguien más y en cuanto sus palabras llegaron a mis pensamientos, no dudé en tomar cualquier bebida que me encontraba, mis inseguridades atacaron y me hicieron creer que él tenía razón, podía conseguir a cualquiera sin esfuerzo. Me reemplazó en un parpadeo, algo que yo difícilmente haría.
Lo que no entendía era qué estaba haciendo en la casa de Ferrer, la noche anterior había hecho una llamada, pero no recordaba a quién. Tomé como pude mi celular, ignoré los cientos de mensajes de mi hermana, Ren y Leo para buscar el historial de la aplicación. En ella aparecía que había hecho una videollamada grupal.
Después de comprender lo que había pasado, me levanté con cuidado de la cama para evitar que el dolor apareciera de nuevo. La calidez que sintieron mis pies descalzos fue reconfortante ante el frío que hacía. Caminé en dirección hacia Ferrer que estaba dormida con su perro, él me miraba atentamente, pero no hacía ningún ruido.
Antes de ir a despertarla, un cuadro sobre un caballete se apoderó de mi atención. Era un paisaje nevado con muchos pinos que abrían el paso a un lago congelado, sobre él estaba una chica castaña que portaba un vestido negro con algunos toques de azul. Ella estaba de espaldas al espectador y aunque su rostro estaba a la vista, aún le faltaban detalles para que estuviera acabado.
No había conocido la forma en que Mara hacía arte y una admiración creció en mí al notar cada detalle que había puesto en cada pino, en el lago congelado que lograba reflejar a la chica y sobre todo en ella. Era como si aquella imagen en cualquier momento pudiera cobrar vida.
Deslicé mis dedos por el lienzo, la superficie era lisa con algunos relieves. Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, retrocedí unos pasos y eso me llevó a ponerle más atención a cada uno de los objetos que estaban en la habitación.
Había un pequeño mueble con varios estuches en fila, supuse que se trataban de videojuegos al ver un par de consolas en lo más alto. En algunos espacios habían pequeñas figuras de criaturas fantásticas y algunas otras de humanos con vestimentas extrañas.
Apenas me acerqué a su escritorio, me di cuenta de que la alfombrilla que le había regalado ya estaba debajo de su teclado y mouse. Eso por alguna razón me recordó que Thiago nunca había usado algo que yo le regalaba. Era algo tonto, pero aquel pensamiento hizo que una lágrima resbalara por mi piel. ¿Cuánto tiempo pasé queriendo algo que no era bueno?
Sin quererlo, mis inseguridades me hicieron hacer cosas que nunca había hecho antes. Celarlo, vigilarlo, pelear a cada rato, incluso intentaba no decir nada enfrente de mis amigos para que ellos no nos vieran discutir. Cuántas veces me dijeron lo mal que estaba y yo no les hice caso.
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🚫 No me conoces 🚫
RomanceUna traición hizo que Tamara Ferrer tuviera que reconstruir su vida al lado de su madre, lo que las hizo mudarse a Amston, una ciudad que guarda viejos y nuevos amigos. Mara tendrá que adaptarse a la universidad, conocer a más personas, salir de su...