21_ El hijo prodigo

534 59 3
                                    


Benjamin

Mi trabajo de repartidor era cada vez más aburrido, aunque me servia para recorrer la isla.

Pensaba seriamente en probar otros empleos, tiempo tenía de sobra.

Pasaba mis días trabajando o en el gimnasio que estaba frente a comisaría.
Ahí conocí varios agentes y personas de la cuidad.

Ese día decidí cambiarlo todo, estaba aburrido de la rutina de siempre.

Ya había estado de observador mucho tiempo.
Habia llegado mi momento de ser participe y darle un giro a la tranquilidad de Los Santos.

Tome mi coche azul y me dirigí al taller.

Al llegar me dispuse a entrar, pero en la puerta un hombre con un sombrero me detuvo.

- Buenas - dijo éste
- Buenas
- Dígame
- Armando? Pero si usted y yo ya nos conocemos
- Como que nos conocemos? - pregunto curioso acercándose para verme mejor - Eres Jacob?
- No lo diga tan alto por favor

Armando me hizo pasar al taller y subir a la oficina para hablar más tranquilos.

Teníamos que ponernos al día.

- Que paso contigo? - me preguntó
- Bueno, me llego una llamada de Rusia. Fui contactado para adiestrar soldados para una guerra. Un puto magnate y sus guerras privadas. No se si está al tanto de la guerra que hubo en Ucrania? - le conté - Como fueron las cosas por aquí?
- Hemos vivido momentos muy malos
- Algo llego a mis oídos, pasa que yo tuve que marcharme. Que fue lo que paso?
- Te acuerdas de aquel que se llamaba Fred?
- Si, andaba con otra persona más, si no recuerdo mal
- Si, si Dan
- Creo que fueron los iniciados en ver caer a uno de sus compañeros, puede ser?
- Puede ser, si. El tema es que fue una trampa
- Infiltrados!
- Si
- Y están muertos?
- Uno de ellos no tengo ni idea su paradero y el otro anda en la ciudad

Sus palabras me sorprendieron realmente.
Por que los traidores seguían vivos?

- Su nombre?
- Gustabo

Hubo unos segundos de silencio.
Se notaba a Armando bastante inquieto por este asunto.
Decidí ayudarlo

- Sus características?
- Es rubio, con su pelo rapado de derecha a izquierda, con barba así blanca. Ojos azules. No suele vestir de uniforme, va con camisas y chaleco. Lo vi un par de veces y usa el chaleco.
- Lo investigaré. Preguntaré entre mi gente, a ver que se sabe de ese tal Gustabo.
- Por lo que he averiguado es un alto cargo de la policía. Pero no se exactamente que cargos tiene.
- Haré algunas investigaciones y cualquier cosa te voy indicando.

Minutos más tarde, terminada con la reunión, me decidí a poner manos a la obra.

Tenía que investigar sobre ese tal Gustabo pero sobre todo tengo que saber de Conway.

Es hora de investigar la comisaría!

Me dirigí a un Amunation y lo robé.
Sin auto ni plan de huida.

Llame a la policía.

Tardaron más de media hora en llegar, pero no huí.
Cuando el agente llegue simplemente me entregue

- No vino con vehículo? - pregunto el oficial al verme
- Me trajeron pero de hecho estoy arrepentido
- Quiere entregarse?
- La verdad es que si

Me esposo y me subió al patrulla.

Llegando a comisaría simplemente me liberó, sin multas ni tiempo de cárcel.

Camine lentamente al gimnasio.
Había mucho que pensar y ahí podía relajarme.

Tenía que planear muy bien cada movimiento antes de actuar.

Decidí contactar con viejos conocidos para empezar el negocio, ese que deje atrás en esta ciudad hace tantos años pero que me pertenecía.

Mi objetivo no había cambiado.
Voy a joderle la vida a mi padre.

Y por la puerta del gimnasio entraron...

- Voy a empezar a entrenar porque quiero poder aguantar corriendo tete. - dijo un joven moreno con un corazón grabado en su cabello
- No tiene sentido venir al gimnasio. Es una pérdida de tiempo. - dijo otro rubio que pegaba a la descripción que Armando me había dado anteriormente.

Podría ser? Pensé.

- No piensas hacer nada? - Le increpó el moreno.
- No - respondió el rubio sentándose en un rincón
- Y para que viniste?
- Porque tu me pediste que te acompañe gilipollas
- Ya están peleando? - les dijo una muchacha rubia que se subía a la caminadora pegada a mi

Se abrió la puerta del gimnasio y bingo!...
Entro Jack Conway. En estas semanas jamas habia coincidido con él

Se dirigió hasta donde se encontraba el joven rubio

- No piensas entrenar Gustabin?
- No
- Hacer ejercicio te ayudará a tu trabajo de policia
- Pues, no me interesa
- Por que no quieres hacer ejercicio? - parecía comprensivo al hablar con él.

Había algo diferente en el trato del superintendente con ese joven a comparación con resto del cuerpo policial.

- No necesito ejercicio. Así estoy buenísimo! - respondió el rubio riendo

Conway dio una carcajada y de alejó para empezar con sus ejercicios

Baje de la caminadora y me senté a su lado.
- Puedes usarla si quieres - le dije - Ya terminé por hoy
- Cuanto tiempo hay que usarla masomenos? - me preguntó
- 20 minutos mínimo
- Aay no! Que pereza. - dijo disgustado
Reí.

Tenía asegurarme qué sea ese Gustabo.

- Eres policía? - Le pregunté para iniciar conversación
- Podría decirse - respondió simple

Por la puerta del gimnasio entró otro hombre.
Moreno, alto y todo vestido de negro y con una placa en el cinturón.

A él si lo recordaba, Freddy Trucazo.
Trabajo en el taller de Armando hace años atrás.

Tenia una mafia junto con su hermano la SL.

Paso por mi lado mirando al rubio.

El joven también lo miró, su rostro se iluminó y se dibujo una pequeña sonrisa.
Sonrisa que el moreno le devolvió.

Éste camino hasta donde entrenaba Conway y le habló en confianza.

- Y tu a que te dedicas? - me pregunto de repente el joven que seguía sentado a mi lado
- Repartidor
- Es un buen trabajo?

Levante mis hombros con gesto de resignación.

- Pensaba probar de basurero
- Ese trabajo es una mierda. Yo fui mucho tiempo basurero y no te lo recomiendo.
- Y como terminaste siendo policía?
- Pues, la vida es una hija de puta y te cruza con personas que arruinan tu vida - dijo mirando fijo a Conway

Los jóvenes que llegaron con él se acercaron

- Vamos Gus? - dijo la rubia
- Al fin! - respondio el joven ojiazul parándose. - Un gusto amigo! Si llega a necesitar algo, soy Gustabo Garcia puede preguntar por mi en comisaría.
- Mucho gusto. Carlos es mi nombre.

Los 3 jóvenes se fueron hablando fuerte y riendo.

Ya tenia su nombre y por la descripción parecía ser él

En esta corta conversación llegué a la conclusión de que no estaba muy feliz como policía.

Salí del gimnasio rumbo a mi casa.
Era hora de juntar a la banda.

Iba a empezar llamando a Travis y que él se encargue de juntar un grupo de confianza para traer la metanfetamina a la ciudad.

Esto tenía que ser a lo grande.

El calavera había vuelto a Los Santos e iba a hacer que Conway tiemble al enterarse.

Los Santos del infierno.  Pólvora Y Fuego.   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora