49_ La caravana

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Gustabo

Los nervios me carcomian por dentro, tomé mi moto y me dirigí a la base militar de Zancudo, Freddy venía detras mio en su auto.
Esperaba llegar a tiempo. Si era necesario ponerme en contra de Conway lo haría, pero no podía dejar que lastime a Jacob.
Los motivos? Uno, era mi hermano. Dos, algún día esto cargaría en los hombros de Jack al enterarse que es su hijo.
Que podía hacer, es la familia de mierda que me había tocado. Que estaba mejor antes de conocerlos? Sin ninguna duda.

Entramos en la base tratando de no ser vistos por la seguridad, seguimos hasta el fondo, a uno de los tantos angares.
Llegamos para encontrar un río de sangre y al viejo riendo como desquiciado.
- Que hiciste? - le grité al ver el cuerpo de Jacob tirado en el suelo.
- Gustabin al fin haz llegado. - dijo riendo.

Me acerque hasta donde estaba Jacob tirado y le tome el pulso, era muy débil. Estaba muy golpeado y le había cortado 2 dedos de la mano izquierda.

- Hay que llevarlo al hospital - le dije a Freddy que lo levantó y lo subió a su coche.
- Que haces Trucazo? Deja a ese aquí que no he terminado - grito Conway.
- Si! Ya terminaste. Hay que llevarlo al hospital. Estas loco viejo! - dije tomando del brazo al mayor.

En ese momento, el mayor se dio vuelta y me tomo con fuerza, me esposo.
- Tu y yo vamos a tener una charla.
- Suéltame! Que haces? Se te fue la puta olla.
- Suéltalo neno. Debes calmarte. - Freddy bajo rapido de su vehículo al ver lo que el mayor estaba haciendo.
- Tu no te metas. Esto es entre mi hijo y yo. Tienes muchas cosas que aclarar Gustabin.
- Llévalo al hospital, yo estaré bien. - dije mirando a Freddy.
El moreno dudo unos instantes si dejarme solo con el desquiciado del superintendente.

Jacob necesitaba asistencia médica urgente y sinceramente creía que Conway no sería capaz de lastimarme, al menos eso esperaba.

Freddy subió al auto, lo arranco y se fue acelerando.
- Estamos solos viejo, que es lo que quieres?
- Quien eres? - el mayor hablaba mientras caminaba hacia unas cajas metálicas ubicadas en el fondo del angar donde nos encontrábamos.
- Soy yo.- le dije sin dejar de mirar cada movimiento que realizaba.

De las cajas saco una jeringa y un liquido amarillo transparente.
Se acercó hasta donde yo estaba y me miró sonriente.
- Ahora vas a decir todo. - me inyectó con la jeringa en el cuello.

Pasaban los minutos, el hombre caminaba de un lado para otro en silencio como león enjaulado. De repente se volvió a parar frente a mi.
- Ahora si Gustabin! Eso sí eres tu realmente. Dime por qué no estás tomando las pastillas.

Que? Todo esto era por es mierda de pastillas? Pensé.

- No las necesito, tengo todo controlado. Ya no he tenido ningún problema, no hay voces, no hay perdida de memoria.
- Hace cuanto no las tomas?
- Nunca las tome realmente. Siempre hice que las tomaba pero las escupía. No me hacían bien, me dejaban tonto.
- Eso es imposible.
- Es la verdad. No tengo por qué mentirte, ya no sirve de nada hacerlo.
- Vamos a hacer de cuenta que te creo.  Que te perece Gustabin? - El viejo sonrió de lado acercándose más a mi. - Quien mato a Armando y a los otros?
- No lo se. Ojalá hubiera sido yo.
- No lo sabes? Estas seguro?
- Si viejo. Ya suéltame y vamonos de aquí.- quería ir a ver a Jacob y sabía que si seguíamos en esta conversación no llegaríamos a nada bueno.

Camino hasta quedar detrás de mi y me soltó las manos.
- No creo ni una palabra que sale de tu boca. Eres una rata mentirosa.- dijo Conway caminando para volver a ponerse delante mío.
- Hablo de ratas el más rata! Y mentiroso? Tu eres el rey de las mentiras Conway.
- No me digas así. - gritó.
- Y como quieres que te diga? Papi?- no pude evitar reír a caracajadas. - Nunca te diré así. Tú solo arruinaste mi vida, desde el día que te conocí todo se fue a la mierda. Por tu puta culpa termine como terminé.
- Mi culpa? Se te fue la puta olla Gustabin, te uniste a una mafia y trataste de matarme, se te olvida?
- Quien me llevó a terminar así? Se te olvidan los maltratos constantes? Que esperabas? Si golpeas a un perro una y otra y otra vez termina por atacarte.
Yo no quería esto para mi vida. Tu me metiste en esa mierda del CNI y por eso la CIA me llevó, estuve años encerrado, no tienes idea lo que pase allí.
- Yo también estuve ahí, también fui entrenado por ellos, drogado, torturado y...
- Pero yo no quiero ser como tú. - grité interrumpiendo sus palabras.

Caminé alejándome de aquel hombre porque sentía que podía matarlo.
La voz de mi cabeza gritaba que lo matemos, temía perder el control.

Subí a mi moto y me alejé del lugar a gran velocidad. Esa discusión me había dejado muy mal sabor de boca.
Recordar todo el pasado, el tiempo en El Edificio, el puto nivel 8 y sus torturas, una vida llena de puta mierda para cuando logré encontrar un minimo de felicidad, cuando al fin tengo a alguien que me ama de verdad, tener que dejar todo.
Estaba arrepentido con mi trato con el círculo, ya no quería irme de la isla, no así.
Tenía derecho a vivir una vida normal, jamás lo había podido hacer. Tener un padre, un hermano, una pareja, un perro, una casa y amigos con quienes salir, era mucho pedir?
Pero ya no había vuelta atrás, tenía que hacerme cargo de mis actos.

Conduje hasta el hospital, allí estaba Freddy esperando noticias de Jacob.
- Como esta? - le pregunté abrazándolo.
- Esta muy grave, entró en cirugía. Le faltan 2 dedos, tiene pedazos de piel arrancadas, las piernas quebradas y varias costillas. Perdió mucha sangre. - beso mi cabello y acaricio mi espalda.

No quería imaginar la guerra que se desataria en las calles si Jacob muriera. Todas las bandas y mafias de la ciudad se levantarían contra la policía. La ciudad quedaría reducida a cenizas.

Mis sentimientos eran confusos, que podía sentir por alguien que no sabía que existía hasta hace poco tiempo? Pero por otro lado, sabía que la vida de Jacob también había sido una mierda. Torturas y entrenamiento desde pequeño, también merecía poder encontrar la felicidad.
No podía acabar así. El calavera podía soportar eso y mucho más. Algo dentro de mi me lo decía.

Las horas pasaban y nadie nos traía noticias de Jacob. Cuanto más habría que esperar?
Hasta que al fin salió un doctor de la sala de cirugías.
Nos acercamos para recibir noticias.

- Ustedes son familiares?- pregunto mirándonos.
- Yo traje al hombre al hospital. Soy el comisario. - le dijo Freddy muy serio y sin paciencia.
- El paciente está fuera de peligro pero deberá quedarse en observación por un par de días ya que las heridas de su piel tienen que ser tratadas con sumo cuidado. Y no hubo manera de salvar los dedos, llego demasiado tarde. Haré un informe para entregarlo a la policía. Se sabe quien le hizo eso?
- Lo encontré en la calle. Estamos haciendo la investigación. - le respondió Freddy sin dar mucho detalle.
- Cuando podremos verlo? - dije.
- Mañana ya podrá recibir visitas. - dijo el médico dando media vuelta y alejándose de donde estábamos.

Caminamos hasta la salida.
- Necesito mostrarte algo. - dije caminando hasta donde estaba mi moto. - Sígueme!
Subí al vehículo y lo arranqué.

Conduje hasta al parque de caravanas de Señora Desert, que esta al norte de las granjas aolicas de Ron Alternates.
Allí tenía una caravana que había comprado para mi.

- Que lugar tan horrible. Por qué te gusta?- dijo Freddy al bajar de su coche y caminar hasta la puerta de una vieja caravana donde yo estaba parado.
- Por que criticas mi hogar? Acaso yo fui a tu casa a decirte que era muy fea?
- Mi casa te parece fea?
- No! Pero ese no es el tema. Aquí viviré desde hoy. - dije sonriente.
- Dijiste que este sería tu tapadera pero vivirías conmigo. Lo olvidaste tan rápido Tabito?- Freddy me abrazó y me beso mi mejilla.
Solo sonreí, era verdad cada palabra de lo que me decía, pero ahora dadas las circunstancias estaba dudando si era buena idea quedarme donde el mayor.

Entramos a la pequeña vivienda. Se veía terrible, era deprimente.
A Pogo le encantaba! Eso la hacía más terrible todavía.

- Esta noche me quedaré aquí. Mañana iré por algunas cosas a la casa de Conway. Dejaré a Snowy en casa de Isidoro hasta que Jacob se recupere.
- Tienes todo bien planeado, verdad neno?
- Claro que si. - dije sonriendo.
- Miedo me da lo que pasa por esa cabecita tuya. - dijo Freddy y me abrazó.

Ojalá pudiera explicarle que todo lo que estaba a punto de hacer era por él, por mis padres del corazón, por Isidoro. Ojalá fuera diferente. Ojalá no fuese a morir en unas semanas.

Los Santos del infierno.  Pólvora Y Fuego.   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora