41_ Asuntos pendientes

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💬 Días antes...

Gustabo

Al fin había llegado el día del alta medica.
Podía abandonar este hospital.

Primero, debía encargarme de mis secuestradores que estaban siendo custodiados en el barrio de los Ballas por Cloe y su gente.
Segundo, tenía que sacar de mi organismo el maldito tratamiento que mantenía a Pogo dormido, ahora que habíamos aprendido a convivir en paz, necesitaba sus habilidades listas para cuando fuera necesario.
Y tercero, pero no menos importante, dejar todos mis asuntos resueltos. La fecha límite se estaba acercando y debía tener todo listo.

También estaba el asunto de Nick Hunter, debía ocuparme de encontrarlo y matarlo por traicionar al círculo.
Sabía que Volkov no había dejado de rastrear su paradero pero si buscaban su rastro como me habían buscado a mi, no lo iba a encontrar jamás.
Tenía una carta bajo mi manga, Anya.
Ella lo encontraría en pocos días.

- Que bien te ves Gus! - dijo Clara entrando a la habitación, como era su costumbre sin golpear.
- Sigues sin golpear antes de entrar, verdad? Un día me vas a encontrar desnudo. - dije burlón.
- Ya estas listo? A tiempo? Quien eres y que hiciste con mi niño?
- Solo soy yo, el verdadero yo.
La pelirroja me miró confundida. No tenía intención de explicarme.

Pero era una realidad.
Me había cansado de actuar como alguien que no era, se había terminado eso para mí.

- Aquí tienes tus pastillas. - me entregó un frascos con las malditas píldoras color azules que la CIA me suministraba.

Esperaba poder ocuparme yo mismo de esa maldita agencia y de cada uno de los hijos de puta que me habían torturado y drogado tantos años, los que tenían secuestrado al hijo de Freddy y los que tenían amenazada a la familia de Gonzalo y al esposo de Clara.

Tome el frasco y lo guarde en mi bolsillo.

Pasados varios minutos llego Conway a buscarme para llevarme a mi nuevo hogar.
- Tarde jefe! - dije al verlo pasar por la puerta.
Levantó sus cejas sorprendido al verme ponerme de pie y caminar hasta fuera de la habitación.

- Supuse que todavía no estarías listo.
- Excusas - dije negando con la cabeza.

Caminamos a la salida donde estaba parada Clara esperándonos.
Me dio un fuerte abrazo y me beso en la mejilla.
- Cuídate! Y me llamas cualquier cosa. Y llama a Noah.
- Lo haré, todos los días. Lo prometo.

Fuera del hospital me esperaba el auto negro que solía usar el superintendente cuando no estaba de servicio. Subí de copiloto abrochado el cinturón de seguridad.
El mayor arranco en dirección a la zona rica donde sería mi nueva morada, la última en esta ciudad.

- Llegamos Gustabin! - la voz de Conway era tranquila, creo que nunca había escuchado ese tono de voz en él. Lo cual me decía que estaba haciendo bien las cosas.

Uno de mis objetivos era crear momentos padre e hijo con este hombre, así cuando ya no esté pueda recordar cosas felices. Por ahí parecía una pérdida de tiempo hacerlo, pero realmente quería que todos estuvieran bien luego de mi partida.

Recorrí la casa como la primera vez, realmente no recordaba mucho el lugar. Me fascinaban las alfombras rojas.

- Vas a cocinar para mi? - pregunte al mayor sentándome en el sillón y mirándolo.
- Si es lo que quieres, lo haré.
- Es lo que quiero.

Conway arremango su camisa y empezó con los preparativos.
Camine y me pare junto a él para hacerle compañía.

- Esta noche quisiera que alguien se quede a hacerte compañía. Llama a Gonzalo o a Horacio. - dijo el mayor sin dejar de mirar sus labores.
- Pues quédate tu. A menos que no puedas.

Los Santos del infierno.  Pólvora Y Fuego.   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora