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Capítulo 4: El primer encuentro.

Llévame despacio - Paulina Goto

Cellbit.

Estaba acomodando los instrumentos que ocuparíamos para tocar. Quackity, un gran amigo de la familia me había pedido ambientar su boda, además de componer su canción de vals.

Habíamos llegado temprano para ensayar un poco y afinar nuestros instrumentos, la canción que compuse la cantaría solo, esta vez sin la segunda voz de Pac o Bagi.

-Listo, Cellbo -Bagi dejó un pequeño golpe en mi hombro, negué mientras revisaba mis notas, me aprendí la canción, pero por alguna razón estaba muy nervioso, la compuse en base a algunos momentos que había presenciado de la pareja, pero no la habían escuchado, sentía que tal vez no era lo suficientemente buena-. Vamos, no le des más vueltas al asunto, los invitados están entrando.

La ceremonia se llevaría a cabo en el gran jardín trasero del palacio Las Nevadas, todo era muy bonito, las decoraciones predominaban en colores rojo y azul en un tono muy sutil. El patio estaba adornado con muchas flores y varias fuentes estaban acompañando el romántico ambiente.

Sacudí un poco mi saco para evitar algunas arrugar, ese día opté por algo más formal, traía puesto un traje color negro, camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y unos zapatos iguales al traje de charol, brillaban a causa del reflejo del poco sol que todavía se asomaba por el horizonte, mi cabello suelto caía por los lados de mi cabeza, dejando algunos mechones enfrente; según mis hermanos parecía dios griego o algo así.

Desabroche mi saco antes de sentarme en mi lugar correspondiente, podía  ver perfectamente a el novio desde aquí, a mi lado izquierdo estaba una silla vacía, seguida de la que ocupaba una niña, parecía pelearse con su padre por el vestido que traía puesto, negué con la cabeza, probablemente a mi lado se sentaría algún niño hijo de papi, que desagradable.

Me acomode en mi silla cuando vi que la música empezó a sonar, nosotros solo ambientaríamos la fiesta, pestañee calmado cuando un gran revuelo se escucho a mis espaldas, giré la cabeza con el ceño fruncido, pero rápidamente mis cejas se alzaron con asombro. En la entrada a la pequeña carpa donde se haría el ritual, estaban dos personas tratando de tocar a un chico descaradamente, arrugué la nariz por lo desagradable que se veía, pronto una sensación invadió mi cuerpo, algo me atraía a seguir viendo a ese guapo chico.

Sacudí mi cabeza varias veces tratando de olvidar esa sensación, cuando voltee nuevamente hacia la entrada, todo se había calmado, los dos sujetos ya no estaban y el chico venía en mi dirección, la extraña cosa que sentí en mi cabeza se esfumo por completo. Debo de admitir que ese chico es muy atractivo.

Su cabello castaño estaba sujeto con ayuda de una especie de bandana color vino, casi rojiza, haciendo que sus pobladas y perfectamente depiladas cejas resaltaran, ojos color café, un color tan adictivo para mi, profundos y misteriosos, que recorrieron toda la carpa cuidadosamente. Labios ligeramente rojos, brillantes, apasionados, esponjosos, perfectos diría yo, algo que llamó mi atención fue su marcada mandíbula que pude observar cuando giró su rostro para saludar a una chica rubia. Él tenía un cuerpo hermoso, cubierto con un ajustado traje color vino al igual que su bandana, dejaba apreciar su definida cintura, piernas largas y brazos pronunciados, sus clavículas resaltaban gracias a la desabotonada camisa blanca que traía, igual a mi, los dos primeros botones.

Me di cuenta que lo había estado observando demasiado, agité mi cabeza y me puse derecho en mi silla, pronto, lo vi pasar, parándose a un lado de mi.

-Disculpa, ¿Podrías dejarme pasar?-su tono frío y distante me descoloco, solo asentí con la cabeza y me pare, él paso y volví a mi anterior posición.