One shots «KookV/Vkook»

Closer to you [KookTae]

Jungkook era definitivamente la peor influencia que Taehyung tendría jamás, pero cada vez que quedaba con él la adrenalina se apoderaba de él y solo quería más y más.

Jungkook era el típico chico que todas las madres temerían cerca de sus hijos: tatuajes, undercut, perforaciones en las orejas, la ceja y el labio, pantalones rotos y anchos, toda la vestimenta negra y una actitud que dejaba mucho que desear.

Constantemente utilizaba un lenguaje vulgar al que sus amigos estaban más que acostumbrados, fumaba y bebía de vez en cuando y por supuesto había probado algunas cosas aún peores.

Lo malo no era eso, sino que estaba arrastrando a Taehyung con él creándole una dependencia que estaba haciendo que todo rastro de su inocencia desapareciese.

Había faltado a clases en la universidad y sus notas estaban bajando por pasar tanto tiempo con el pelinegro y lo peor de todo es que le importaba bien poco.

Jungkook no estudiaba, sino que trabajaba esporádicamente en la construcción sin estudios ni cualificación, pero con fuerza bruta le bastaba y sobraba para seguir las indicaciones que le daban.

Era la quinta vez en el mes que se escapaba de su casa en la noche porque si Jungkook le decía que se viesen en 10, no había nada que replicar.

Ni siquiera eran novios y tampoco planeaba sacarle el tema. Jungkook andaba constantemente por ahí diciendo que Taehyung era su chico y aquello era todo lo que necesitaba saber.

Obviamente se puso ropa oscura para pasar desapercibido, incluyendo una sudadera negra del propio Jungkook que le había regalado unas semanas atrás.

Como había acostumbrado a hacer, usó el árbol junto al tejado que daba a su ventana para bajar hasta el jardín, donde posteriormente iría hacia la parte trasera de la casa y escaparía saltando la verja trasera. Sus padres le habían quitado la llave, pero aquello no impediría nada.

Caminó en el silencio de la noche un par de calles hasta la ubicación que Jungkook le había mandado. Tardaría unos 8 minutos en llegar.

El pelinegro ya estaba en el punto de encuentro con la capucha puesta y una mochila a su hombro. Su espalda estaba recostada en la pared mientras lo esperaba y esbozó una leve sonrisa apenas lo vio.

—Ahí estás —dice con una sonrisa que se tornó traviesa antes de atraerlo por la cintura y juntar sus labios de forma brusca y necesitada, colando directamente su lengua en la boca ajena. Bajó su mano hasta que apretó el trasero de Taehyung, soltándole un jadeo que lo llenó de orgullo —¿vas a venir luego a mi casa verdad?

—Debería volver a casa antes de que mis padres despierten.

—Solo será un ratito y te enseñaré cosas nuevas, ¿sí?

—Está bien —acede encogiéndose de hombros antes de volver a besarlo, jugando con su piercing del labio por un tiempo.

Desde que se conocieron, Taehyung le había entregado a Jungkook todas sus primeras veces y no se arrepentía de ello. El castaño era demasiado bueno con él a pesar de lo que sus padres dijesen.

Era cierto que ambos tenían una dependencia enfermiza porque no podían estar un solo día sin verse, pero qué más daba si sencillamente querían estar juntos.

Jungkook nunca lo había obligado a una sola cosa, simplemente le ofrecía y le enseñaba asegurándose de cuidar de él.

Taehyung era como su proyecto personal y pensaba corromperlo y arrastrarlo a su mundo cada vez sin importarle las consecuencias.