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Ivy Slora sabía que era una persona normal; una mujer promedio, con una vida universitaria para convertir su mayor pasatiempo en su profesión. Su talento y pasión la llevaron a ser la mejor de su clase, sacando calificaciones altas y ganándose el respeto de los profesores.

El amor por el arte siempre estuvo en su corazón desde pequeña. Sus padres la impulsaron a explotar esa creatividad sin esperar que se convirtiera en lo que la sostendría económicamente en un futuro.

Ivy nunca ha estado sola en su vida. Sabía que siempre tendría a Zach y sus padres como red de apoyo, sin embargo, no entendía últimamente el comportamiento de su querido amigo. A veces actúa como cuando eran niños; dulce, amable y cariñoso, pero después cambiaba a una persona fría y distante.

Este patrón confuso comenzó cuando Ivy tenía 15 años, aún no daba su primer beso. Había hecho un dibujo de lo que representaba sus expectativas de ese primer momento. Se había imaginado e ilustrado una escena romántica y cliché; la lluvia dejando empapada a la pareja dibujada, el chico cargaba con facilidad a la chica y sus bocas estaban juntas compartiendo un "beso de amor verdadero".

Todas sus amigas ya habían dado paso a esa primera aventura y le compartieron para lo que ellas fue una maravillosa práctica.
Ivy estaba anhelando esa vivencia. Tanto, que no quería pasar vergüenza con su futuro primer novio al no saber besar y le pidió a Zach consejos de cómo hacerlo bien.

-¿Es en serio? -Zachary volteó a verla mientras se cambiaba la playera dejando su torso al descubierto.

Era cierto que aunque Zach tenía 16 años, su cuerpo era mejor que el de cualquier atleta, jugador de fútbol americano o hockey. Tenía hombros anchos, era alto, estaba tonificado de los brazos y abdomen. Realmente tenía cara de adolescente, pero cuerpo de adulto. Era atlético, hacía un poco de ejercicio al estar en el equipo de rugby de su preparatoria, pero era impresionante lo bien definido que tenía su cuerpo. Cualquier chica se quedaría embobada al verlo e Ivy no era la excepción.

EamonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora